Continuación


VIII. MARIA: MADRE DE LA IGLESIA

La fe católica enseña que la Virgen Santísima es madre de todos los creyentes, desde el momento que el Redentor en la cruz le encomendó el cuidado a Juan, el discípulo amado, quien “la recibió en su casa” (Juan 19,26-27); cosa que no fuera necesaria si El Señor hubiera tenido más hermanos carnales. Ella fue desde ese momento como nos asegura la tradición antigua el soporte espiritual de los apóstoles y discípulos de la naciente comunidad cristiana (Apocalipsis 12,17).


IX. TESTIMONIO DE LOS SANTOS PADRES DE LA IGLESIA

Para los Santos Padres de la Iglesia la “Virginidad de María” era una creencia común, así por ejemplo: San Ignacio de Antioquía martirizado en el año 107, repetía varias veces en sus escritos que “Jesucristo nació de la Virgen María”. Hipólito, sacerdote romano muerto por Cristo en el 213, escribe: “La virginidad de María es un misterio que el mundo no puede comprender, y que se ha cumplido en el silencio de Dios”. En este mismo siglo, otro gran apologista Orígenes, rechazaba las charlatanerías de un judío llamado Celso que negaba la virginidad de María; San Efrén Muerto en el 373, decía de ella: “Tú eres la más pura en el alma y en el cuerpo, tú sobrepasas en castidad, en pureza y en virginidad a todas las criaturas”. En este mismo año, San Ambrosio, obispo de Milán (Italia), redactó una carta a su hermana religiosa en Roma, en la que agrega: “Quién más casta que la madre que ha traído a su Hijo al mundo permaneciendo virgen. Ella era virgen pero no-solo de cuerpo sino también de espíritu”. San Basilio (+458), subraya: “Los amigos de Cristo no pueden aceptar que la madre del Señor haya perdido su virginidad”. Asimismo, San Atanasio (+599), escribió: “María permaneció virgen hasta el fin”. Mientras tanto, el célebre Doctor de la Iglesia San Agustín, obispo de Hipona (+430), agregaba: “Jesús nació de madre intacta, pues concibió siendo virgen, siendo virgen dio a luz, y murió virgen”.


X. MARIA Y LOS PADRES DE LA REFORMA PROTESTANTE

Los fundadores de la reforma protestante, como Lutero, Zwinglio, Calvino y Bucero; no negaron la integridad y la virginidad de la Madre del Hijo de Dios, pero sí lo hicieron sus discípulos inmediatos; tradición que se ha mantenido en todas las iglesias y sectas de esta denominación.


EL TRASLADO DE LA SAGRADA CASA DE NAZARET

Luego de la estadía de José y María en Belén, para cumplir las ordenes del emperador César Augusto, con motivo del censo del año 7 a.C., y del nacimiento allí de Jesús, la santa familia debió huir a Egipto, para salvar al Niño Dios de las tropas del rey Herodes el grande, que buscaban a todos los primogénitos menores de dos años para matarlos.

Fallecido el monarca y pasado el peligro, los tres regresaron para asentarse en Nazaret, pequeña aldea de la provincia de Galilea, en donde José ejercía como carpintero, oficio que aprendió el joven Jesús.

La palabra Nazaret quiere decir “Flor de Galilea”, como la llamaba San Jerónimo. La actual ciudad no está situada en el mismo lugar, pues fue arrasada por los musulmanes y levantada nuevamente entre los siglos XII y XIII.

En el siglo IV, la emperatriz Santa Helena edificó en torno de la casa donde vivió María, una basílica que fue sustituida por otra de estilo bizantino, en el año 420. Luego los cruzados construyeron una tercera en el año 1100 y se encargó de su custodia a la órden franciscana.

Según relatan los archivos históricos de Jerusalén, durante la dominación islámica se impidió a los religiosos católicos celebrar el sacrificio de la misa. Cuenta la tradición que mientras permaneció la clausura, en e interior de la iglesia se oían todas las noches música y cánticos celestiales, mientras un resplandor emanaba del santo lugar.

Posteriormente, se desató un terrible incendio en toda Nazaret, en la noche del 9 de mayo de 1291; cuenta una leyenda piadosa que los ángeles arrancaron parte de la construcción y la llevaron a la colina de Raunizza, Dalmacia, región montañosa costera en Croacia (ex-Yugoslavia). Allí permaneció tres años. Luego, en otra noche, la del 9 al 10 de diciembre de 1294, el recinto fue trasladado a cinco millas de Recanati, en la provincia de Ancona, Italia, en el bosque lauretano o de Loreto.

Pero este no fue su lugar definitivo. Allí estuvo sólo ocho meses, pues el trozo de casa fue colocado por tercera vez una milla más lejos, sobre una colina perteneciente a los señores nobles de Rainaldi. Un cuarto designio divino envió la edificación al camino que lleva desde el bosque de Recanati a las orillas del mar Adriático.

Lo que la leyenda no cuenta es la razón de tanto traslado, ni por qué los seres celestiales sólo se llevaron la mitad. El hecho es que los católicos de la región levantaron primero un pórtico en torno a la sagrada casa. Luego se construyó un templo gótico, hasta que el papa Paulo II, en el siglo XV, mandó a construir el actual santuario de Nuestra Señora del Loreto. Todos los pontífices, desde Bonifacio VII, en el siglo XII, hasta Benedicto XVI han reconocido con solemnes actas canónicas el origen milagroso de la casa.

No contento con las bendiciones papales, el gobernador del Tersat, en Dalmacia, Nicolás Frangipano, envió a Nazaret una comisión encargada de investigar el hecho. Allí se encontró los cimientos y el suelo restante del aposento bíblico. También se confirmó la semejanza de los cortes y de las medidas de las piedras y morteros de ambas edificaciones. Asimismo, el ya mencionado Bonifacio VII y Clemente VII (siglo XVI), comisionaron a Dalmacia y Nazaret embajadas pontificias para comprobar el milagro. Del mismo modo, el cardenal Bartolini tomó piedras, tanto de la casa de Nazaret como la de Loreto, para que el químico Francisco Bassi las examinara. Este declaró en 1857 que todos los elementos son de la misma especie, compuestos por yeso, carbón natural y paja, nunca usados en las construcciones antiguas en Italia. Investigaciones realizadas en el año 2006, demostraron también lo dicho anteriormente.

La casa de María en Nazaret se componía de una gruta excavada en la roca, tal como se conserva dentro de la basílica de la Anunciación. Las medidas de la gruta son 5.50 metros de profundidad, por 6.14 de ancho y 3.85 de alto. El resto de la morada, es muro de piedra, fue el que los ángeles llevaron a Loreto. La segunda parte de la casa es una habitación oscura de 9 metros de largo por 4 de alto y ancho. Las paredes son de piedra rojiza. En el centro hay un altar con una imagen de la Santa Madona atribuida a San Lucas, la cual fue robada en 1797 por las tropas napoleónicas y rescatadas en 1801 por mediación de Pío VII.



LAS APARICIONES DE LA VIRGEN MARIA

En la historia del cristianismo la Virgen María ha jugado un papel especial, pues desde sus mismos orígenes hasta nuestros días se han registrado infinidad de apariciones suyas; se calculan que son cerca de mil. Solamente en el siglo XX se presentaron casi 500 manifestaciones marianas en 100 partes distintas. Es importante anotar que todas guardan cierta relación con la visión que narra el Apocalipsis (12,1), que dice: “Apareció en el cielo una gran señal: una mujer envuelta en el sol como en un vestido, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza”. Del mismo modo, todos los videntes describen a la madre del Redentor como una mujer hermosísima no mayor de 20 años, con facciones bien delineadas, un rostro maternal y puro, en ocasiones sonriendo o con una mirada triste; además radiante y luminosa, pero se le puede mirar a la cara sin hacerle daño a la vista. Incluso, tomando a veces los rasgos típicos de cada región, como en México donde se mostró como una princesa azteca.

Sus vestimentas son de diferentes tonalidades, en Fátima apareció con un traje blanco sujeto por un cordón dorado y un manto bordado en oro; en Lourdes, de blanco con una cinta azul en la cintura, en el convento de las hijas de la caridad en París se dejó ver toda de blanco, y en Guadalupe, lo primera aparición reconocida oficialmente por la iglesia romana, tenía una túnica rosada con un manto azul verdoso. Igualmente, sus ropajes pueden ser un símbolo de protección para el creyente, como ocurrió con la revelación a San Simón Stock de Nuestra Señora del Carmen con un manto café y un velo blanco. Asimismo, la Santísima Virgen se ha dado a conocer con diferentes títulos como: “La Inmaculada Concepción”, “La siempre Virgen María”,”La Virgen del rosario”, “La Reina de la paz” del “cielo” y demás.

Otra cosa en común, es que antes de las apariciones se presenta un ángel como antesala de las mismas, la virgen puede verse sola, otras veces al lado de José y el pequeño Jesús en brazos, con los ángeles Custodios, o Juan Bautista y Juan Evangelista. También van acompañas de luces, rayos y truenos, olores y música celestial, hechos milagrosos como el manantial que hizo brotar en Lourdes, que ha curado a miles de enfermos; lluvia de pétalos que desaparecen antes de tocar la tierra, caída de copos de nieve o una especie de escarcha; o la famosa danza del sol en Fátima, ante la mirada atónita de casi cien mil personas.

Ya en cuanto los mensajes son de diferentes características, pues pide insistentemente el rezo del rosario, la penitencia, comunión reparadora, promesas y palabras de consuelo, lugares de culto a su devoción, además para poner fin a una epidemia o anunciar un futuro castigo si el mundo no deja de ofender a Dios. Ahora bien, las personas escogidas para estos eventos sobrenaturales van desde papas, cardenales, obispos, fundadores de órdenes religiosas, monjes del desierto, misioneros en tierras lejanas, místicos, emperadores, caciques, madres de familia, mendigos, niños o por medio de los sueños como ocurrió con el sacerdote San Juan Bosco en Turín (Italia).

De estos videntes podemos destacar al indígena san Juan Diego a quien la Virgen de Guadalupe, le dejó impresa su imagen en su capa en el cerro del Tepeyac (México), en 1.531. Santa Catalina Labouré, monja vicentina a quien se le manifestó Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, en París en 1.830. A los niños Melania y Maximino, en La Salette, en los Alpes franceses, en 1846. A una aldeana adolescente de nombre Santa Bernardé Soubiriú, en la gruta de Massabielle (Francia), en 1.858. Al igual, que a los tres Pastorcitos: Lucia y sus primos los beatos Francisco y Jacinta, en el valle de Cova de Iría (Portugal), en 1.917.

La Iglesia Católica aclara que la “revelación divina” terminó con la venida del Mesías a la tierra (Hebreos 1,1-2), cuyo mensaje quedó concluido con la muerte de Juan, el último de los apóstoles, en el año 102 D.C. (1 Juan 1,1-3). Por lo tanto, estas apariciones marianas que han sido certificadas como auténticas después de un largo y detallado estudio, y las que se encuentran en este proceso por las autoridades eclesiásticas, son consideradas como “revelaciones particulares”, que tienen como meta ayudar a vivir más plenamente la fe del pueblo de Dios, de acuerdo a la doctrina del magisterio de la Iglesia.


LA VIRGEN DE GUADALUPE

I. EL RELATO HISTORICO

La aparición de la Virgen de Guadalupe se remonta a los tiempos de la conquista de América, en los territorios de México a manos de Hernán Cortés; cuando en el año 1531 y a escasos doce (1519) de la llegada de los españoles, al recién convertido indio Juan Diego Cuauhtlatoatzin (El águila que habla), se le manifiesta la Reina del Cielo en el cerro del Tepeyac desde el 9 de diciembre hasta el 12 del mismo mes. Ella lo saluda en su lengua nativa el náhuatl, y se llama a sí misma con el nombre de Coatlaxopeuh, que significa “aquella que pisa la serpiente” (comparar con Génesis 3,15). Envía además un mensaje a fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México. Es la voluntad de la Santa Señora, que se le construya un templo en su honor en el sitio de las apariciones, en donde ella se encargará de oír las súplicas de quien la invoque, y de remediar todos los males por su bendita intercesión.

Como era de esperar al pobre indígena se le tildó de loco, pero en vista de su insistencia el alto prelado le manda a pedir a la Señora del Cielo alguna señal divina. La Virgen asede a esta petición y manda a su siervo a cortar diferentes rosas de Castilla en el mismo cerro. Aquí se produce el primer milagro, pues como lo confirman los botánicos era imposible que el frío mes de diciembre, pudiera florecer de forma natural las rosas, en lo alto del monte. Al llegar al palacio obispal y estando solamente en su presencia, el indio Juan Diego deja ver su blanca capa en donde había guardado las rosas tocadas por la Señora, y para asombro de todos aparece la preciosa imagen de la Virgen Santísima. El mismo jerarca la llamó con el nombre de “Guadalupe”, en recuerdo de una advocación mariana en Extremadura, España, y coloca la milagrosa tilma en su capilla privada, hasta que se construyó la primera iglesia en el sitio De las apariciones. El santo indígena se trasladó a vivir en una pequeña celda en el cerro del Tepeyac, dedicándose a la oración y a la atención de los peregrinos hasta su muerte el año de 1548.



Otro hecho importante es que en torno a la Virgen de Guadalupe se creó pronto una enorme devoción, se logró en los primeros diez años la conversión de no menos de ocho millones de aztecas y la unidad de su pueblo fracturada por la conquista extranjera. Ya sobre las pruebas históricas se encuentran plasmada en el código Escalada, descubierto por un jesuita español, y fechado en el mismo año de 1548. Igualmente, se conoce el famoso relato Nican-Mopohua, escrito por el también indio Antonio Valeriano, entre los años 1545 y 1550.


II. MILAGROS Y ANALISIS CIENTÍFICOS

La tilma o ayate es una pieza fabricada con fibra de maguey, el manto consta de dos partes, en el centro se puede distinguir una costura de hilo del mismo origen que las mantiene unidas. Sus medidas son aproximadamente 1,66 metros de largo por 1,05 de ancho.

Llama la atención para los expertos textiles como la manta que estuvo expuesta directamente al medio ambiente, el polvo, insectos y la intensa humedad; hubiera creado una especie de protección natural durante al menos los 116 primeros años de su exposición, posteriormente fue protegida por una urna de cristal. Es casi imposible que una capa que suele tener una duración máxima de veinte años, se conserve intacta y con aquella viveza en sus colores después de más de 470 años.

Tampoco se explica como ha resistido los negros vapores de infinidad de candelabros y lámparas que ardían día y noche a Escasa distancia de la impronta. Además la tilma ha sufrido la continua frotación de cientos de miles de estampas, distintivos, banderas, escapularios, medallas y manos; sin afectarla en lo más mínimo.

En 1791 mientras un orfebre limpiaba el marco de oro y plata que protege la imagen, un frasco de ácido nítrico se derramó accidentalmente sobre la parte superior del ayate, según los especialistas la caída de este ácido corrosivo hubiera provocado una considerable destrucción al tejido; pero nada de esto sucedió. Aparece eso sí, una mancha amarilla que está desapareciendo con el tiempo. Asimismo, en la mañana del 14 de noviembre de 1921, un obrero Depositó un ramo de flores cargado con dinamita en el altar mayor de la antigua basílica; la bomba hizo impacto a escasos metros de la urna. La explosión demolió las gradas de mármol del altar mayor, los candelabros, floreros, ventanales de la casa vecinas y un Cristo de latón de dobló; pero para sorpresa de todos, ni siquiera el cristal que cubría la imagen de la Virgen sufrió ningún daño.

En el año 1785 se fabricaron don copias de la Virgen Morena, con los mismos materiales y por los mejores pintores de la época; sin embargo las reproducciones no fueron iguales a la original, y con el tiempo se fueron descolorando y deshaciéndose. En el año 1936 el premio Nobel de química, Ricardo Kuhn examinó dos fibras del manto, llegando a la conclusión que el origen de los colores, no pertenecían a ningún elemento animal, vegetal o mineral. Seguidamente, en el año 1979 se llevó acabo nuevas investigaciones por científicos de la NASA, con el apoyo de la tecnología moderna. Se descubrió que toda la imagen de aquel tosco e imperfecto material no fue pintada por mano humana; el rostro de la Guadalupana es perfecto y no tiene ningún trazo de pincel. La túnica rosa y el manto azul son tan brillantes y coloridos, como si acabaran de ser hechos, además tienen un simbolismo, pues son los colores del dios supremo de los aztecas, sólo el emperador podía utilizarlos; sobresalen en el pecho unas cintas negras que eran llevadas por las indígenas embarazadas. Así la Madre del Redentor presenta a su Unigénito al Nuevo Mundo. La Señora también está sostenida por un ángel cuyas alas son de las plumas del Tzinitzcan, usadas por los aztecas para confeccionar los ornamentos más preciosos y considerados superior al oro. Las estrellas que lleva en su vestido, corresponden a la exacta posición de las principales constelaciones en el solsticio del invierno, es decir, del momento de la aparición. Por lo tanto, toda la Virgen de Guadalupe es un mensaje cifrado de acuerdo a la cosmovisión de los nativos mejicanos.


III. LOS OJOS DE LA VIRGEN

Para los científicos lo que más les llamó la atención, han sido las figuras humanas descubiertas mediante ampliaciones por computadora, en los ojos de tan sólo cuatro milímetros; en ellos aparecen entre otros el santo vidente y el obispo Zumárraga. Incluso, si se pasa un haz de luz con un oftalmoscopio en los ojos negros de la Virgen, se puede apreciar como el iris brilla y adquiere profundidad; fisiológicamente son perfectos, tal cual como si estuvieran vivos.


IV. LA EMPERATRIZ DE AMERICA

La Virgen de Guadalupe Fue declarada en el año 1910 por el Papa San Pío X, como “Celestial Patrona de toda América y las Filipinas”; su fiesta religiosa se celebra el 12 de diciembre. Su basílica es la segunda más visitada en todo el orbe católico, después de San Pedro en el Vaticano. Son innumerables los milagros, las curaciones, las gracias y conversiones que se le atribuyen a la “Morenita del Tepeyac”, cumpliendo así la promesa que le hizo a San Juan Diego: “No estoy yo aquí que soy tu Madre”.


LOS ANGELES: MENSAJEROS DE DIOS


I. FUNDAMENTO BIBLICO Y TEOLOGICO


La etimología de la palabra “ángel” procede del latín angelus, y este a su vez del griego ágguelos o mal’akj en hebreo, que quiere decir “mensajero” o “servidor” de Dios (Hebreos 1,7). El Papa San Pío X (1835- 1914), decía que “los ángeles son las criaturas más nobles creadas por Dios”; son inmortales, tienen voluntad propia, poseen conocimientos más amplios y su poder es muy superior a los hombres (Salmo 103,20; 2 Pedro 2,11). Su apariencia puede ser como un relámpago, y sus vestiduras blancas como la nieve (Mateo 28,3); además están siempre en la presencia del Padre Eterno (Mateo 18,10), y constituyen su ejército celestial (Salmo 148,2). Sobre su número las Escrituras aclaran que son “millones de millones” (Daniel 7,10; Apocalipsis 5,11).

Santo Tomás de Aquino (1225- 1274), enseñaba que los ángeles fueron creados antes que el hombre, porque un ángel rebelde fue el culpable de la caída de nuestros primeros padres. Se admite entonces que el Padre del cielo los creó en un principio, Cuando sacó de la nada el universo (Concilio de Letrán, 1215); y como agrega San Agustín (siglo V), separó la luz (los ángeles buenos), de las tinieblas (los ángeles malos). Hay en estos seres espirituales tres instantes: su creación, la prueba de obediencia a que fueron sometidos por Dios, y el premio en el cielo para los ángeles fieles, y el castigo en el infierno para los ángeles desobedientes.

San Gregorio Magno (540- 604), afirmaba que “casi todas las páginas de la revelación escrita, dan testimonio de los ángeles”. En la Biblia se registran cerca de 400 veces; tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En la vida del Hijo de Dios, se encuentran desde su nacimiento en el portal de Belén, hasta su triunfante resurrección en Jerusalén, y regreso al cielo. Por eso, Cristo Jesús es superior a todos ellos (Hebreos 1,4), creados por él (Colosenses 1,16); y sometidos bajo su autoridad y poder (Juan 1,51; 1 Pedro 3,22).


II. LOS ANGELES EN LAS DIFERENTES CULTURAS Y TRADICIONES

La tradición judeocristiana, y la misma historia universal dan testimonio de estos seres celestiales; en todos los países hablan en cierto modo de ellos desde hace más de cuarenta siglos atrás. Su existencia está atestiguada en el Islam, el hinduismo, el budismo, las religiones de la China, Indonesia, los Aztecas, los Incas, y en el Zoroastrismo. Asimismo, en las culturas ancestrales del Oriente como los Cananeos, Asirios; de los Sumerios hay un registro documentado que muestra una imagen de un ángel con aspecto humano y enormes alas que flota sobre la tierra. En el valle del Eufrates se halló una figura de un ángel que tiene 4.500 años, y en Babilonia y Egipto en las puertas de los templos y palacios, había grandes esfinges de piedra de estos seres del cielo; con rostro humano, y alas, cuerpo y patas de animales como toro o león.


III. DIVERSAS APARIENCIAS


En los viejos escritos en hebreo los ángeles carecían de alas, en el sueño de Jacob, él observa una escalera que llegaba hasta el cielo, por la que subían y bajaban los mensajeros celestiales (Génesis 28,12); cuando juzgan necesario adoptan temporalmente figura humana, su hermosura física puede ser tan atractiva como la de aquellos dos ángeles que le advierten a Lot sobre el terrible castigo contra Sodoma y Gomorra. Todos los hombres, desde el más viejo hasta el más joven, rodearon la casa de Lot, y le gritaban: ¿Dónde están los hombres que vinieron a tu casa esta noche? ¡Sácalos, porque queremos acostarnos con ellos! (Génesis 19, 4-5). En forma de cinco jinetes resplandecientes que protegían los ejércitos de los Macabeos, lanzando flechas y rayos contra sus enemigos en el campo de Batalla (2 Macabeos 10,29-30). Igualmente, al no tener sexo pueden verse en forma femenina, como la visión del profeta Zacarías (5,9). O también de una forma tan esplendorosa que hasta el mismo San Juan se quiso postrar ante uno de ellos para adorarlo (Apocalipsis 22,8-9).


Santa Cecilia en el siglo III, en su noche de bodas fue protegida por un ángel que la santa veía detrás de su esposo, el cual estaba dispuesto a matar al joven si hubiera osado en hacerla su mujer. Después de la conversión de su esposo Valeriano, el mismo ser luminoso les ofreció a ambos guirnaldas como regalo del cielo. San Isidro Labrador (1086- 1150), era sustituido en sus faenas agrícolas mientras asistía a misa, por dos ángeles con figura de robustos peones que le ayudaban con la yunta de bueyes. Santa Hildegardis de Bingen (1098- 1179), observó a un querubín que expulsaba con una espada de fuego a los espíritus del aire que la atormentaban. A santo Tomás de Aquino en su juventud, un mensajero celestial le ató a su cintura una correa de fuego que lo protegió contra los pecados de la castidad. Santa Francisca Romana (1384- 1440), tuvo cerca toda su vida a un ángel que se le presentaba bajo la forma de un niño de unos nueve años de edad (La misma que tenía un hijo suyo, muerto en su infancia), con largos cabellos rubios, ojos hermosos, vestido con una túnica blanca como la de los diáconos en la liturgia. El ángel estuvo cerca de Francisca aun en las violentas luchas que ella tuvo que sostener con el Diablo. Este ángel niño permaneció a su lado durante 24 años, y luego fue sustituido por otro aún más resplandeciente que el primero, y de jerarquía superior, que se quedó con ella hasta el día de su muerte. Se le aparecía con frecuencia hilando o tejiendo con un hilo de oro, el de la vida de la santa. Cercana su muerte, Francisca vio al ángel tejiendo cada vez más rápido los hijos de la tela, casi ya terminada. San Martín de Porres (1579-1639), hacia en las noches una procesión en su convento de Lima (Perú), con una pesada cruz, custodiado por cuatro seres celestiales portando antorchas. Santa Catalina Labouré (1806- 1876), en el convento de las hijas de la caridad en París (Francia), un ángel en forma de un niño de cuatro o cinco años, vestido de blanco y con un resplandor a su alrededor, la condujo a la capilla al encuentro con la Virgen María. A Santa Gemma Galgani (1878- 1903), su confesor le había ordenado que para descartar una aparición demoníaca, hiciera la señal de la Cruz, rociara agua bendita, e incluso escupiera; un día que el ángel se le presentó, ella le escupió el rostro e intentó apartarlo, pero él no se movió. En donde cayó su saliva, a los pies del ser angélico, creció una rosa blanca; en las hojas estaba escrito en letras doradas “todo se acepta por amor”.

Por su parte, la hermana Lucía, vidente de las apariciones de la Virgen María en Fátima, narró que antes de aparecerse la Señora en el año 1917, se presentó “un joven, de catorce o quince años, más blanco que si fuera de nieve, el sol lo hacía transparente como si fuera de cristal, y era de una gran belleza”. Este personaje celestial se hacía llamar “ángel de la paz”, y les traía la comunión a los niños. Lo mismo ocurrió con Santa Faustina Kowalska, quien al caer enferma de tuberculosis en 1937, un serafín le trajo durante 13 días la eucaristía. La mística suiza Adrienne Von Speyr (1902- 1967), tuvo una visión de la Madre de Dios rodeada de ángeles, algunos eran tan grandes como ella, y otros pequeños como niños.

En el año 1124, dos años antes de morir San francisco de Asís, cuando se encontraba meditando en el monte Alvernia, fue estigmatizado por un serafín que tenía tres pares de alas resplandecientes, llevaba en sí la imagen de un Crucificado, que le enviaba rayos de fuego a sus manos, a sus pies y al costado derecho. Santa Teresa de Ávila hacia el año 1559, tuvo una visión de un querubín en forma de un pequeño niño alado, que con un dardo de oro largo y con punta de fuego le traspasaba el corazón varias veces (Transverberación). Igualmente, San Pío de Pietrelcina, en el año de 1912, mientras se encontraba rezando en el convento de San Juan Rotondo, recibió los estigmas (invisibles), de un personaje celeste armado con una lanza que le penetra el corazón; este ángel del Señor es el mismo que antes había estado junto a él en su batalla contra el Maligno. En el año 1918, el padre Pío recibe los estigmas visibles de una imagen de Cristo Crucificado, cuando unos haces de luz le penetran las manos, los pies y el costado izquierdo.

A Santa Catalina de Suecia (1331- 1381), se le representa frecuentemente junto a un ciervo, que apareció varias veces misteriosamente para ponerla a salvo. Por su parte, San Juan Bosco en su autobiografía narra que desde los años 1854 a 1883, contó con la protección milagrosa de un enorme perro que él llamaba “Gris”. Este lo salvaba de los continuos ataques criminales que era objeto el santo, aparecía y desaparecía súbitamente en diferentes regiones, nunca se le vio comer o beber agua, ni tampoco envejecer. Por eso el sabio Gheon escribe: “la providencia divina puede servirse de un perro, un ángel tiene la posibilidad de hacerse aparecer de cualquier forma”.

Más sorprendentes aún, son los nuevos informes que se pueden relacionar con los ángeles; pues en el año 1962 el astronauta norteamericano John Glenn, mientras se encontraba en su cápsula en órbita alrededor de la tierra, relató haber visto algo así como un enjambre de luciérnagas luminosas por varios minutos. En 1982, los cosmonautas soviéticos de la estación espacial Salyut-7, presenciaron durante diez minutos a siete enormes seres con forma humana y alas inmensas. Dos semanas después, la tripulación de otra nave rusa, la Soyuzt-7, vivió la misma experiencia.


IV. MISIONES DE LOS ÁNGELES


Algunos padres de la iglesia como San Papías (discípulo del apóstol San Juan), hacia el año 130 d.C., o San Justino mártir (siglo II) y San Ireneo (135-202), identificaron cinco misiones angélicas:

1. Son los ministros de Dios en el universo, se encargan del movimiento de los astros y los fenómenos de la naturaleza como las estaciones, la lluvia y el viento.

2. Custodian las naciones del mundo (Daniel 10,13.21; 12,1). En las apariciones a los tres videntes pastorcitos de Fátima, un ángel se les presenta como el guardián de Portugal.

3. Dan a conocer a los hombres la ley de Dios (Hechos 7,38; Gálatas 3,19).

4. La protección y ayuda a los seres humanos con los “ángeles de la guarda” (Génesis 48,16; Salmo 34,7; 91, 10-11; Mateo 4,6; 18,10; Hechos 12,15; Hebreos 1,14). Interceden por nosotros ante el trono divino (Job 33,23-24; Zacarías 1,12; Tobías 12,12). Al respecto, San Basilio (siglo V) agregaba: “Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlos a la vida”.

Se encuentran casos como:

La venerable María de Jesús Agreda (siglo XVII), relata en su libro “La Mística Ciudad de Dios”, que la Bienaventurada Virgen María tuvo desde su nacimiento mil ángeles para su custodia personal.

San Juan de Dios (1495- 1550), fue ayudado por un ángel cuando iba a caer al suelo llevando una pesada carga.

San Francisco de Sales (1567- 1622), veía al ángel de la guarda de un seminarista quien camina delante de él, cuando fue ordenado sacerdote tuvo otra visión del mismo ser del cielo caminando detrás de él

La vidente Magdalena de la Cruz, dice: “Veo a los príncipes y grandes de la tierra con ángeles de superior jerarquía, Delante del trono del Papa veo siempre cuatro querubines”.

Santa Gemma Galgani, durante las noches su ángel protector extendía sus alas sobre su cama, para cuidarla de los ataque físicos del Maligno

San Pío, el fraile capuchino estigmatizado, que mandaba a su ángel custodio para cumplir misiones especiales.

5. El día del juicio final los ángeles del Señor serán los encargados de despertar a los muertos, y separar a los justos de los pecadores (Mateo 13,41; 16,27; 24,31; 25,1ss). Para el Islam, es llamado Israfil, ángel de la muerte que tocará las trompetas de aquel gran día.


V. LA CORTE ANGÉLICA


Sobre el origen de la corte angélica se remonta al monje sirio Dionisio Areopagita, del siglo VI; basándose en las cartas de San Pablo (Colosenses 1,16; Efesios 1,21; 3,10). Se describen nueve órdenes de ángeles en tres jerarquías, de mayor a menor tenemos:

Los serafines, que rodean a Dios y viven en eterna alabanza; los querubines, guardianes de la gloria de Dios, y los tronos, sublimes y muy por encima de toda actitud terrena.

Las dominaciones, que son los custodios del mundo; las virtudes, portadores de gracia y amor, y las potestades, que gobiernan las estrellas y la naturaleza.

Los principados, que tienen la capacidad de guiar a otros hacia Dios; los arcángeles, reconocidos individualmente y hechos santos, y los ángeles, que están más cercanos a los hombres.

Esta clasificación fue aceptada por el Papa San Gregorio I, pero no se considera dogma de fe.


VI. LOS TRES ARCANGELES


Las Sagradas Escrituras mencionan a tres de estos seres celestiales con nombres propios:

SAN GABRIEL (Fuerza de Dios): Se sienta a la izquierda de Dios, Jefe de los querubines, es el ángel de la misericordia, la revelación y la muerte. En el Nuevo Testamento le comunica a Zacarías que sería el padre del precursor del Mesías (Juan Bautista) (Lucas 1,11-20), es el portavoz de la anunciación a María (26-30). Algunos teólogos piensan que fue el ángel que consoló a Jesús en el huerto del Gethsemaní (22,43), y el que toca la trompeta en el libro del Apocalipsis. Uno de los frescos más antiguos sobre este arcángel, se conserva en una capilla de la Vía Apia, en Roma; probando así que desde el principio fue venerado en la Iglesia Católica. San Gabriel es también nombrado por los musulmanes, quienes creen que fue el mensajero celestial que sirvió como transmisor de la palabra de Alá, cuando dictó el libro del Corán a su profeta Mahoma (siglo VI D.C.). La beata Ana Catalina Emmerich (1774- 1824), tuvo una visión en el momento de la anunciación, y lo describe como “un joven esplendoroso, con cabellos rubios y sueltos”

SAN MIGUEL (Quién como Dios): Para los hebreos es el ángel protector frente al poderío de Persia y Grecia, antiguo patrono de la sinagoga. En la Iglesia de Oriente, así como entre los teólogos de Occidente, se nombra a San Miguel como virrey del cielo, príncipe De la luz, jefe de todos los ejércitos angelicales, custodio de la Iglesia Católica desde hace más de diez siglos, acompañante de las almas en la eternidad, y el ángel del juicio final (1 Tesalonicense 4,16). Es además, el guerrero celestial que peleó con el Diablo encima del cuerpo de Moisés (Judas 9); y en el cielo contra el Dragón y sus ángeles rebeldes (Apocalipsis 12,7). Es pues, el símbolo del eterno triunfo de la luz sobre las tinieblas.

Se le han construido enormes santuarios en su honor como:

- El Castel Sant´Angelo (Castillo del Santo Ángel), edificado sobre el mausoleo del emperador Adriano en la ciudad de Roma. Aquí se le representa en una estatua de bronce desde lo alto de la fortificación, con resplandeciente armadura, en el acto de envainar su espada mientras contempla la Ciudad Eterna, cuando se posó durante una epidemia, en tiempos del pontificado de San Gregorio Magno en el año 590.

- El Monte Gargajo (Italia), en el siglo VI, y que domina el mar Adriático. Cerca de esta iglesia, el 8 de mayo de 663, los longobardos obtuvieron la victoria en la batalla naval contra la flota sarracena, y en recuerdo de este triunfo, atribuido a una aparición del ángel guerrero, dio origen a una segunda fiesta litúrgica, unificada después para el día 29 de septiembre.

- El monte Saint Michel, en la costa francesa, coronado por una antigua abadía Benedictina del siglo XI. El oratorio fue erigido en el año 709. El lugar era un pico que emergía sobre el bosque de ScissY; se afirma que inmediatamente después de haber cumplido monseñor Aubert con el mandato del arcángel, se produjo una tremenda marea que le dio al lugar su forma actual.

Por otra parte, en un espacio de dos años, San Miguel se le apareció a Santa Juana de Arco (1412- 1431), en compañía de Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita.

El Papa León XIII compuso una oración invocando la protección del santo arcángel, que fue enviada a todos los obispos en 1886. Esta plegaria nació después que el Vicario de Cristo al terminar una misa, tuvo una visión de los espíritus infernales que se juntaban sobre la ciudad eterna de Roma. La oración es la siguiente:

“San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla; sé nuestro auxilio contra las maldades e insidias del Demonio. ¡Te suplicamos que el Señor te lo ordene! Y tú, príncipe de las milicias celestiales, con el poder recibido de Dios, arroja en el infierno a Satanás ya todos los demás espíritus malignos que merodean por el mundo para la perdición de las almas”.

En 1900 durante la revuelta de los boxers en Pekín (China), muchas personas vieron aparecer en el cielo a una mujer vestida de blanco y a su lado a un guerrero resplandeciente de luz, con grandes alas blancas, rodeado por un escuadrón de ángeles. Se piensa que era San Miguel, y que la aparición significó protección para la ciudad. En memoria de este hecho prodigioso se levantó un monumento.


SAN RAFAEL (Medicina de Dios): Es el guardián del árbol de la vida en el Edén (Génesis 3,24), y jefe del órden de las virtudes, es además el ángel de la providencia, que cuida a la humanidad y a los peregrinos. En el Antiguo Testamento le sirvió de guía a Tobías, indicándole como devolverle la vista a su padre Tobit en Nínive (11, 7-8). Es “uno de los siete ángeles que están al servicio del Señor y que puede entrar ante su presencia gloriosa” (12,15).


VII. LOS ANGELES EN LA IGLESIA CATOLICA


La Iglesia Católica le da un culto de veneración a los ángeles (Colosenses 2,18), además celebra en su liturgia el 29 de Septiembre la fiesta de los Santos Arcángeles Gabriel, Miguel y Rafael; y el dos de octubre la de los Santos Angeles de la Guarda. Hay otro arcángel llamado “Uriel” (Fuego de Dios), es el ángel de la retribución y el arrepentimiento; transmite a los hombres el conocimiento divino e interpreta la profecía. Es nombrado en el libro apócrifo (de procedencia dudosa) de Enoc; su misión fue advertirle a Noé, sobre el castigo del diluvio universal. Algunos escritores piensan que fue el ángel que combatió toda la noche contra Jacob en Penuel, cambiándole su nombre por Israel (fuerza contra Dios) (Génesis 32,24-28). Sin embargo, en el año 745 un concilio provincial convocado por el Papa Zacarías lo excluyó de la jerarquía angelical. Más recientemente, la Congregación para el Culto Divino de la Santa Sede, ha prohibido darles nombres propios a otros ángeles; para no caer en la llamada “angeología”, tan de moda con la “nueva era” o “era de Acuario”; que indican como contactarse con estos “seres de luz” por medio de técnicas de espiritismo, juegos de cartas y libros de esoterismo.


VIII. REFLEXION FINAL


Juan Calvino (1509- 1564), uno de los padres de la reforma protestante, hizo una hermosa plegaria sobre los ángeles, que dice: “Como dispensadores de la providencia divina, nos guardan, interceden por nosotros, guían nuestros pasos y nos libran de todo mal”.


EL DIABLO Y LOS DEMONIOS


I. FUNDAMENTO BIBLICO Y TEOLOGICO


El Diablo y los demonios eran ángeles que vivían en la presencia del Altísimo. Dios creó a Satanás para la gloria, pero hizo una libre elección hacia el mal (IV Concilio de Letrán). San Agustín (354-430), decía que “el Diablo estuvo en la verdad, pero no perseveró. Su defecto no estuvo en su naturaleza sino en su voluntad”. Su caída se debió a tres razones:

Su propio orgullo, cuando se quiso igualar a Dios. Al respecto, escribía el profeta Ezequiel: “Tu belleza te llenó de orgullo, tu esplendor echó a perder tu sabiduría” (28,17). La misma opinión tiene San Pablo (1 Timoteo 3,6). De hecho, el mismo Demonio le dijo en cierta ocasión al Santo Cura de Ars: “Yo puedo hacer todo lo que tú haces, puedo imitarte también tus penitencias, te puedo imitar en todo, una sola cosa no puedo hacer, no puedo imitarte en la humildad”.

La envidia y los celos que sitió cuando el Creador decidió hacer al hombre a su “imagen y semejanza” (Sabiduría 2,23-24).

Una vez el Diablo cayó en su falta, persuadió a otros compañeros a seguirlo. Según la Biblia fue una tercera parte de ellos (Apocalipsis 12,4; Daniel 8,10). San Isidoro de Sevilla (560-636), dice que “Dios quiso que las almas de los justos ocuparan en el cielo, el lugar vacío que había dejado los ángeles rebeldes”. San Macario (290-347), afirmaba que los ángeles caídos “son tan numerosos como las abejas”; y San Atanasio, patriarca de Alejandría (295-373), hablaba que el espacio está repleto de demonios. Desde entonces no hubo lugar para estos espíritus del mal en el cielo (Apocalipsis 12,8); teniendo como morada dos lugares:

El infierno o gehenna (en griego): Donde el fuego nunca se apaga (Mateo 5,22; 13,49-50; Marcos 9,43-48); llamado también como el abismo (Lucas 8,31; Apocalipsis 11,7; 17,8; 20,1-3); Horno de fuego (Mateo 13,42); lugar de tormento (Lucas 16,28) y de tinieblas (Mateo 8,12). Porque “Dios no perdonó a los ángeles que Pecaron, sino que los arrojó al infierno y los dejó en tinieblas; encadenados y guardados para el juicio” (2 Pedro 2,4; véase también Juan 16,11; Judas 6).
Santa Francisca Romana (1384- 1440), tuvo una visión en la que ve en diferentes partes del infierno y con diferentes tormentos, a los ángeles que se pusieron delante de Lucifer, según el grado y jerarquía que tenían antes, deben sufrir más los de mayor categoría. Igualmente, en una sección de exorcismo el P. Cándido Amantini se dirigió al espíritu inmundo con ironía: ¡Vete de aquí, el Señor te ha preparado una bella casa, y muy caliente!”. A lo que el demonio contestó: “Tú no sabes nada. No fue El (Dios) quien hizo el infierno. Fuimos nosotros. El ni siquiera se lo había pensado”.

Desde entonces el “reino de los cielos” y el “reino del averno” tienen varias diferencias: del primero es luz, bien, amor, felicidad y sabiduría; del segundo, oscuridad, mal, odio, amargura y confusión (comparar con Hechos 26,18; Romanos 13,12; Efesios 5,11, 1 Tesalonicenses 5,5).

Satanás y sus ángeles fueron lanzados a la tierra (Apocalipsis 12,9). Por eso, Jesús lo llama como “príncipe de este mundo” (Juan 14,30; 16,11); Para San Pablo es “el dios de este mundo” (2 Corintios 4,4); que junto con los espíritus del mal habitan en el aire (Efesios 2,2) o en el cielo (Efesios 6,12). Todo el mundo yace en poder del Maligno (1 Juan 5,19); su poder es poder de tinieblas (Lucas 22,53) y lo ejerce en el mundo (Lucas 13,16); no porque lo haya creado, sino porque está lleno de pecado y pecadores (Génesis 6,5-6.11-12; 7,1; 8,21; Eclesiastés 4, 1-3); el mundo viene de Dios, y lo mundano del Diablo (1 Juan 2,16).

Los libros apócrifos del judaísmo, como (Henoc 53,3), describe a los demonios como ángeles caídos o como hijos de Dios que descendieron sobre la cima del monte Hermón para perseguir a las hermosas hijas de los hombres. Al copular con ellas, los ángeles lujuriosos engendraron hijos gigantes de voraz apetito a los que se llamó “nefilim”(que significa “derribadores”), y que finalmente se comen los unos a los otros; esta idea se conserva aún en (Génesis 6,1-4.11). En estos mismos textos se nombra a Satanás en compañía de otros demonios como Azazel, Belial, Belcebú, Mastema, Samael. También en el libro de las Revelaciones, la ciudad de “Babilonia” la grande (equivalente a la Roma imperial), era considerada como “vivienda de demonios, guarida de toda clase de espíritus impuros” (18,2).

Del mismo modo, antiguas tradiciones talmúdicas de los hebreos, se nombran al ya mencionado Azazel, “el demonio del desierto”; en recuerdo del rito de expiación en el que el sumo sacerdote cada año, imponía las manos sobre la cabeza de un chivo o macho cabrío; así descargaba todos los pecados de los israelitas y luego enviaban al animal al desierto, donde según su creencia, habitada este ser maligno (Levítico 16, 5-10). En tiempos de Jesucristo como los judíos ya no vivían en el desierto, despeñaban el animal por un barranco distante unos 20 kilómetros de Jerusalén. El desierto es el lugar de descanso de los “espíritus impuros” (Mateo 12,43; Isaías 34,14); el arcángel San Rafael encadenó al demonio en la parte más lejana de Egipto (Tobías 8,3). Siendo este el mismo escenario en que el Mesías resistió después de cuarenta días de ayuno, las tres tentaciones del Diablo (Lucas 4, 1-13).


II. DIFERENTES DEMONIOS

En los primeros siglos del cristianismo (III-V), los monjes ermitaños se retiraron a las áridas arenas del desierto de Egipto y el Asia Menor; Esperando vencer física y espiritualmente a los ejércitos infernales; por medio de una vida ascética que incluía la oración, la meditación de las Escrituras, el ayuno, la penitencia, la soledad y el trabajo manual. A ellos se les daba el título de “guerreros contra el Diablo”. Uno de los más importantes fue San Antonio (251-356), patriarca de los cenobitas, de él Cuenta San Atanasio que Lucifer llegó a dedicarle una verdadera galería de pinturas impuras, que el santo monje borró con agua bendita.

Por otra parte, los padres de la iglesia identificaron en los textos bíblicos que Lucifer, el Dragón, el rey de Tiro y el Diablo; son todos ellos el mismo Satanás. Sin embargo, cada uno presenta características especiales:

LA TRINIDAD SATANICA: Conformada por el anti- Padre (el dragón- Diablo); el anti- Hijo (el Monstruo- la Bestia); y el anti- Espíritu Santo (el Falso Profeta). (Apocalipsis 16,13; 20,10).

LUCIFER (LUZBEL): Su nombre significa “estrella de la mañana” o “portador de la luz”. Era el más bello, sabio y poderoso de los ángeles; su caída fue como un “lucero al amanecer” (Isaías 14,12-15), “se le dio las llaves del pozo del abismo” (Apocalipsis 9,1).

DIABLO: del griego “diabolos”, en hebreo “satán”, equivalente a “contradictor”, “obstructor”, “calumniador”, “acusador” o “detractor”. Taciano, discípulo de San Justino (s. II), decía que “el Diablo es el primogénito de los demonios, y jefe principal. Su posición sólo significa que el fue el primero en pecar, y convertirse en ángel caído”. Es el Dragón que peleó con sus ángeles contra San Miguel (Apocalipsis 12,7); la palabra Dragón, simboliza un animal de gran tamaño, terrible crueldad y espantosa forma. Es también “la serpiente antigua” (Apocalipsis 12,9; 20,2); La misma que tentó a la primera mujer en el paraíso (Génesis 3,1.5; 2 Corintios 11,3), y a todo el mundo (Apocalipsis 12,9). Es además, el “ángel acusador” que sube hasta la presencia de Dios, para pedir permiso de poner a prueba a Job (1,6-12; 2,1-6). El profeta Zacarías ve en una visión a Josué, el sumo sacerdote; en presencia del ángel del Señor y el ángel acusador (3,1); Igualmente, es el enemigo de los israelitas (1 Crónicas 21,1), y el acusador de todos los hombres (Apocalipsis 12,10). Existe una curiosa tradición hebrea que dice que Satanás acusa a los hombres delante de Dios, todos los días, menos en uno: en el día nacional de la penitencia, el “Gran Perdón” (Yom Kippur).

Satanás es el causante del sufrimiento (2 Corintios 12,7), la enfermedad (Job 2,7), la maldad (1 Samuel 18,10), la muerte por el pecado (Romanos 5,12); siembra la cizaña (Mateo 13,25.39), persigue a los cristianos (Apocalipsis 2,10), opositor de Cristo (Mateo 16,23; Lucas 22,52-53; 1 Juan 2,22). “Homicida desde el principio y padre de la mentira” (Juan 8,44); es el “maligno” (1 Juan 5,19); el “enemigo” (Lucas 10,19); el “tentador” (Mateo 4,3; 1 Tesalonicenses 3,5); el “engañador” (Apocalipsis 12,9); el “cazador” (Salmo 91,3); el “malo” (Mateo 13,19); “ladrón y salteador” (Juan 10,1). Algunos otros nombres que le dieron los Padres de la Iglesia; son: tirano, el exterminador, corrompido, maldito, apóstata. San Ireneo (s. III) lo llama “ángel rebelde”, y Tertuliano (160-230) “el mono de Dios”.

Otros ángeles caídos mencionados en la Biblia, Son:

ABADON (HEBREO) O APOLION (GRIEGO): Que quiere decir “destructor” o “ruina”; es considerado “El jefe de las langostas. Que es el ángel del abismo” (Apocalipsis 9,11).

ASMODEO: Demonio de la maldad y la muerte. Es el espíritu maligno que mató a siete maridos a Sara (Tobías 3,8); y que fue encadenado en el desierto por San Rafael

BEELZEBU: “Señor de las moscas”, llamado el “príncipe de los demonios” (Mateo 10,25). Los Fariseos acusaban a Jesús de recibir poder de este espíritu del infierno (mateo 12,24; Juan 8,48-49.52). Los rabinos judíos también lo llamaban Ecrón (2 Reyes 1,2), que significa “señor del estiércol”

BELIAL: El “inútil” o el “impío” en hebreo. En los manuscritos del mar muerto, aparece como uno de los nombres del demonio que utilizó San Pablo (2 Corintios 6,15).

DEMONIO: Del griego “daimon”, significa en plural “espíritus impuros” “daimonion” (Apocalipsis 18,2); Son “malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre este mundo oscuro” (Efesios 6,12). Pueden llegar a ser “legión”; es decir, “muchos” (Marcos 5,9). En tiempos de Cristo este término numérico indicaba una unidad militar compuesta por seis mil soldados romanos.

LEVIATAN: Palabra hebrea que traduce “animal solapado”, representado en la Biblia en forma de serpiente, cocodrilo, bestia marina o dragón del abismo (Isaías 27,1). La destrucción de Leviatán por Dios, simboliza la derrota definitiva de los enemigos de Israel.

Asimismo, el P. Gabriel Amorth, sacerdote exorcista de la diócesis de Roma, afirma que los nombres de los demonios, como de los ángeles indican su función. Los espíritus malignos más importantes tienen nombres bíblicos o dados por la tradición: Satanás, Beelzebul, lucifer, Asmodeo, Meridiano, Zabulón. Igualmente, se ha querido relacionar la corte infernal con los siete pecados capitales: Satán (la ira), Mammon (la codicia), Leviatán (la envidia), Belfegor (la pereza), Belcebú (la gula), Asmodeo (la lujuria) y Lucifer (la soberbia). Otros nombres indican más directamente el objetivo que se proponen: destrucción, perdición, ruina o también males individuales: insomnio, terror, discordia, envidia, celos o lujuria.


III. LOS DEMONIOS EN LA BIBLIA


En el Nuevo Testamento, el “Diablo” aparece siempre asociado al pecado (1 Juan 3,8). Ya desde la caída de Adán y Eva, los seres humanos tienen la libertad de escoger entre el bien o el mal (Génesis 3,22; Santiago 1,13); desde entonces estamos sometidos a continuas pruebas (1 Corintios 10,13; 2 Corintios 2,11; Santiago 1,12); y aunque por nuestra inclinación al mal estamos “cautivos a voluntad de él” (2 Timoteo 2,26); Podemos hacerle frente mediante la oración (Mateo 26,41; 1 Corintios 7,5), la Confianza en Dios (Romanos 8,31; 2 Pedro 2,9), y en Jesucristo (1 Juan 5,18). Por eso, no hay que darle oportunidad al Diablo (Efesios 4,27), pues hay una continua batalla entre los hijos de la luz, y los hijos de las tinieblas (1 Juan 3, 9-10; Colosenses 1,12-13), hasta el día del Armagedón (Apocalipsis 16,16). San Agustín enseñaba que “el que se Aparta de Cristo, es presa fácil del demonio” (Compara con 2 Timoteo 2,26); como ocurrió con “Caín, que era del maligno” (1 Juan 3,12);el rey David, cuando mandó a censar al pueblo hebreo sin autorización del Señor (1 Crónicas 21,1); los judíos cuando hacían sacrificios a los demonios (Salmo 106,37); Judas el “traidor” (Lucas 22,3; Juan 13, 2-4.27); Ananías (Hechos 5,3); “cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús (o Elimas), hijo del diablo” (Hechos 13,6.10); También Himeneo y Alejandro “cayeron en manos de Satanás”(1 Timoteo 1,18-20); otro seguidor del Tentador fue Simón el Mago, quien gozaba de los favores de Nerón, se granjeó la enemistad de San pedro, quien hizo fracasar uno de sus trucos públicos (estaba levitando),haciendo la seña de la cruz. No puede haber ninguna relación entre “Cristo y el demonio” (2 Corintios 6,15); ni “beber de la copa del Señor y, a la vez, de la copa de los demonios; Ni pueden sentarse a la mesa del Señor, y a la vez, a la mesa de los demonios” (1 Corintios 10,21); Ya que unos son “hijos de Dios” mientras que otros son “hijos del diablo” (1 Juan 3,10). Al respecto, el escritor de Las Homilías Clementinas, obra apócrifa del siglo II, afirmaba que Dios rige el mundo con ambas manos. Con la “mano izquierda” (el Diablo) trae sufrimiento y aflicción; y con la “mano derecha” (Jesús), salvación y felicidad.



IV. LIBERACIONES Y EXORCISMOS


Los judíos enemigos del Mesías, creían que “tenía un demonio” (Juan 7,20; 8,48; 10,20); No obstante, “El Hijo de Dios se ha manifestado para deshacer la obra del diablo” (1 Juan 3,8; 4,4). Satanás no puede impedir la edificación del Reino de Dios en la tierra, porque “será expulsado el que manda en este mundo” (Juan 12,31). Los demonios saben que hay un Dios y tiemblan de miedo (Santiago 2,19); además, Cristo Jesús “a los Espíritus impuros da órdenes, y le obedecen” (Marcos 1,27). Ellos reconocen que es “el Santo de Dios” (Marcos 1,24), el “Hijo del Dios altísimo” (Marcos 5,7). Incluso, el Señor “expulsó a muchos demonios; pero no dejaba que los demonios hablaran, porque ellos le conocían” (Marcos 1,34). La liberación de espíritus malos por el Hijo del hombre, era una prueba de que el reino de Dios, había llegado (Mateo 12,28; Marcos 3,26), y a los fariseos que fueron a prevenirlo sobre la amenaza de muerte del rey Herodes, les responde: “Id, y decid a aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra” (Lucas 13,32).

Jesús anduvo en la tierra “haciendo el bien y sanando a todos los que sufrían bajo el poder del diablo” (Hechos 10,38); en su ministerio terrenal realizó muchas liberaciones, como a un hombre que tenía un espíritu impuro en la sinagoga de Capernaum (Marcos 1,21-26); al endemoniado de Gerasa (Marcos 5,1-13); a la hija de una mujer de cananea (Mateo 15,21-28); a María Magdalena a la que le expulsó siete Demonios (Marcos 16,9); a un muchacho por pedido de su padre (Mateo 17,14-19); y a muchos otros endemoniados (Marcos 1,32.39; Lucas 6,18; 7,21;13,32). Además curó a otras personas que tenían incapacidades físicas atribuidas al Maligno (Mateo 12,22; Marcos 9,25); y de diferentes males, enfermedades y dolores (Mateo 4,24; 9,32; Marcos 1,26). El Señor Jesús les confiere este Poder a los apóstoles y discípulos (Mateo 10,1.8; Marcos 6,7.12-13; Hechos 5,16; 8,6-7), para que lo hagan en su nombre (Lucas 10,17); también fue hecho por uno que no pertenecía al grupo de los doce (Marcos 9,38-39); y por el apóstol Pablo (Hechos 16,16-18). Esta será una de las señales dadas a los que creen (Marcos 16,17); pero a los que no seguían sus mandatos, no tenía efecto (Hechos 19, 13-15).

La Iglesia Católica define el rito del “exorcismo”, como la acción de sacar a los malos espíritus introducidos en una persona (posesión diabólica), y llenar ese vacío con las gracias del Espíritu Santo (Gálatas 5,22-23; Romanos 8,14). Los Santos Padres de la Iglesia como San Justino mártir (s. II), Tertuliano (s. III), Orígenes (185-254), y San Cipriano (210-258), practicaban la liberación de endemoniados, además enseñaban que cada cristiano era un exorcista. Posteriormente, el Papa Cornelio hacia el año 251, creó una categoría de individuos con este poder carismático (1 Corintios 12,4); que fue concedido después para los sacerdotes y los diáconos con la autorización del obispo. El actual canon 1172 del Código de Derecho Canónico, establece que este ministerio de la pastoral de los enfermos sea realizado exclusivamente por los obispos; sólo ellos pueden ejercerlo o nombrar de una manera estable o para un caso especial, a un “presbítero piadoso, docto, prudente y con integridad de vida”.

La Santa Sede ha Autorizado también un nuevo “ritual exorcista”, este sacramental (signo sagrado), solo se puede efectuar después de haber agotado todos los recursos de la medicina moderna y el campo de la psiquiatría. Hay que diferenciar también una verdadera posesión, de una simple infestación, obsesión u opresión diabólica, de la que simplemente se requiere una oración de liberación, que también se utiliza en lugares, casas o cosas que estén bajo una influencia demoníaca. Expertos en el tema como fue monseñor Corrado Balducci, estudioso de la demonología, y el ya mencionado Padre Gabriel Amorth, fundador y presidente honorífico de la asociación internacional de exorcistas; están de acuerdo en reconocer que solamente dos o tres casos de 100, son verdaderas posesiones satánicas.

Ya en cuanto las causas por las que un demonio toma posesión del cuerpo de una persona (nunca del alma), puede ser: por permiso de Dios; porque es victima de un maleficio; por un grave estado de pecado endurecimiento en el individuo; por contacto asiduo con lugares o personas dedicadas a la magia, la hechicería, el satanismo y demás prácticas del ocultismo. Ahora bien, los tres signos señalados por el ritual como síntomas de una verdadera posesión satánica son: hablar lenguas desconocidas; poseer una fuerza sobrenatural; conocer cosas ocultas. Todo esto tiene que manifestarse durante el exorcismo y nunca antes. Los exorcismos pueden durar días, meses e incluso años, cuando la persona es victima de varios demonios, el jefe es siempre el último en salir.

Las mejores armas contra las fuerzas del infierno son: El sacramento del bautismo, que nos incorpora al cuerpo místico de Cristo, y nos protege contra el Diablo; al igual que la confesión y la eucaristía. La oración del Padre Nuestro, cuando Cristo nos invita a repetir: “No nos expongas a la tentación, sino líbranos del maligno” (Mateo 6,13). Los exorcistas tienen que recurrir a la fe en Jesús (Mateo 17,19-20), la plegaria (y el ayuno) (Marcos 9,29). Otros sacramentales utilizados son el agua bendita, la sal y El santo óleo; crucifijos, reliquias de santos, la oración de los salmos. El creyente puede recurrir a devociones particulares como el rezo del rosario, el vía crucis, cargar el escapulario o la medalla milagrosa; o pedir la intercesión de San Miguel arcángel y de la Bienaventurada Virgen María.

V. LOS DEMONIOS EN LAS DISTINTAS CULTURAS Y TRADICIONES


En las diferentes civilizaciones del Oriente, y en las culturas y religiones ancestrales, se encuentran dioses del mal, espíritus malignos, guardianes del infierno, príncipes de las regiones subterráneas o señores de la muerte; como fueron Seth y Anobis en Egipto, Tiamat en Babilonia, Pazazú en la antigua Mesopotamia, Tifón y Pan para los griegos, Loki en los pueblos germanos y escandinavos; en Camboya, Birmania, Siam, Indonesia y Japón se menciona a Yama, en Siberia o Mongolia lo llaman Erlik, Manitu para los indígenas norteamericanos, es también Arimám y los Daevas en el Zoroastrismo; Shiva, Kali y los Asuras en el Hinduismo; Aka-oni y ao-oni en el Budismo, y Mara el Maligno, el diablo que según la tradición se le apareció a Buda con una serie de tentaciones, igualmente se opone a los budas (iluminados) y a sus enseñanzas para conseguir la iluminación.

Para los musulmanes es Iblis, el diablo que Mahoma sacó del Talmud judío a las páginas del Corán; aquí se describe que su caída se debió por no haber querido rendir homenaje al primer hombre, desobedeciendo de esta forma el mandato divino. Ibis, es el “espíritu del mal” que induce al hombre al pecado. El Corán también lo considera como el más importante Jinn, seres que viven generalmente en las montañas de Kaf que rodean al mundo. Adoptan diferentes formas, se asemejan a diablos y se opusieron a los ángeles. En el día de juicio final; será aniquilado por el triunfo del Islam, y proclamado por el profeta Jesús.


Por otra parte, los escritores bíblicos identificaron a Baal, dios de Fenicia y Caldea; Nergal según los asirios y babilonios, cuyo culto fue introducido en Samaria por los habitantes de Cuta (2 Reyes 17,30); Zeus (para los griegos) o Júpiter (para los romanos), como verdaderos ídolos del demonio (1 Corintios 10,20; 2 Corintios 6,16; Apocalipsis 9,20). Asimismo, Corriente heréticas condenadas por la Iglesia Romana como los Gnósticos, Maniqueos, Priscilianos, Cátaros y Bogomilos; limitaban el poder del Altísimo por el del Diablo, hasta hacer de él un dios. Incluso, los Andrónicos fue una secta heterodoxa que enseñaba que la parte superior del cuerpo humano era obra de Dios, y la parte inferior (incluyendo los genitales) era de Satanás.


VI. DIFERENTES APARIENCIAS


Sobre el aspecto físico del Hijo de las Tinieblas se conservan antiquísimos dibujos, estatuillas de bronce, pinturas rupestres, mascaras y descripciones Legendarias; en todas ellas hay aspectos según la imaginación popular que lo presentan como una figura de tamaño pequeña, cuernos, cabellos largos y enredados, la cara llena de arrugas, dientes filosos y lengua bífera, barba de chivo, cuerpo cubierto de escamas o víboras, enorme giba, cojo, pezuñas, larga cola y alas de murciélago. Otras Veces su aspecto puede ser real, como los encuentros que vivieron los padres del desierto como San Antonio Abad, que fue seducido por Lilith (demonio en forma de mujer para los judíos), que recibe también el Nombre de súcubo; a su discípulo San Hilario (s. IV), lo rodearon un círculo de mujeres desnudas, igual tentación tuvo San Hipólito (s. III); San Pacomio (s. IV), vio el Diablo como una doncella de raza negra; el santo expulsó a la diablesa de un golpe de su mano, después, el hedor quedó impregnado durante dos años; San Macario fue hostigado por una chusma de demonios negros. A otros como San Nicolás de Mira (s. IV), se le apareció en su monasterio un “ángel luminoso” pero con una gran cola (comparar con 2 Corintios 11,14); a Rufino, amigo de San Jerónimo (s. IV); llegó a visitarlo con el aspecto de Jesús; a San Martín de Tours (315-397); en forma de monaguillo burlón mientras oficiaba la misa; a San Benito (480-547) como un mirlo negro; San Eligio (588- 660), muchas pinturas lo representan agarrando con unas tenazas la nariz de una provocadora joven, cuya apariencia el santo obispo adivinó la presencia del Tentador; San Isidro Labrador (1086- 1150), cuando era niño estaba oyendo misa y vio al Diablo en forma de un niño negro que transcribía en un pergamino las conversaciones de las mujeres chismosas; a Santa Viridiana (1182-1242), se le presentó como dos serpientes que la mortificaron mucho los últimos años de su vida; Santo Domingo de Guzmán (1170-1221), observó a un gato con un penetrante olor a azufre; a Martín Lutero (1483-1546), padre de la reforma protestante, toda su vida fue acosado por el Diablo, así cuando leía la Biblia se le aparecía en forma de mosca, otras veces como un cerdo o jabalí negro; San Estanislao Kostka (1550-1568), rechazó en tres oportunidades con la señal de la cruz, los atacas de un horrible mastín negro; a Santa Rosa de Lima (1586-1617); el demonio apareció como un perro sarnoso que amenazaba con atacarla, o como un galán seductor; a San Gerardo Mayela (1726-1755), en una noche de tormenta una diabólica figura le cerró el paso, pero el santo invocando el nombre de la Santísima Trinidad lo obligó a que tomara las riendas de su caballo y lo llevara sano y salvo al pueblo de Lacedonia (Italia); a San Juan María Vianney (1786-1859), el célebre “cura de Ars” sufría continuamente los ataques como un perro negro que el llamaba el “zarpas”; San Juan Bosco (1815-1888) describió al demonio en un sueño como un furioso elefante o una enorme serpiente; a Santa Gemma Galgani (1878-1903), asumía el aspecto de perro, gato, de mico negro, de pequeños monstruos, de personas conocidas como su confesor, de hombres feroces, como Cristo flagelante, con el corazón abierto todo ensangrentado; o como ángel guardián, que al ser descubierto desaparecía en una gran llamarada dejando en el suelo un montón de cenizas. Santa Faustina Kowalska (1905- 1938), una noche después de la hora santa, caminaba hacia su celda, y fue rodeada por una jauría de enormes perros negros que se levantaron y ladraban como si quisieran despedazarla. La santa al darse cuenta que eran demonios, invocó la protección del Altísimo, y al instante se esfumaron como un torbellino de polvo en la calle. Otras apariencias mencionadas son: León, leopardo, oso, caballo, toro, camello, lobo, zorro, cuervo, pavo real y escorpión.


VII. ATAQUES DIABOLICOS


Estas visiones demoníacas iban acompañadas de temblores, ruidos, alucinaciones aterradoras, gritos, blasfemias, obscenidades, tentaciones de todo tipo, a veces cantando salmos, recitando versículos de las Escrituras o diciendo pequeñas verdades, antes de proferir una gran mentira (1 Corintios 12,10); Incluyendo ataques físicos (Marcos 9,22; Lucas 22,31;2 Corintios 12,7-9; 1 Pedro 5,8). Como al rey Saúl, a quien “un espíritu maligno, enviado por el Señor, lo atormentaba” (1 Samuel 16,14), al ya mencionado San Antonio, a quien un grupo de espíritus demoníacos lo golpearon hasta dejarlo inconsciente; a San Hilario, el Diablo saltó Sobre sus espaldas para azotarlo; a San Francisco de Asís (1181-1226), mientras se encontraba orando una noche en una iglesia abandonada, se le presentó una turba de demonios: uno lo zarandeaba de un lado a otro, otro lo tiraba al suelo, el otro lo amenazaba y uno más le echaba en cara todos sus pecados, todos de mil diversas formas querían estorbarle en su meditación; pero no podían, porque Dios estaba con él; al santo cura de Ars, lo arrojaba de la cama, le soplaba en la cara, o le tiraba toda clase de cosas; a Santa Gemma Galgani, la dejaba medio muerta en el suelo, con el rostro hinchado y los huesos dislocados; mientras que San Pío (1887-1968), el fraile estigmatizado, fue víctima de violentas golpizas en su celda del convento de Pietrelcina. Lo que no está permitido a los demonios, es acabar con una vida humana, así lo testifica el relato de la prueba al santo Job, cuando Dios le dice al “ángel acusador”: “has con él lo que quieras, con tal de que respetes su vida” (2,6).


VIII. LA IDOLATRIA AL PRINCIPE DEL MAL


A través de los tiempos ha existido la falsa adoración al príncipe del mal, en Europa en la edad media se les llamaba “luciferinos”; en los siglos XVI al XVIII, los brujos y las brujas se reunían en la noche en una celebración llamada “Aquelarre o Sabbath”; su punto de encuentro eran los cruces de caminos, los bosques, campos de cultivos o iglesias abandonadas; las reuniones estaban acompañadas de música, cantos y bailes en honor del Demonio; banquetes, orgías, pisoteaban la cruz, se postraban a los ídolos. Se decía que el Diablo se hacía presente en forma de macho cabrío; y en señal de sumisión le besaban el trasero, o las brujas llegaban a tener dolorosas relaciones sexuales con él (incubo). Otras acusaciones Que el tribunal del santo oficio y la inquisición formulaban contra las brujas eran: La práctica de la hechicería, la magia negra, los maleficios, el mal de ojo, la adivinación, los encantamientos, la fabricación de pócimas y amuletos, la metamorfosis en animales, los vuelos nocturnos, el pacto con Satanás, el envenenamiento de los ríos, la destrucción de las cosechas, o una sequía prolongada.


En el siglo XVIII empezaron a surgir los cultos satánicos en el viejo continente; uno de los pioneros fue Aleister Crowley (1875-1947), quien en su “Libro de la Ley” exalta, de manera herética, al ser humano a la categoría de un dios, y se rebela contra los preceptos morales de los diez mandamientos. El mismo se auto- denominó como “la gran bestia” o el “666”, que es un número de hombre que aparece en el libro De las revelaciones (13,18). {De hecho, si también sumáramos las letras que forman la palabra hebrea “ha-satan” (el acusador), se obtendría el número ¡364!}. En el siglo XX, Anton La Vey (1930-1997), conocido como el “papa negro”, funda en 1966 la primera iglesia satánica llamada “la casa negra”, en San Francisco (California). Es además el autor de la “Biblia negra”, que contiene una especie de mandamientos llamados las “nueve declaraciones de Satán”, y un libro sobre “rituales satánicos”; Para la celebración de la misa negra, que incluye muchos elementos de la liturgia católica, pero a la inversa (Comparar con 1 Timoteo 4,1). En Francia se funda la Wicca (órden internacional de los brujos luciferinos), también la ciudad de Turín (Italia), es considerada la capital mundial del satanismo.

Ya entre los jóvenes se ha multiplicado las sectas satánicas, que escuchan la música de heavy metal de Alice Cooper (nombre de una bruja quemada por la inquisición), Ozzy Ousbore (el barón de Satanás), Marilyn Manson (el papa negro), Glen Benton (el canciller del infierno), kizz que en inglés que significa: Reyes Al Servicio de Satanás), Black Sabbath (sábado Negro), AC-DC (Anti- Cristo- Muerte de Cristo). Algunos ex miembros de estas sectas han confesado que los bautismos se hacen con orines de cabra, sacrifican bebés sin bautizar, o animales como perros, gatos y gallinas; destrucción de lápidas en los cementerios, crucifijos o descabezamientos de imágenes de la Virgen; hacen orgías bisexuales o tienen relaciones sexuales con los muertos (necrofilia) bajo el efecto de la droga y el licor, actos sacrílegos como la profanación de la hostia consagrada, el robo de cálices, cupones y custodias en los templos, a veces el asesinato de sacerdotes y el suicidio en homenaje de Satanás. En sus ceremonias se destaca beber sangre de infantes o de animales, sus ornamentos son una sotana negra con una capucha roja, en el altar se coloca el cuerpo de una mujer desnuda, utilizan el signo del pentagrama (estrella de cinco puntas), campanas, velas negras, un sable entre otros utensilios.


IX. EL ANTICRISTO Y SU DERROTA FINAL

Para muchos pastores fundamentalistas, este panorama actual es el presagio del advenimiento del reinado del “anti- Cristo”. No obstante, en Las Sagradas Escrituras este apelativo no hace referencia a un personaje en particular; si no a todo aquel que se opone a Dios y su religión (1 Juan 2,18.22; 4,3; 2 Juan 7). En la historia universal ha habido muchos “anti- Cristo” que se han destacado por sus crímenes contra la humanidad (Salmo 7,14-16); de hecho, el mismo Redentor llegó a decir que “los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz” (Lucas 16,8); como por ejemplo: Calígula, Nerón, Atila, Napoleón, Hitler, Stalin, Mao Ste Tung, Pol Pot, Idi Amín, Saddam Hussein, Osama Bin Laden entre muchos otros. Sus vidas y sus actos son propios de “las obras de las tinieblas” (Romanos 13,12), porque “La mala hierba son los seguidores del Maligno” (Mateo 13,38), que “siguen la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de la desobediencia” (Efesios 2,2).

La Virgen de Medjugorje, dice que “Satán se ha desatado”. Santa Brígida y la beata Ana Catalina Emmerich profetizan que todos los demonios serán liberados del infierno. Incluso, algunos hombres dedicados al mal, han llegado hacer trato con el Demonio. Según otra “revelación personal” a la mística y estigmatizada Martha Robin (1902- 1981), Adolfo Hitler firmó un pacto satánico, que incluía esta clausura: “Dame al pueblo judío y yo te daré poderío”; hay que anotar que más de seis millones de judíos murieron en los campos de exterminio nazi. Ahora bien, el pacto duró al parecer más de diez años. Fue quebrado, el 8 de diciembre de 1942, cuando el papa Pío XII consagró el género humano al Corazón Inmaculado de María. La fecha coincide, aproximadamente, con la derrota alemana en Stalingrado, dos meses más tarde, en febrero de 1943.

Para San Pablo, el “hombre malvado” que se hace pasar por Dios, está por Venir (2 Tesalonicenses 2,3-4); “llegará con mucho poder, y con señales y milagros” (9; Apocalipsis 13,11-18); Con la sabiduría “del diablo mismo” (Santiago 3,15). Porque “el espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, siguiendo a espíritus engañadores y Enseñanzas que vienen de los demonios” (1 Timoteo 4,1); por esta razón San Ireneo lo identifica como un “falso profeta”, que será la causa de guerras y desastres, pero asimismo de la segunda venida de Jesucristo (la parusía). Para Santo Tomás de Aquino la llegada del Anticristo se producirá cuando se pierda la fe en la Iglesia Católica. De todas maneras, sea que este “hombre malvado” ya halla llegado o esté por venir (o es un simbolismo del poder del mal); lo cierto es que el Diablo sabiendo que le queda poco tiempo, ha bajado a la tierra lleno de furor (Apocalipsis 12,12).

En lo que respecta a la literatura judaica, sólo son referencias sin mención del Anticristo en el testamento de Leví, donde Dios lucha contra las fuerzas del mal. Claro está, que en el Antiguo Testamento se considera a dos personajes como verdaderos “hijos de Satán”:

- Jezabel, princesa de Tiro y esposa de Ajab el rey de Israel (siglo IX a.C.), quien introdujo en el país el culto de Baal e hizo traer cientos de sacerdotes y falsos profetas de su tierra. Persiguió con saña a los enviados del Señor, entre ellos Elías, quien desafió a los sacerdotes idolatras en el monte Carmelo. Cuando la rebelión de general Jehú puso fin a la casa de Ajab, unos eunucos a las órdenes de aquél arrojaron a Jezabel por una ventada, siendo aplastada por los cascos del caballo del valiente general judío y comida por los perros. Sólo se encontraron el cráneo, los pies y las palmas de sus manos.

- Antíoco IV Epífanes, quien se empeñó en helenizar a los hebreos, prohibiendo la observancia del sábado, mandando a matar a las mujeres que habían circuncidado a sus hijos, incautó y quemó todos los ejemplares de las Sagradas Escrituras, ordenó además erigir altares paganos por todas partes y sacrificando cerdos en ellos. El agravio mayor fue que construyó un altar al dios griego Zeus en el Santísimo Templo de Jerusalén sobre el sitio de los holocaustos. Todo esto provocó la insurrección de los hermanos Macabeos (167 a.C.). Este rey griego se recluyó en Persia y murió loco.

Para la tradición islámica el Anticristo es una figura malvada al que se le denomina Dajjal (o la Bestia), es de color rojo, con cabellos rizados, tiene una garganta enorme, un solo ojo sobre la frente, lleva escrito en ella el nombre Kafir (infiel), y es un gran tentador. Se presentará cabalgando en un asno tan grande como él, dominará a su antojo a todas las criaturas de la tierra, sin importarle la religión que sigan. Sin embargo, este reinado sólo durará cuarenta días, ya que descenderá de los cielos Jesús y vendrá acompañado con el Mahdi (el guiado por Dios), ambos le mostrarán el sello del profeta y la Bestia perderá su fuerza.
Por otra parte, en la teología católica el vencimiento del Maligno es triple:

Cuando por castigo de su primer pecado, cayó del cielo como un rayo (Lucas 10,18).

Su férreo dominio del mundo, es quebrantado por la muerte salvadora de Cristo en la cruz; Derrotando al Diablo que tenía poder para matar (Hebreos 2,14). Jesús ha vencido al mundo (Juan 16,33); su resurrección es también la garantía de la victoria sobre todo mal (Mateo 28,18). Ante su nombre se dobla toda rodilla de los ángeles, los hombres, y los demonios (Filipenses 2,10).

“El Dios de la paz aplastará pronto a Satanás” (Romanos 16,20), y al “hombre malvado” “el Señor Jesús matará con su boca y destruirá cuando regrese con todo su esplendor” (2 Tesalonicenses 2,8); en compañía de “miles y miles de sus ángeles” (Judas 14), entonces serán juzgados los demonios y los impíos (Isaías 24,21-22; Mateo 25,41), y será derrotada “las milicias del demonio” (1 Corintios 15,24). Porque “Por medio de Cristo, Dios venció a los seres espirituales que Tienen poder y autoridad, y los humilló públicamente llevándolos como prisioneros en su desfile victorioso” (Colosenses 2,15). “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 20,10).


X. FRASES CELEBRES CONTRA LOS DEMONIOS

Si Dios está con nosotros, quién contra nosotros
San Pablo (Romanos 8,31)

No creer en el Demonio, es como no creer en el evangelio
Papa Juan Pablo II

El Diablo puede refugiarse de su elemento favorito, el anonimato
Cardenal Joseph Ratzinger

El Demonio presenta al hombre el pecado siempre disfrazado y camuflado, se esconde, porque su aspecto es horrible, y si se lo vieran, todos huirían de él asustados
San Juan Crisóstomo

El que se aparta de Cristo, es presa fácil de las garras del Maligno
San Agustín (véase 1 Juan 3,10)

El hombre se hace hijo del Diablo en cuanto más lo imita pecando
San Agustín (Véase Lucas 11,23)

El Demonio es como un furioso perro encadenado que ladra y acosa, pero que solo hace daño a quien se le acerca demasiado
San Agustín

Si el Diablo por iniciativa propia pudiera hacer algo, no quedaría un ser viviente sobre la tierra
San Agustín

El que se aparte de Cristo, es alimento del Diablo
San Agustín

Con el Diablo y sus ángeles caídos no hay amistad posible
San Agustín

El Demonio no hace no sentir vergüenza de nuestros pecados, y vergüenza de confesarlos
San Agustín

El dinero es el estiércol de Demonio
San Agustín

El Demonio puede hacer mal al hombre, pero dentro de los límites permitidos por Dios
Santo Tomás de Aquino (Véase 1 Corintios 10,13; Mateo 6,13; Judith 8,25-27)

Es tanta la crueldad del Demonio por los hombres, que nos mataría de una sola dentellada, sino nos defendiera la providencia divina
San Buenaventura

La caída de los demonios será reparada por los castos en el cielo
San Buenaventura

La estrategia del Demonio con respecto al pecado, es mantenernos con los ojos vendados mientras vivimos, y quitarnos la venda a la hora de la muerte
Santa Catalina de Siena

Desenmascarar al Demonio es vencerlo
San Ignacio de Loyola

El Diablo anclado por siempre en el mal, hace del mal su propia perfección
Busset

Los exorcistas no le tienen miedo al Demonio, es el Demonio el que tiene temor a quienes viven en unión con Dios
P. Gabriel Amorth, Sacerdote exorcista

Un sacerdote que tiene miedo de las represarías del Diablo, es como un pastor que tiene miedo del lobo.
P. Gabriel Amorth

Una vida en gracia de Dios es una vida libre de ataduras del Demonio
P. Gabriel Amorth

La mayor astucia del Diablo es la de hacernos creer que no existe
Charles Pierre Baubalaiere

Si el oficio de Dios es el de perdonar, el de Satanás es el de tentar a los hombres
Heinrich Heine

Como el perro huye del palo con el que se la pegado, así el Demonio aborrece la cruz de Cristo
Tireo

El primer engaño del Diablo es su incógnita
De Rougemont

Dios ha desaparecido, pero el Diablo sigue ahí
André Malraux

Los sacerdotes casi nunca usan su poder de exorcistas, porque les falta fe, y temen disgustar al Demonio
León Bloy

La religión católica, es la única entre las demás, que tiene un poder supremo contra las fuerzas infernales
Brognolo


LOS SANTOS Y LAS RELIQUIAS EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS

I. EL LLAMADO A LA SANTIDAD

Cuántas veces los hermanos separados nos han acusado a los católicos de acudir a los santos para pedir un favor o milagro del cielo, sin tener en cuenta que solamente Jesucristo es el único mediador ante el Padre (1 Timoteo 2,5), al igual que el Espíritu Santo (Romanos 8,26-27). No obstante, en el hebreo bíblico la palabra “santo” expresa la idea de separación, y en el ámbito religioso se aplica a toda persona o todo aquello que se aparta del uso corriente y es tenido como sagrado, es por esta razón que la palabra de Dios nos dice que todos los creyentes están llamadas a la santidad (Levítico 19,2; 1 Corintios 1,2; 1 Tesalonicenses 4,7; 5,23), a la perfección cristiana (Mateo 5,48; 2 Corintios 13,11; Hebreos 12,23), y reciben el nombre de los “santos del Altísimo” (Daniel 7,22). “Al hombre bueno se le recuerda con bendiciones” (Proverbios 10,7), Dios siempre está al lado de los hombres justos (Génesis 26,23-24; 28,15; Deuteronomio 31;6.8; Josué 1,5; Jeremías 1,7-8; Proverbios 3,32), “la luz brilla para el hombre bueno” (Salmo 97,11), “la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Proverbios 4,18), “Porque el Señor conoce el camino de los justos” (Salmo 1,6), ”que el bueno siga haciendo el bien, y...el hombre consagrado a Dios le siga siendo fiel" (Apocalipsis 22,11), ya que “el Altísimo cuida de ellos” (Sabiduría 5,15).

Del mismo modo, “Sin la santidad, nadie podrá ver al Señor” (Hebreos 12,14), “el hombre recto mirará su rostro” (Salmo 11,7); los santos irán al cielo (Hechos 26,18; Efesios 1,18), “los justos se alegrarán, se gozarán delante de Dios” (Salmo 68,3). “Regocíjense los santos por su gloria” (Salmo 149,5), “Porque “El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2,17). “Lo que Dios quiere es que ustedes vivan consagrados a él” (1 Tesalonicenses 4,3) véase también (2 Timoteo 1,9), con una “santa y piadosa manera de vivir” (2 Pedro 3,11), “perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2 Corintios 7,1), para que “El Dios de paz, los haga a ustedes perfectamente santos” (1 Tesalonicenses 5,23). Los cristianos estamos llamados a ser “santos y sin mancha” delante de Jesús (Colosenses 1,22; Efesio 1,4), y a “Vivir de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó es santo, pues la escritura dice: Sean ustedes santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1, 15-16), El es además el “Rey de los santos” (Apocalipsis 15,3).

Todo el que vive íntegramente su fe es digno de imitación. San Pablo así lo expresa: “Ustedes hermanos aprendieron de nosotros cómo deben comportarse para agradar a Dios” (1 Tesalonicenses 4,1; Filipenses 3,17); él mismo se presenta como modelo personal para ser imitado: “Por lo tanto les suplico: sean imitadores míos” (1 Corintios 4,16); o también “Sean imitadores míos como yo lo soy de Cristo” (1 Corintios 11,1).


II. LOS SANTOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Los Libros Sagrados narran varios ejemplos de hombres y mujeres que llevaron una vida virtuosa; desde el justo Abel (Hebreos 11,4); pasando por su descendiente Enoc quien “vivió de acuerdo con la voluntad de Dios” (Génesis 5,22), Noé hombre bueno que siempre obedecía al Creador (Génesis 6,9; 7,1), y fue “predicador de justicia” (2 Pedro 2,5).

Patriarcas como Abraham, padre de los creyentes para los judíos, cristianos y musulmanes (Romanos 4,11; Gálatas 3,8-9); llamado como el “amigo de Dios” (2 Crónicas 20,7), porque “Dios lo aceptó como justo” (Génesis 15,6); su sobrino Lot, hombre santo que vivía en medio de gente malvada (2 Pedro 2,7-8); José, el hijo de Jacob, vendido por sus hermanos por envidia, y a quien Dios siempre estaba con él (Hechos 7,9); el santo Job, “que vivía una vida recta y sin tacha, y que era un fiel servidor de Dios” (1,1), modelo de obediencia y sufrimiento (Santiago 5,11), y quien no pecó de palabra en su desgracia (Job 2,10); Moisés, el gran caudillo y legislador del pueblo hebreo, “era el hombre más humilde del mundo” (Números 12,3); por ser un “siervo fiel” (Hebreos 3,5), tenía el privilegio de hablar con el Todopoderoso “cara a cara” (Éxodo 33,11), como si lo viera (Hebreos 11,27); Su discípulo Josué, “siervo del Señor” (24,29).

“Mujeres santas” como Sara la esposa de Abraham (1 Pedro 3,5-6); al lado de Jael, la esposa de Heber, el quenita (Jueces 5,24); y Judit, “mujer bendita para el pueblo de Israel” (13,18). Rahab, la prostituta que Dios aceptó como justa por sus hechos (Santiago 2,25); También Rut, “una mujer ejemplar” (3,11).

De los jueces se menciona que el espíritu de Dios estaba sobre Gedeón (Jueces 6,12.34), “hombre fuerte y valiente”. Igualmente, se encontraba Sansón consagrado como nazareno para que empezara a liberar a su pueblo de los filisteos (Jueces 13,5); de él dice la Escritura que “el niño crecía, y el Señor lo bendecía” (Jueces 13,24).

En cuanto a los “santos profetas que vivieron en los tiempos antiguos” (Hechos 3,21), también llamados “siervos” (Amos 3,7), o “santos hombres de Dios” (2 Pedro 1,21), se hallaba Samuel, consagrado al servicio del templo, y considerado por todo Israel como “verdadero profeta del Señor” (1 Samuel 3,20); Daniel “a quien Dios amaba” (10,11.19); Oseas y Ezequiel “centinelas de Dios” (Oseas 9,8; Ezequiel 3,17;33,7). Eliseo, “santo profeta de Dios” (2 Reyes 4,9); Jeremías, destinado por el Altísimo desde antes que naciera para que fuera “profeta de las naciones” (1,5)

El rey David, quien a pesar de su debilidad humana (2 Samuel 12,7-9), cumplió con los mandamientos y las leyes Divinas (1 Reyes 11,34), y fue agradable al corazón de Dios (Hechos 13,22); también los monarcas Joás, Ezequías y Josías, hicieron “lo que es recto a los ojos de Dios” (2 Reyes 12,2; 18,3; 22,2). El sumo sacerdote Joiada, que tras su muerte “lo enterraron en la Ciudad de David, junto con los reyes, porque se había portado bien con Israel, con Dios y con su templo” (2 Crónicas 24, 16).

Estos “siervos santos” tenían una relación tan estrecha con el Altísimo que en las Escrituras se decía que El era su Dios, como por ejemplo: “el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob” (Génesis 15,6; Éxodo 3,6), “el Dios de David” (2 Reyes 20,5) o “el Dios de Elías” (2 Reyes 2,14).

Asimismo, cuando Cristo murió en la cruz “se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron” (Mateo 27,52).


III. LOS SANTOS DEL NUEVO TESTAMENTO

En la nueva alianza se menciona a José, padre adoptivo de Jesús, un “hombre justo” (Mateo 1,19); y su esposa, la bendita virgen María (Lucas 1,28.42); al igual que el sacerdote Zacarías y su mujer Isabel (pariente de María), otro matrimonio espejo de santidad (Lucas 1, 6). En el templo de Jerusalén vivían dos santos místicos y ascetas; Simeón “un hombre justo, que adoraba a Dios y esperaba la liberación de Israel” (2,25); y Ana “que hablaba en nombre de Dios...nunca salía del templo, sino que servía día y noche al Señor, con ayunos y oraciones” (36-37). Otro era Juan Bautista, el último de los profetas; quien era grande delante de Dios y estaba lleno del Espíritu Santo desde antes que viniera al mundo (1,15), ”la mano del Señor” estaba con él (Lucas 1,66).

Los “Santos apóstoles” (Efesios 3,5), como Juan “el discípulo amado” (19,26); Natanael, “verdadero israelita en quien no había engaño” (Juan 1,47); Pablo “siervo de Cristo” (Gálatas 1,10), el discípulo “José, llamado Barsabás, y llamado también justo” (Hechos 1,23); el evangelista Lucas “el médico amado” (Colosenses 4,14); el diácono Estebán, “hombre lleno de fe y del espíritu Santo” (Hechos 6,5), su rostro era como el “de un ángel” (15); José, de Arimatea, miembro del concilio de Jerusalén, “varón bueno y justo” (Lucas 23,50); Tabita “esta mujer pasaba su vida haciendo el bien Y ayudando a los necesitados” (Hechos 9,36); el capitán Cornelio, un hombre justo, que adoraba a Dios (Hechos 10,22); “cierta mujer llamada Lidia, temerosa de Dios” (Hechos 16,14);el discípulo “Justo, temeroso de Dios” (Hechos 18,7); Apolo, hombre de “espíritu fervoroso” (Hechos 18,25); Ananías, “piadoso y obediente a la Ley de Moisés” (Hechos 22,12); entre muchos otros personajes (Romanos 16,1-15. 21-23; Colosenses 4,7-14; Hebreos 11,1-38).


IV. EL PODER DE LA ORACION

El seguimiento del Señor va acompañado de grandes privilegios, porque Dios escucha la plegaria de los justos (1 Pedro 3,12; Job 42,8; Salmo 34,15.17; Proverbios 15,29); como la oración de Sansón con la que obtiene el milagro de un manantial de agua con la que calmó su sed (Jueces 15,18-19); y la petición de Zacarías que es recompensada con el nacimiento de su hijo Juan Bautista, y eso que él y su mujer eran ya de edad avanzada (Lucas 1,13.18). Jesucristo nos invita a implorar siempre por nuestras necesidades (Lucas 11,9-13; 1 Juan 5,14-15); hay que hacer oración unos por otros (Colosenses 4,12; Santiago 5,16; Hebreos 13,18-19), y por los santos (Efesios 6,18). San Pablo anima en sus cartas a los hermanos a pedir por él (Romanos 15,30; Efesios 6,19; Filipenses 1,19; 1 Tesalonicenses 5,25), “por todo el pueblo de Dios” (Efesios 6,18; 2 Corintios 1,11; Colosenses 4,3); el mismo los encomienda en sus oraciones (Efesios 1,16; Filipenses 1,4; Colosenses 1,3-9; 1 Tesalonicenses 1,2; 3,10), invita a los fieles a rogar por toda la humanidad (2 Tesalonicenses 1,11; 1 Timoteo 2,1-2). Los 24 ancianos y los ángeles suben ante el trono celestial las plegarias de todos los que pertenecen al pueblo santo de Dios (Apocalipsis 5,8; 8,3-4).

Por otra parte, encontramos casos de intercesión ante el Señor, como Abraham que pide detener el castigo contra Sodoma y Gomorra (Génesis 18,20-33), y por la salud de Abimelec (Génesis 20,17); Lot ruega ante los ángeles para que no destruyan la ciudad de Zoar (Génesis 19,20-21); Job intercede por su familia ofreciendo sacrificios por ella, y aunque fue maltratado por tres compañeros, los perdonó y hasta oró por ellos (42,10). Moisés clama por el faraón de Egipto (Éxodo 8,28-29; 9,29-33), y por los pecados del pueblo elegido (Éxodo 32,9-13, 30-32; Números 11,2; 14,11-19; 16,20-22). Cuando los judíos se establecen como la nación de Israel, los sacerdotes, reyes y profetas exponía los asuntos importantes de la comunidad ante Dios (1 Samuel 8,21-22; 14,36-41; Jeremías 42,1-3); así por ejemplo: el rey David intercede para que no se castigue a los hebreos (2 Samuel 24,17), y para que la peste se retire de Israel (24-25); Nehemías hace oración por los israelitas (1,6.11); Daniel suplicó a Yahvéh que tuviera misericordia de los judíos, quienes sufrían el castigo por sus pecados (Daniel 9,15-19); la plegaria fervorosa del profeta Elías hace desaparecer y aparecer La lluvia en su Nación (Santiago 5,17-18); el profeta Jeremías ya muerto hace oración por el pueblo y la ciudad santa (2 Macabeos 15,14), al igual que Samuel y Elías (Eclesiástico 46,23; 48,14-15).

El evangelio de San Lucas nos cuenta que cuando Zacarías se encontraba en el Santuario ofreciendo incienso, una multitud de judíos estaban fuera orando. Al parecer, se había convertido en costumbre congregarse fuera del Templo para orar durante la ofrenda del incienso al Señor sobre el altar de oro (Lucas 1,8-10). María pide a Jesús en las bodas de Caná por el vino (Juan 2,3); un alto Oficial del rey por la curación de su hijo enfermo (Juan 4,46-51); un capitán romano por su criado paralítico (Mateo 8,5-7); Jairo, el jefe de los judíos, para que resucitara a su hija (Mateo 9,18); la mujer cananea por su hija endemoniada (Mateo 15,21-22); el rico Epulón intercede por sus hermanos ante el padre Abraham (Lucas 16,27-28); María, la esposa de Zebedeo, por sus hijos Santiago (el mayor) y Juan (El discípulo amado) (Mateo 20,20-21); Marta y María Magdalena por su hermano muerto Lázaro (Juan 11, 20-21.32); la iglesia en Jerusalén oró por Pedro cuando estuvo encarcelado (Hechos 12,5); el diácono Esteban pide el perdón por sus verdugos (Hechos 7,60); el apóstol Pablo por los navegantes en peligro (Hechos 27,23-24); Epafras rogó por sus hermanos en la fe (Colosenses 4,12); y San Pedro asegura que en el cielo él intercederá por los que queden en la tierra (2 Pedro 1,15).

V. LAS RELIQUIAS SAGRADAS

Para la Iglesia Católica existe además una veneración a las “reliquias”, que son restos humanos y vestimentas de los santos, ornamentos del culto sagrado y objetos de piedad; muchos de los cuales con poderes milagrosos por parte de Dios. Como el callado del patriarca Jacob (Hebreos 11,21); los restos mortales de José que fueron llevados desde Egipto hasta Siquem, para que fueran sepultados en la Tierra Prometida (Génesis 50,25; Éxodo 13,19; Josué 24,32; Hebreos 11,22); a Moisés el Padre Eterno le promete que con su vara hará cosas asombrosas (Éxodo 4,17), como sucedió ante los ojos del faraón Ramsés II (Éxodo 7,9-12), con las plagas de Egipto (Éxodo capítulos 7-8), cuando abrió en dos el mar rojo (Éxodo 14,16), cuando hizo brotar agua de las rocas en el desierto del Sinaí (Éxodo 17,5-6), y en la guerra contra los amalecitas (Éxodo 17,9); Dios hace retoñar el bastón de Aarón, para que lo colocaran dentro del cofre sagrado (Números 17,7-10); El rey David hizo trasladar el “cofre de Dios” a la ciudad santa de Jerusalén, en medio de alegría, cantos, música, danzas, sacrificios y holocaustos (2 Samuel 6, 5.13.15.17), al igual que su hijo Salomón (2 Reyes 8,1-10); la capa del profeta Elías abrió en dos oportunidades el río Jordán (2 Reyes 2,8.13-14); en cierta ocasión unos israelitas estaban enterrando a un hombre, arrojándolo a la tumba de Eliseo, pero tan pronto el cadáver rozó los huesos del profeta, resucitó y se puso de pie (2 Reyes 13,20-21).

En la vida pública de Cristo, una mujer que desde hacía doce años estaba enferma con derrames de sangre, se curó instantáneamente al tocarle el borde de su túnica (Mateo 9,20-22), también sucedió lo mismo con los enfermos de Genesaret (Mateo 14,34-36). Igualmente, “Dios hacía grandes milagros por medio de Pablo, tanto que hasta los pañuelos o las ropas que habían sido tocados por sus cuerpo eran llevados a los enfermos, y éstos se curaban de sus enfermedades, y los espíritus malignos salían de ellos” (Hechos 19,11-12).



LOS SANTOS EN LA IGLESIA CATOLICA

I. LA FABRICACION DE LOS SANTOS

Desde la época del papa San Clemente en el siglo I, se empezaron a investigar los procesos y las actas de martirio de los cristianos que habían sido sacrificados en tiempos de las persecuciones del imperio romano

Inicialmente era el mismo fervor popular que proclamaba el culto a los santos, ya que “la voz del pueblo, es la voz de Dios”; más tarde, los obispos hicieron trasladar a sus diócesis las reliquias de un santo o mártir

En la antigüedad el Papa oraba de rodillas ante la tumba del postulado a santo, le rendía culto, tocaba las campanas y así éste quedaba canonizado

En los primeros siglos del cristianismo, se hicieron famosas las peregrinaciones como la ruta de Santiago de Compostela en España, o la tumba de los santos apóstoles Pedro y Pablo en Roma

En el año 993, el papa Juan XV intervino personalmente en este proceso al canonizar formalmente a San Udalrico, obispo de Augsburgo (Alemania)

En el año 1234, el papa Gregorio IX se reservó el derecho de la canonización de un santo(a) a los altares de la Iglesia Católica

El papa Sixto V, creó en el año 1588 la congregación de los Ritos o más bien conocido como la de la Causa de los Santos, quienes investigan cuidadosamente todos los detalles de la vida, los escritos y los milagros de los “presuntos” siervos de Dios

El papa Urbano VIII estableció en el año 1634 las normas eclesiásticas para seguir dicho proceso jurídico, que se ha mantenido vigente hasta nuestros días

Benedicto XIV (1740 –1758), como “doctor privado” publicó el tratado “De Canonizatione Sanctorum”

Con la reforma del Código de Derecho Canónico en 1983 bajo el pontificado de Juan Pablo II, se facilitó el camino de beatificación y canonización

Este proceso consta de tres partes:

La primera es la confirmación de las virtudes heroicas del postulante tales como las teologales: fe, esperanza y caridad (1 Corintios 13,13); así como también los frutos del Espíritu Santo: el amor, la prudencia, la justicia, la templanza, la fortaleza, la caridad, la pobreza, la castidad y la obediencia (Gálatas 5,22-23; Colosenses 3,12-14); que se hace después de cinco años de su muerte, y es llevado a cabo por un promotor (persona o grupo) quien se dirige al obispo de la respectiva diócesis. Este eleva una propuesta oficial a la Santa Sede, haciendo llegar toda la documentación recolectada que puede incluir cualquier carta, sermón, alocución, artículo, ensayo o libro escrito por aquél, así como comentarios importantes de él o ella que hayan merecido en el transcurso de su vida; y se le da el título de “Siervo de Dios”. Cuando los tribunales de Roma verifican que la vida cristiana del postulado fue heroica, y por lo menos dos teólogos hayan examinado con lupa de detalles cada palabra, de a cuerdo con la ortodoxia doctrinal, lo denominan “Venerable”. Para esta primera parte no existe una ceremonia especial

El segundo paso es la “beatificación”, que se cumple en un lapso de tiempo no menor de veinte años, y es realizado en la Curia Romana por la Congregación destinada para tal fin, quienes nombran a su vez un “promotor de la fe” del Vaticano, más conocido como el “abogado del Diablo”, así como también un postulador o “abogado de Dios”; en compañía de varios cardenales y teólogos consultores

En esta etapa es necesario distinguir las dos categorías de santos que existen: los mártires y los confesores; los primeros que fueron los Que derramaron su sangre por Cristo, no necesitan inicialmente de un milagro, mientras que para los segundos si se cumple esta norma, que tiene que ser autorizado por un grupo de 70 científicos y médicos destacados de diferentes universidades e institutos, muchos de los cuales no son católicos. Ya después de cumplidos todos los requisitos es llamado “bienaventurado”, y puede recibir un culto restringido de su imagen y reliquias en ciertas iglesias, ordenes religiosas o regiones, aunque en algunas ocasiones específicas esta autorización tiene un alcance a todo el mundo católico

En la ceremonia de beatificación se pinta un retrato del candidato(a), o también representando el milagro que se le atribuye; igualmente, se imprimen folletos y estampas de su persona, con anterioridad se exhuman sus restos mortales para comprobar su autenticidad, y si se haya reliquias personales se pondrán en un relicario y se le ofrecerá al Papa, al lado de una semblanza biográfica especialmente encuadernada, un ramo de flores, se permite además que le dediquen una oración y una misa

La tercera fase es la “canonización”, que se da después de una revisión general de la vida del beato(a), más la confirmación de un nuevo milagro que es obligatorio para ambas categorías. Posteriormente, el Papa como jefe supremo de la Iglesia de Cristo, y haciendo uso del derecho de la infalibilidad pontificia, lo eleva a los altares a la categoría de “santo”, muchas veces en la propia basílica de San Pedro del Vaticano, y lo anota en el catálogo del libro de los santos. El Romano Pontífice también destina la fiesta litúrgica del santo(a), que se da el día de su muerte, pues teológicamente es el paso de esta vida terrenal a la recompensa final en el reino de los cielos

II. DATOS EN GENERAL

El profeta Isaías escribió: “Santo, santo, santo es el Señor” (6,3)

El llamado a la santidad es un decreto divino, así por ejemplo en el libro del Levítico (19,2); encontramos el siguiente enunciado: “Sean ustedes santos, pues yo, el Señor su Dios, soy santo” (Véase también Mateo 5,48; Efesios 1,4; Hebreos 12,14)

La santidad se ha definido teológicamente como la manifestación del Altísimo en los seres humanos, para que caminen en su presencia y cumplan sus mandatos

Existen tres clases de culto sagrado:

Latría (o adoración), es exclusividad de Dios (Éxodo 20,3; Deuteronomio 6,13)

Hiperdulía (o veneración especial), se le da a la Virgen María (Lucas 1,28.42.48)

Dulía (o veneración), a los santos(as) (Salmo 97,11; Proverbios 10,7)
Los católicos romanos no son los únicos que practican el culto a los personajes sagrados, así por ejemplo:

Los budistas veneran a sus Arahants y Bodhisattuas, y en el Tíbet, a los Monjes Lamas

Los hindús reverencian a los Gurús o Santones, maestros espirituales de vida asceta

Los musulmanes tienen a sus Awliya Allah o “amigos íntimos de Dios”, y sus respetados Sufíes

Los judíos conservan la memoria de sus patriarcas como Abraham, Moisés o el rey David; así como también algunos mártires, filósofos, rabinos y otros Tsaddikim (hombres justos)

En el Cristianismo, la Iglesia Ortodoxa Rusa mantiene una devoción hacia los Santos Padres de la Iglesia Oriental, algunos patriarcas y mártires, incluyendo a los zares como Nicolás II, además celebran la “fiesta de todos los santos” el primer domingo, después de Pentecostés. Igual ocurre con la Iglesia Anglicana que mantiene en su liturgia el calendario a los santos; asimismo, los evangélicos conservadores (o luteranos), le rinde especial admiración a los profetas del Antiguo Testamento y los apóstoles del Nuevo Testamento

Un teólogo español de la época de Felipe IV, Francisco de Sosa, obispo de Canarias, hizo una clasificación de los santos en varios grupos:

Los declarados como tales por el Antiguo Testamento, por los Evangelios y las Actas de los Apóstoles

Los “santos”, que deben ser reconocidos por la iglesia de acuerdo a la tradición antigua

Los santos canonizados por las normas eclesiásticas vigentes
Los beatificados por el mismo procedimiento

Aquellas personas de que se tienen noticia de que vivieron con santidad e incluso hicieron milagros, y son venerados por los fieles en culto privado

Para otros teólogos existen solamente tres categorías:

Todo aquel que está en el cielo, ya que participa de la visión beatífica del Padre Celestial y está confirmado en la gracia (Colosenses 1,12)

Los cristianos que están en gracia de Dios participan de este privilegio, y por eso los apóstoles Pedro y Pablo usan la palabra “santo”, para referirse a los fieles y a las comunidades de creyentes (Hechos 9,32; Romanos 1,7; 15,31; 1 Corintios 1,2; 16,1; 2 Corintios 1,1; 13,13; Efesios 1,1; Filipenses 1,1; 1 Timoteo 5,10; Hebreos 3,1); ya que por el bautismo somos liberados del pecado y unidos en Cristo Jesús, quien es el “Santo de los santos” (Hebreos 7,26)

Aquellos que son reconocidos por la Iglesia Católica y se presentan como modelos de conducta e intercesores ante el Todo Poderoso

En la “imitación de Cristo” cada santo(a) tiene su propia visión de lo que es la perfección cristiana, y en ninguna otra faceta de la historia de la humanidad, se encuentra tanta variedad como en la galería de los santos; pues los hay desde papas, cardenales, obispos, sacerdotes, diáconos, monjes, religiosos(as), emperadores, reyes y reinas, militares, políticos, abogados, médicos, campesinos, niños(as) entre muchos otros. Aquí se cumplen las palabras del salmista sobre “la hermosura de la santidad” (Salmo 110,3)

La práctica de celebrar la liturgia sobre las tumbas de los mártires en las catacumbas de Roma, fue instituida por el papa San Félix en el año 269

En África del Norte, desde el siglo IV, las reliquias de los mártires eran objeto de culto privado, los fieles las llevaban sobre sí, encerradas en relicarios o en cajas de hierro

En el siglo VI, los Papas decidieron que debían incluirse restos de mártires en los altares destinados a la celebración de la misa, en la llamada piedra de ara

Las iglesias de Occidente enviaban a Roma peregrinos entre los siglos VI y IX, para que adquirieran huesos de mártires sepultados en las catacumbas

En la época de la Contra-reforma, la Santa Sede se inclinó a “depurar” el santoral, cuando se encontraron actas apócrifas o dudosas, santos cuya existencia histórica no estaba comprobada y hechos controvertidos y disputados

El 10 de mayo de 1969, Pablo VI, hizo una exclusión de 33 santos que nunca se comprobó que existieran, y que no deben ser nombrados en oraciones especiales en sus fiestas, fueron además borrados del Catálogo oficial y del calendario litúrgico; tales como Santa Bárbara, la joven mártir que se ignora la época en que vivió, patrona de Cuba; se le invoca contra la muerte repentina y los rayos. San Jorge, que peleó con el dragón, patrono de Gran Bretaña, Alemania y Portugal; martirizado en el siglo IV. En la Edad Media se le consideraba como el prototipo de los caballeros. San Nicolás, protector de los cautivos, marineros y de los niños, murió a mediados del siglo IV; es también custodio de Rusia y Turquía, la leyenda de este santo obispo se debe a su generosidad con los pobres. San Valentín, patrono de los enamorados, se cree que fue un sacerdote del siglo III que fue martirizado, por casar parejas en tiempos de las persecuciones del imperio romano. San Cristóbal, todavía objeto de veneración por los viajeros, la Iglesia considera como leyenda el hecho que se le atribuyó de cruzar un río llevando al pequeño Jesús; se dice igualmente que era un gigante que vivió a fines del siglo III en Sardis, capital de Lidia, en Asia Menor. Muchas de las catedrales góticas y románicas tienen imágenes suyas; en otros tiempos, los feligreses hacía peregrinaciones a la catedral de Auxerre, que conserva una estatua gigantesca y las mujeres embarazadas lo invocaban para tener un parto feliz

Juan Pablo II proclamó más beatos (1338), que en cuatro siglos todos sus predecesores juntos; y canonizó a más santos (482), de todos los que se contaban desde el siglo XVI

El promedio de espera de la mayoría de los santos proclamados bajo el pontificado de Juan Pablo II fue de 300 a 400 años. Los beatos elevados a este rango en este mismo periodo no han pasado de 50 a 100 años

En conjunto los papas venerados como santos por la Iglesia son 78, de estos solo tres fueron canonizados después de un proceso: Celestino V, Pío V y Pío X. Los Pontífices beatos son diez, incluyendo a los dos últimos: Pío IX y Juan XXIII. Además, los primeros 53 Vicarios de Cristo murieron mártires, y tres llevan el título de Grande o Magno: León I, Gregorio I y Nicolás I

En la actualidad hay pendientes cerca de 2000 procesos de beatificación y canonización en la Congregación para la Causa de los Santos

En XXI siglos de existencia hay unos 10000 santos(as) en la Iglesia Católica

La corona (o semicírculo) que se les coloca en las imágenes y cuadros en la cabeza de los santos recibe el nombre de nimbo. Se atribuye su origen a los antiguos egipcios, quienes acostumbraban colocar sobre la cabeza de sus dioses una representación del disco solar. Desde el siglo III el cristianismo lo usa sobre la cabeza de Jesús, como símbolo de la gloria celestial, de la luz, de la inteligencia y de sus virtudes. En el siglo V empezó a usarse para los ángeles, y en el siglo VII aparece sobre la cabeza de los apóstoles, evangelistas, y santos; generalizándose la costumbre

La hagiografía es el estudio de la historia y tradiciones de los santos. Durante el siglo I el papa Clemente I ordenó que siete notarios escribieran todo lo referente al martirio de los cristianos

Desde el siglo XVII, los “Acta Sanctorum” reúnen una serie de documentos en los que se relatan por épocas, las anécdotas y testimonios de todos aquellos que son canonizados por la iglesia Católica

El “Martirologio Romano” (Libro de los Santos), recoge los nombres de los santos y beatos (6538), que han sido reconocidos oficialmente en cada día del calendario litúrgico de la Iglesia Católica

La devoción a San José (Dios me ayuda), empezó sólo a partir del siglo XI y lentamente se fue extendiendo. El papa Gregorio V, en 1621, decretó la fiesta de San José, esposo de la Virgen María para el día 19 de marzo. Posteriormente, Pío IX, en 1847, lo declaró patrono de la Iglesia Católica. En 1898, León XIII, aprobó y permitió repartir los escapularios de San José. Ya en 1909 la Santa Congregación de Ritos, formuló las letanías para que fueran Rezadas por los creyentes; en 1917, Benedicto XV lo llamó como el “patrono de la buena muerte”. Pío XII, en 1955, agregó la celebración del 1 de mayo a San José obrero. Juan XXIII resaltó más su culto al colocar su nombre en el canon (parte central de la misa), y también lo nombró custodio del concilio Vaticano II (1962-1965)

El día de la fiesta de todos los Santos, nació en las catacumbas de Roma, al honrar de forma general a muchos mártires que en tiempos de Diocleciano fueron inmolados. Este día comenzó a celebrase en el siglo IV, en Antioquía se realizaba una fiesta para todos los mártires el primer domingo después de Pentecostés. El papa Bonifacio IV en el siglo VII, Estableció la fecha el 13 de mayo, día que También se celebraba del panteón a la Virgen y a todos los mártires; durante la misa se dejaban caer los pétalos de rosas rojas en forma de lluvia como señal de júbilo y esperanza. Posteriormente, El papa Gregorio IV, fue quien después de trasladar gran número de mártires desde las catacumbas a un panteón Romano, lo denominó Iglesia de Santa María de los Mártires, y consagró su fiesta el primero de noviembre del año 835. Esta fecha fue escogida, por coincidir con la terminación de la cosecha, cuando no faltarían los víveres para la gran muchedumbre que ese día se reunía. Hoy se honra en ella a todos los ángeles y santos

Los llamados Padres Apostólicos, fueron aquellos santos que conocieron en vida a los Apóstoles de Cristo; como: San Papías, San Ignacio de Antioquía, San Policarpo, San Clemente Romano, San Justino Mártir

Se llaman Padres de la Iglesia, a los escritores de la antigüedad cristiana (la patrística) tanto de la iglesia en Oriente como en Occidente, que Desde el siglo IV al VIII sintetizaron las enseñanzas de la Biblia, los escritos de los Padres Apostólicos y las actas de los primeros concilios; además se distinguieron por la pureza de su fe y de su santidad; como por ejemplo: San Atanasio, San Juan Crisóstomo, San Gregorio Nacianceno, San Basilio, San Ambrosio

Se denominan Doctores de la iglesia a los que a parte de su vida de virtud sobresalieron por su ciencia eminente a la doctrina del catolicismo, y que han sido declarados como tales por el Sumo Pontífice o un Concilio Universal; muchos de los cuales también fueron Padres de la Iglesia; en total son 33 como: San Agustín, San Jerónimo, Santo Tomás De Aquino, San Buenaventura, San Alfonso De Ligorio, San Juan de la Cruz; incluyendo además a tres mujeres: Santa Catalina de Siena, Santa Teresa de Avila y Santa Teresita del Niño Jesús

Santa Clara de Asís, fue proclamada la patrona de la televisión por el papa Pío XII, debido a su facultad de ver cosas desde otros lugares (clarividente)

Hay varios candidatos en la Santa Sede para ocupar este mismo lugar en el Internet, los más opcionales son:

San Isidoro de Sevilla, un estudioso sacerdote español, del siglo VII, a quien se le atribuye haber escrito la primera enciclopedia del mundo; una colección de 20 volúmenes de diferentes temas

San Maximiliano Kolbe, sacerdote franciscano polaco, y destacado periodista, creó varias imprentas y periódicos católicos en el siglo XX

El Arcángel San Gabriel, mensajero de Dios en la Tierra, y patrono de las telecomunicaciones

Santo Tomás de Aquino, consagrado escritor dominico de la Edad Media

Los santos(as) llamados “místicos” que tuvieron dones o privilegios especiales, tales como: revelaciones particulares, profecías, glossolalia (don de lenguas) o xenoglosia (hablar en lenguas extranjeras); estigmas, visiones, alocuciones (mensajes de parte de Dios), y sueños de Jesús, María, los ángeles u otro santo; bilocación (estar en dos lugares al mismo tiempo), clarividencia espiritual (Conocer el estado del alma de otra persona), levitación (levantarse del suelo) y demás; no merecen un trato especial cuando se estudia sus casos para ser elevado a los altares de la Iglesia

Hay que aclarar que ningún santo(a) incluyendo a la virgen María pueden hacer un milagro. Solamente sirven de intermediarios entre El Señor Jesús y los hombres (1 Timoteo 2,5)

Para tener un ejemplo de los milagros que se les atribuye a la intercesión de un beato(a) o Santo(a); presentamos la siguiente lista:

En 1998, la mujer india Monika Bersa de 34 años, se mejoró gracia a un milagro de la Madre Teresa de Calcuta. Ella vio un rayo de luz Procedente de la foto de la religiosa fundadora de las Hermanas de la Caridad, mientras se encontraba hospitalizada debido a un grave cáncer en el abdomen; al día siguiente el tumor había desaparecido. El hecho ocurrió un año después de la muerte de la religiosa de origen albanés

En 1990, el mexicano José Barragán de 20 años, debido a una fuerte depresión por el consumo de drogas alucinógenas, se lanzó desde el tercer piso de un edificio para suicidarse. El joven fue desahuciado Por los médicos que lo atendieron al presentar fracturas múltiples en el cráneo, la espina dorsal y otras partes del cuerpo. Su madre lo encomendó al entonces beato indio Juan Diego; cuatro días después, su hijo salió del hospital de la capital mexicana, andando por sus propios pies y sin apenas rastros de las graves heridas sufridas en el accidente

Hay un milagro atribuido al fraile italiano y estigmatizado, San Pío de Pietrelcina; el del niño Matteo Colella, que cuando tenía ocho años en el 2001, entró en coma por una meningitis fulminante, sus padres lo llevaron a la celda del convento del fraile capuchino en San Giovanni Rotondo, después de rezar por algunas horas el infante se alivió sorprendentemente

En 1966, Caterine Capitani, una monja napolitana que tenía una enfermedad incurable, que no podía ingerir alimentos y estaba desahuciada; le colocaron una foto del papa Juan XXIII en su abdomen y rezaron. Pocos minutos después la monja comenzó a sentirse mejor y pidió de comer

En 1998, el niño argentino Manuel Vilar resucitó después de dos días de ser declarado clínicamente muerto, al haberse ahogado en una piscina. El milagro se produjo al invocar la ayuda de la ya beata Maravillas de Jesús, una carmelita descalza española del siglo XX

La causa de beatificación que ha contado con mayor respaldo fue la de monseñor José María Escrivá de Balaguer. Después de su muerte ocurrida en Roma en 1975, empezaron a llegar al papa Pablo VI, cartas de jefes de estado, de ministros, senadores y diputados, de familias enteras, de personas de todas las clases sociales y de todos los rincones del mundo; incluyendo, las dirigidas por 69 cardenales y 1300 obispos (más de la tercera parte de la totalidad). Fue declarado santo en el año 2002, apenas 27 años después de haber fallecido

La ceremonia de beatificación más grande que se halla presentado en la historia de catolicismo, se produjo el 10 de marzo del 2001, cuando Juan Pablo II en el Vaticano elevó a la gloria de los altares a 233 mártires de la Guerra Civil española de 1936; entre sacerdotes, monjas y laicos

La Madre Teresa de Calcuta también batió récord, pues fue proclamada beata en octubre de 2003; seis años después de haber dejado este mundo. Sin embargo, el Papa Juan Pablo II se negó a canonizarla el mismo día, a petición de un grupo de cardenales

La canonización más rápida que se ha presentado en la historia de la Iglesia fue la de San Antonio de Padua, que se dio en la fiesta del Pentecostés del año 1232, y a sólo un año de su muerte por el papa Gregorio IX. Por el contrario, San Alberto Magno, quien murió en 1280, fue declarado santo seis siglos y medio después por Pío XI, en 1931. Al jesuita Roberto Belarmino, quien murió en Roma en 1621, el proceso de beatificación que comenzó casi inmediatamente se prolongó por tres siglos. Después, en un solo año, en 1930, obtuvo del Papa Pío XI la triple glorificación de beato, santo y doctor de la Iglesia

La primera beatificación de una pareja de esposos se efectuó el 21 de octubre del 2000, cuando Juan Pablo II, elevó a esta categoría a los esposos italianos Luigi y Maria Beltrame Quattrochi


III. FRASES CELEBRES EN HONOR A LOS SANTOS Y A LA SANTIDAD

Me has llamado Señor, aquí estoy; habla Señor que tu siervo escucha
1 Samuel 3,10

Al que vencer el mal, haciendo el bien
San Pablo (Romanos 12,21)

No hay que buscar el bien de uno mismo, sino el bien de los demás
San Pablo (1 Corintios 10,24)

Yo no he llegado aún a la meta o a la perfección, lo que hago es luchar por alcanzarla, habiendo alcanzado a mí Cristo Jesús
San Pablo (Filipenses 3,12)

El que hace lo bueno es de Dios, pero el que hace lo malo no ha visto a Dios
3 Juan 11

Sólo las obras de los santos perduran
Papa León XIII

La salvación de los unos, depende de la oración y el sacrificio de los demás
Papa Pío XII

El gran mal del hombre moderno es haber perdido el sentido del pecado
Papa Pablo VI

La falta más grande del apóstol es el miedo
Papa Juan Pablo II

La única competencia posible entre los cristianos, es ver quien puede ofrecer el amor más grande
Papa Juan Pablo II

La vida del cristiano debe ser una continua penitencia
Concilio de Trento

El mejor apóstol es el santo
Documento de Puebla

Conocer a Dios, es amar a Dios
San Agustín

La única libertad en el hombre, es decirle sí a Dios
San Agustín

Al que se aleja de Dios, todo se aleja de él
San Agustín

La causa de todos los males son los pecados de la humanidad
San Agustín

No podemos obrar el bien, sin antes dejar de haber dejado el mal
San Agustín


Aquel que salva un alma tiene su alma ganada
San Agustín

La única razón de la vida del cristiano, es la recompensa eterna
San Agustín

Si quieres ser un predestinado para la salvación, tienes que portarte como uno de ellos
San Agustín (Comparar con Romanos 8,28-30)

Nada se anteponga a la dedicación de Dios
San Benito

No lloréis, os seré más útil después de mi muerte y os ayudaré más eficazmente que durante mi vida
Santo Domingo de Guzmán

Hay tampoco santos, porque hay pocas almas que se mortifican
San Juan de la Cruz

Al atardecer de nuestras vidas seremos examinados en el amor
San Juan de la Cruz

El mayor regalo que Dios le puede dar a un grupo de fieles, es darle un sacerdote santo
San Vicente de Paúl

Por donde quiera que pasen los santos, dejan la huella de Dios
Santo cura de Ars

Los siervos de Dios tienen que hablar poco, trabajar mucho, y soportarlo todo
San Gaspar del Búfalo

El verdadero fin de la vida del cristiano, es conseguir el Espíritu Santo
San Serafín de Sarov

Señor dadme almas y llévate lo demás
San Juan Bosco

El acercar un alma a Dios, tiene más valor que regalar un altar de oro a la Iglesia
San Juan Bosco

Un santo triste, es un triste santo
San Juan Bosco

Las crisis del mundo moderno, son crisis de santos
San José María Escrivá

Si cada año atacamos fuertemente uno de nuestros defectos, alcanzaremos pronto la santidad
Beato Tomás de Kempis
(La imitación de Cristo)

Desde que descubrí que Dios existe, entendí que el único sentido de mi vida, era vivir para El
Beato Charles de Foucold

Es poca cosa ir al cielo solo
Santa Teresa de Ávila

De devociones absurdas y santos amargados, líbrame Señor
Santa Teresa de Ávila

Todavía en el cielo Jesús hace todo lo que San José le pida
Santa Teresa de Ávila

No puede ser un medio santo, tiene que ser todo santo o nada santo
Santa Teresita del Niño Jesús

Pasaré mi cielo haciendo el bien sobre la tierra
Santa Teresita del Niño Jesús

La salvación de un alma vale más que el mundo entero
Santa Eufrasia Pelletier


La santidad no es un lujo de unos pocos, sino el llamado para todos
Beata Madre Teresa de Calcuta

Uno no es de verdad cristiano, al menos que hay convertido a alguien al cristianismo
Cardenal Suenens

Todo hombre que no es un santo, es un cerdo
León Bloy

El mundo moderno necesita de santo virtuoso, así como una ciudad azotada por la epidemia, necesita de médicos y hospitales
Simone Weil

El hombre no es solo de este mundo
Hoiman Von Ditfurt

Entre los cristianos no es importante quien es el más fuerte, sino el más bueno
George Desvalíeres

Todo se tambalea donde falta la fe
Schiller

Voy a creer en el Dios de los cristianos, el día que ellos tengan cara de Santos
Federick Nietzche


SANTIAGO DE COMPOSTELA

I. SU HISTORIA


Santiago (llamado también Jacobo), nació en Betsaida, hermano de Juan, ambos hijos de Zebedeo y Salomé, pescadores de Cafarnaúm. Se encontraban entre los primeros discípulos de Jesús, quienes por su temperamento y firmeza les dio el título de “Hijos del Trueno” (Marcos 3,17).

Después de la ascensión del Señor, Santiago llamado también “el mayor”, permaneció en compañía de los demás apóstoles y de la Virgen María en Palestina durante doce años, luego predicó el evangelio en el país de los Celtíberos (hoy España). Posteriormente se trasladó a la región de Césaraugusta (hoy Zaragoza), al nordeste de la Península Ibérica, donde agobiado por el cansancio y las flaquezas, un día 2 de enero del año 40 fue reconfortado por una aparición de la Madre del Salvador sobre un pilar de mármol (Cuando aún vivía en Palestina), dejando como prenda de su futura protección a la Nación, una imagen suya esculpida por los ángeles, que se conserva hasta nuestros días como la “Virgen del Pilar de Zaragoza”.

Entre los años 42 al 44, regresó a Jerusalén en tiempos del reinado de Herodes Agripa, enemigo de los cristianos. Aquí fue traicionado, encarcelado y torturado y junto con su delator arrepentido, fueron decapitados según consta en el libro de los Hechos de los Apóstoles (12,1-2), siendo además el primero de los doce amigos que dio la vida por su Divino Maestro.


II. SU SEPULCRO

La tradición cristiana, escritos de San Isidoro de Sevilla y San Braulio, además de varios monumentos históricos; dan fe que después de su martirio, dos de sus seguidores: Teodoro y Atanasio, trasladaron el cuerpo del santo desde la Ciudad Santa, por el puerto de Jupper (hoy Tel –Aviv), hasta las playas de Iria –Flavia, en la Costa Atlántica de Galicia (región noroccidental de España), desde donde fue transportado en carreta, hasta llegar a un lugar donde los bueyes se detuvieron por su propia voluntad. En ese punto fue sepultado, pero debido a las terribles persecuciones que se desataron contra los seguidores de Cristo, el rastro exacto de su ubicación se perdió completamente.

En el siglo II se empezaron a ver extrañas luces en este sitio, que estaba cubierto por un espeso bosque, más adelante en el siglo VIII el obispo Odoario levantó un templo dedicado a Santiago Apóstol, en la región de Avezado. En el año 813, un ermitaño de la órden de San Fiz, llamado Pelagio, vio cómo una estrella descendía sobre los arbustos de Iria mientras resonaba un coro celestial en los alrededores. En vista de este hecho, el obispo Teodominio hizo excavar el lugar, donde encontró un sepulcro de mármol en cuyo interior se hallaba un arcón de cedro con los restos mortales de Santiago el Mayor. El rey del lugar Alfonso II el Casto, que visitó la zona, declaró que los restos eran auténticos y proclamó a Santiago el “Protector de España”.

Las reliquias del apóstol, se ocultaron durante trescientos años por juzgar que corrían peligro, y no fueron devueltas hasta 1879. Después fueron autentificadas por la bula Deus Omnipotens en 1884, bajo el pontificado de León XIII.


III. PEREGRINAJE

En el siglo VII la Ciudad de Dios cayó en manos de los turcos, se iniciaron las cruzadas, los cristianos no podían llegar a la Tierra de Jesús, porque los moros se los impedían, así que peregrinaron a Santiago de Compostela (o campo de la estrella), para orar ante la tumba del santo.

Desde el siglo IX empezaron a llegar de toda Europa y parte de Asia, caravanas de reyes, obispos, monjes, caballeros, soldados, escuderos, plebeyos y campesinos que iban a cumplir un voto hecho al apóstol mártir en momentos de peligro. Clérigos y frailes fundaron monasterios, iglesias, hospitales y hospederías por el camino, y no faltaron los reos que preferían ir a Iria, que permanecer en prisión. Quedaba abierto, pues, el llamado “Camino de Santiago”.


Santiago de Compostela, fue visitada por el Cid Campeador, el rey San Luís de Francia y su corte, San Francisco de Asís y San Guillermo de Montivérgino, quien arrastró hasta aquella tumba cadenas, en un acto de penitencia. Las peregrinaciones fueron favorecidas con la aparición en ese mismo siglo de la primera guía de viajeros, el llamado Códice Calixtino, que mencionaba la leyenda hagiográfica del apóstol y daba noticia de las cinco rutas principales para llegar al santuario. Hoy en día su basílica es el tercer centro de peregrinación en importancia dentro del orbe católico, después de Tierra Santa y el Vaticano.

El Camino de Santiago de Compostela fue declarado en 1993, por la UNESCO como “Patrimonio Cultural de la Humanidad”, dos años después el Consejo Europeo le otorgó la distinción de Primer Itinerario Cultural Europeo. Además fue reconocido con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2004.

IV. BASILICA COMPOSTELIANA

A la catedral de estilo románica construida en el siglo XI, con el transcurso de los tiempos se le hicieron añadiduras góticas, renacentistas y barrocas, al igual que a todo el contexto arquitectónico de la ciudad, incluyendo el hospicio que mandara a construir para los peregrinos los reyes católicos en 1499.

La llamada puerta de los perdones, que da a un pequeño patio con sepulcros, tiene la particularidad de ser abierta solamente en los años Santos Jacobeos, que se celebran cada vez que el 25 de julio, fecha del apóstol Santiago en el calendario eclesiástico, cae en día domingo.

Dentro de la basílica se puede apreciar una imagen que representa a Santiago mártir, con capa de plata y joyas ornamentales, ubicada en el altar mayor. A cada lado hay escaleras por las que suben los peregrinos para abrazarla por detrás. De aquí los visitantes descienden para contemplar el sarcófago de plata que contiene las reliquias del justo. Entonces quienes llegaron a Compostela movidos por el fervor, la fe y la penitencia son recompensados con una concha tradicional del lugar, emblema del santuario, que representa una mano que se abre para realizar obras piadosas.

V. SANTIAGO Y SU PROTECCION A LA IGLESIA CATOLICA

Desde el año 757 el obispo Odoario empezó a organizar la reconquista de su País, que desde entonces y hasta el siglo XV estuvo en poder de la medialuna islámica. La reliquia del santo patrono era el baluarte para contrarrestar la influencia del “brazo del profeta Mahoma”, que se conservaba en una mezquita de Córdoba, en el sur de España. Se ha dicho que el jerarca avanzaba, fundaba y reconstruía pueblos en nombre de Jesucristo y en honor del apóstol. Al grito de “por Santiago y por España”, los ejércitos españoles luchaban contra los moros en su patria, y luego durante las cruzadas contra los sarracenos en Tierra Santa. Nace así la Orden de los Caballeros del Hábito de Santiago, creada en 1170.

En la batalla de Clavijo en el año 845, Santiago es visto en combate, del lado de Ramiro I, montado sobre un corcel blanco, y empuñando una cruz y una espada, dando ánimo a los ejércitos católicos y llevándolos a la victoria; ahí ganó el apóstol el título de “Santiago Matamoros”.

En el año 932, se le aparece al rey Ramiro II en un sueño, donde le ofrecía en nombre de Cristo –Rey protección para sus soldados, que se enfrentaban contra las fuerzas mahometanas llegadas por mar y tierra. Lo cierto es que a otro día, cuando se reanudaron los combates, apareció súbitamente el apóstol blandiendo el espada defensor de la fe, hecho que dio el triunfo a los diezmados ejércitos españoles. Santiago Apóstol y la Virgen abanderaron la reconquista, hasta que en 1492 los españoles retiraron a los islámicos con la toma de Granada y quedó España en poder de los cristianos.

Hay crónicas que relatan que el insigne capitán celeste protegió a los católicos portugueses en Goa, mientras en América se conoce el relato del inca Gracilazo de la Vega (historiador indígena), peruano, quien narra que doscientos conquistadores fueron cercados en Cuzco por doscientos mil nativos durante ocho meses. En el último asalto, el santo patrón de España apareció montado en su caballo blanco y portando en su mano derecha una espada que parecía un relámpago. Con esta visión los aborígenes se replegaron llenos de terror. Sobre el particular hay una lápida en la capilla del triunfo, en esta misma ciudad Latinoamericana.


DIEZ VERDADES CONTRA LOS TESTIGOS DE JEHOVA

1. Mientras que la Iglesia Católica cuenta con pruebas bíblicas, históricas y arqueológicas que demuestran que fue fundada por el propio Cristo Jesús, cuando nombró al apóstol Pedro como su primer Vicario en la Tierra (Mateo 16, 17-18; Lucas 22,32; Juan 21,15-17). Los Testigos de Jehová solo empezaron a existir por Charles Taza Russeell, quien en el año de 1879, después de haberse separado de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (aunque esto no lo reconocen ellos), para fundar su propia organización llamada “La Sociedad Torre del Vigía” en Pennsylvania (EEUU). (El hombre en busca de Dios, Ed 1990, Pág 352). Pero conservando gran cantidad de creencias aprendidas en su antigua congregación. Asimismo, explican en su revista ¿Qué exige Dios de Nosotros?, En la pág 26 que “Jesús fundó una sola religión cristiana verdadera. Por lo tanto, hoy en día únicamente tiene que haber un grupo de adoradores verdaderos de Jehová Dios. (Juan 4, 23,24; Efesios 4, 4,5)”. Más adelante, en la pág 28 aclaran que “La historia moderna de los testigos de Jehová empezó en la década de los setenta del siglo XIX”. Conclusión, no son ellos la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo

2. Los Testigos de Jehová adoptaron oficialmente este nombre en el año de 1931, cuando su segundo presidente Joseph F. Rutherford lo tomó de un texto del profeta Isaías (43,10.12). (La Atalaya, Pág 11; 1 de enero de 2000). Por el contrario, la Iglesia Católica que pertenece al pueblo del “Nuevo Pacto” (Mateo 26,28; Hebreos 8,6; 9,15; 12,24) o “Pacto Eterno” (Hebreos 13,20); somos testigos de Cristo (Juan 1,7;15,26-27; Romanos 1,5-6; 15,16) resucitado (Lucas 24,46-48; Hechos 1,8; 2,32; 5,31-32; 10,39.41; 22,15; 23,11; Apocalipsis 17,6). Además, en el Nuevo Testamento a Dios Todopoderoso se le reconoce como ABBA (Papá) (Mateo 6,9; 23,9; Marcos 14,36; Juan 17,5-6.25-26; Romanos 8,15; Gálatas 4,6; Colosenses 3,17). La Virgen María dice que el nombre de Dios Padre es “Santo” (Lucas 1,49; Comparar con Isaías 57,15); Jesús lo llamó: “Padre Santo” (Juan 17,11), “Padre mío” (Mateo 26,39), “Padre Celestial” (Mateo 6,26.32.; 18,35), “Padre, Señor del cielo y de la tierra” (Mateo 11,25), mi Padre y vuestro Padre, mi Dios y vuestro Dios (Juan 20,17). Incluso, el término “Testigos de Jehová” no aparece en ningún pasaje de las Escrituras Griegas. Del mismo modo, es en el nombre de “Jesús”, que encontramos la salvación eterna (Mateo 10,22.32; Juan 3,18;15,16;16,23-24;20,31; Hechos 2,21;4,12;7,59;16,30-31; Romanos 1,5-6;10,9.13; 2 Timoteo 2,19; 1 Juan 5,13).

3. Los Testigos de Jehová no reconocen el dogma de la Santísima Trinidad (El hombre en busca de Dios, Págs 356-357). No obstante, en el Nuevo Testamento se nos confirma que Dios es una comunidad formada por tres personas divinas distintas. Prueba de ello lo encontramos en la anunciación del ángel San Gabriel a la Virgen María (Lucas 1,35); en el bautismo de Jesús en el río Jordán (Lucas 3,21-22); en la transfiguración en el monte Tabor (Mateo 17,1-5); en el mandato del Mesías de bautizar a todas las naciones (Mateo 28,18-19). Al igual, que en la bendición del apóstol Pablo a la comunidad de fieles de Corintio: “La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes” (2 Corintios 13,14); y la declaración de San Juan: “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo (Jesús) y el Espíritu Santo; y estos tres son uno” (1 Juan 5,7). Véase también (Hechos 2,32-33; Gálatas 4,4-6; Efesios 2,18.22; Hebreos 9,14; 10,29; 1 Pedro 1,2; Judas 20-21).

4. Los Testigos de Jehová no son considerados como una congregación cristiana, ya que desconocen la naturaleza divina del Hijo de Dios (Filipenses 2,6-8; Colosenses 1, 15; Hebreos 1,3). Al respecto dicen de manera herética que Cristo Jesús es el arcángel “Miguel” (¡Despertad!; ¿Quién es el arcángel Miguel?, págs 16-17; 8 de febrero de 2002). Desconociendo que la segunda persona de la Trinidad es llamado el “Emmanuel” (que significa “Dios con nosotros”). (Mateo 1,23; Isaías 7,14); el nombre de Jesús quiere decir “Dios es salvación” (Lucas 1,31); El es superior a todos los ángeles (Juan 1,51; Colosenses 1,16; Hebreos 1,4-5; 1 Pedro 3,22); el “Unigénito de Dios” (Juan 1,18; 3,16), quien también recibe en Las Santas Escrituras el prerrogativa exclusivo de “Dios” (Isaías 9,6; Romanos 9,5; Tito 2,13; Hebreos 1,5-9; 2 Pedro 1,1; 1 Juan 5,20). Mientras que “Miguel” (Quién como Dios), es “uno de los príncipes prominentes” (Daniel 10,13), lo que da a entender que existen otros “arcángeles” de su mismo rango, así no sean mencionados con nombres propios. Además ellos han modificado dos citas que encontramos en su Biblia titulada “Traducción del Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras”:


La introducción del Evangelio de Juan: “En el principio ya existía la palabra (Jesús); y aquel que era la palabra estaba con Dios y era Dios”. Mientras que en su Biblia aparece: “En el principio era la palabra...y la palabra era un dios”; lo que daría a entender que Jesucristo es un “dios falso” (Éxodo 20,3; Hechos 12,22). Es más, el término “la palabra era un dios”, no se Encuentra en ninguna de las más importantes traducciones de los Textos Sagrados, como la Biblia católica de Jerusalén y la versión protestante Reina Valera.

Igualmente, en su libro de cabecera que utilizan en la predicación en la calle llamado: “Razonamiento a partir de Las Escrituras “, en la pág 67; reconocen ellos mismos: “Algunos traductores han permitido que sus creencias personales influyan en sus traducciones”.

Ante esta confusión teológica explican en su revista oficial, dos cosas completamente distintas:

a. “Los testigos de Jehová creemos que Jesús tiene un origen divino, pero que no es un Dios” (La Atalaya, Pág 21; 1 de diciembre de 2002).
b. “El apóstol Pablo escribió que Jesús ‘existía en la forma de Dios’ antes de venir a la Tierra” (La Atalaya, pág 7; 1 de enero de 2005).

Dicen ellos que la voz de mando de un arcángel en (1 Tesalonicenses 4,16), es la de Miguel (Jesús); sin embargo la palabra de Dios explica que el “Hijo del hombre” (Cristo Jesús) es quien “mandará a sus ángeles para que con un fuerte toque de trompeta reúna a sus elegidos” (Mateo 24,30-31), véase también (Marcos 13,26-27; Mateo 16,27; 25,31; Apocalipsis 4,1; 8,6; 10,7). Incluso en la Biblia Miguel y Jesús tienen características diferentes, en Judas 9 dice que el arcángel no tenía autoridad de regañar al Diablo; al contrario de Jesús (Marcos 1,25-27; 9,25), quien tiene el mismo poder desde antes de venir al mundo (Juan 17,5; Efesios 3,11; Colosenses 1,17; Hebreos 13,8). “Porque Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús (no a Miguel) de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hechos 10, 38). Además el Hijo de Dios (Cristo Jesús) ha venido a la tierra “para deshacer la obra del diablo” (1 Juan 3,8).

5. Los Testigos de Jehová dicen en su artículo “Un dilema teológico” en La Atalaya del 1 de marzo de 1995, págs 29-31; que “los primeros cristianos rechazaban la enseñanza apóstata sobre la inmortalidad del alma humana”. Por otra parte, la Iglesia Católica al igual que las más importantes iglesias cristianas y en compañía del judaísmo y el islamismo; creen firmemente que el hombre al haber sido creado a “imagen” y “semejanza” de Dios (Génesis 1,26; 2,7), está dotado de una sustancia inmortal, el espíritu, o hálito divino que penetra en el ser humano y le infunde vida, y que sobrevive después de la muerte (Génesis 35,18; Eclesiastés 12,7), porque existe “ángeles y espíritus” (Hechos 23,8). Así lo testifica Jesús en el Calvario: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23,46), al igual que el diácono Esteban (Hechos 7,59); San Pablo nos dice que tenemos cuerpo (la materia), alma (la vida y la voluntad humana) y espíritu (sustancia inmortal) (1 Tesalonicenses 5,23), el “cuerpo” y el “espíritu” del ser humano, son de Dios (1 Corintios 6,20). En esta “Partida” (Filipenses 1,23) que es la muerte, el espíritu se separa del cuerpo (1 Corintios 5,5); “Porque todos tenemos que presentarnos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le Corresponde Mientras que estaba en el cuerpo” (2 Corintios 5,10); “Para resucitar en Cristo es necesario dejar este cuerpo para ir a morar cerca del Señor”(2 Corintios 5,8); “estamos siempre confiado, sabiendo que mientras habitemos en el cuerpo, caminamos lejos del Señor” (2 Corintios 5,6); “Gemimos en este estado, deseando ardientemente que sea revestido de nuestra habitación celestial” (2 Corintios 5,2; Hebreos 13,14). Si Cristo está en vosotros, el cuerpo ciertamente está muerto por el pecado, más el espíritu vive por la justicia” (Romanos 8,10-11); “hasta a los muertos ha sido anunciada la Buena Nueva” (1 Pedro 4,6); Véase también (Mateo 4,16; Lucas 1,76; Hechos 2,31; 13,36; Efesios 4,8-9; 1 Pedro 3,19). Pues el Altísimo “no es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para El todos viven” (Lucas 20,38); Asimismo “Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de muertos y vivos” (Romanos 14,9); y todo el que crea en su poder “aunque muera vivirá” (Juan 11,25). “Porque el hombre se va a su morada de eternidad” (Eclesiastés 12,5), a la Jerusalén celestial (Gálatas 4,26; Hebreos 12,22), “tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos” (1 Corintios 5,2), “los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1,3; 2,6-7), ya que somos ciudadanos del cielo (Filipenses 3,20; Hebreos 13,14), en el “reino de su amado Hijo” (Colosenses 1,13), y estar “siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4,17). Aquí también están las almas de los mártires (Apocalipsis 6,9-11; 20,4).

Incluso, la parte que resucita en el hombre es el “espíritu inmortal” que vuelve a unirse al “cuerpo material” (1 Reyes 17,22; Ezequiel 37,5), porque “el cuerpo sin espíritu está muerto” (Santiago 2,26), ya que “El espíritu es el que da vida” (Juan 6,63), “el espíritu es fuerte, pero el cuerpo es débil” (Mateo 26,41), por eso no hay que andar “conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8,1). “Un espíritu no tiene carne ni huesos” (Lucas 24,39). “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3,6). “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne” (Gálatas 5,17); además “el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Gálatas 6,8); Pues “la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios” (1 Corintios 14,50).

6. Los Testigos de Jehová escriben en su artículo “El pequeño ha llegado a ser mil” de la revista La Atalaya, del 1 de enero de 2000; pág 12. Que solamente 144000 elegidos “quienes, junto con Jesucristo, son coherederos del reino celestial”. Mientras que en el año 1935 se entendió que las “otras ovejas” pertenecen a la “gran muchedumbre” de todas las naciones...tienen la esperanza de vivir para siempre el en paraíso terrestre”. De igual manera, afirman en otras publicaciones que el resto de la humanidad que no acepte sus enseñanzas, serán aniquilados de la faz de la tierra, incluyendo “todo el sistema de cosas perverso de Satanás, con su religión falsa (el cristianismo), sus políticos corruptos, su sistema comercial avariento y Sin escrúpulos, y sus ejércitos destructores” (La Atalaya, 1 de febrero de 2004; pág 12). “No cabe duda de que la cristiandad merece el castigo divino” (La Atalaya, 15 de noviembre de 2004; pág 19). (Comparar con Mateo 7,1-5; Romanos 14,10; 1 Corintios 4,5; Santiago 4,12).

Sobre este punto, han tomado al pie de la letra dos pasajes bíblicos del libro de las Revelaciones (7,9-14; 14,1). Sin embargo, los exegetas han explicado que el número “144000” es un número simbólico que no aparece en ningún otro texto de Las Escrituras, descifrado de la siguiente manera [12 (equivalente a los doce hijos de Jacob) X 12 (equivalente a los doce apóstoles), (Mateo 19,28), X 1.000 (equivalente a plenitud), (Éxodo 20,6)]; es decir muchos serán los seres humanos que alcancen la salvación eterna en el cielo.

La predicación de Jesucristo estaba centrada en el “reino de Dios” o el “reino de los cielos” (Mateo 3,1-2; 4,23; 6,9-10, 19-20. 33; 21,31; 22,1-10; 23,13; 24,14; Marcos 1,15; 10,21; 14,25; Lucas 10,20; 12,32; Juan 3,3); la esperanza final del cristiano está en los cielos (Mateo 4,17; 5,19; 7,21; 13,11.33.44-48.52; 10,32; 11,12; 18,1-4; Lucas 8,1; 16,9; 22,29; Hechos 20,25; Efesios 1,18; Colosenses 1,5; 1 Tesalonicenses 2,12; 2 Tesalonicenses 1,5; 2 Pedro 1,10-11). Es más, en el sermón del monte, nos exhorta a creer que “los de corazón humilde recibirán la tierra como herencia”, pero al final; ellos con los otros “bienaventurados” tendrán su recompensa en el cielo {Mateo 5,3-12, comparar con Salmo 68,3(4)}, ya que el “reino de Dios “ no es parte de este mundo (Juan 18,36); De hecho, en su revista ¡Despertad!, Del 8 de marzo de 2005, escriben: “Por eso, Jesús enseñó a sus seguidores a orar así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos’. Como se ve, debía dirigirse a un ser concreto, Jehová, quien está en un lugar específico, en los cielos espirituales (Mateo 6:9; 12:50)”. Este sitio celestial corresponde a “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2,9).

Tampoco, Cristo Jesús da un número preciso de los que irán al “reino de su Padre” en el juicio de las naciones (Mateo 25,31-46). Ya que “vendrán de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, y se sentarán a la mesa del reino de Dios” (Lucas 13,29; Comparar con Isaías 25,6 ss); “Muchos son los que vendrán” (Mateo 8,11); “En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, yo no les hubiera dicho que voy a prepararles un lugar” (Juan 14,2); “la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos...a los espíritus de los justos hechos perfectos” (Hebreos 12,23), “todos los hombres Verán la salvación de Dios” (Lucas 3,6; Isaías 40,5), que es “una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros” (1 Pedro 1,4). Llamada también como “la corona de la vida, que Dios ha prometido a los que le aman” (Santiago 1,12), o “la corona incorruptible de gloria” (1 Pedro 5,4). “Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre” (Mateo 13,43); Y verán a Dios


“tal cual es” (1 Juan 3,2), “cara a cara” (1 Corintios 13,12; Apocalipsis 22,4), donde el Padre Eterno será entonces “todo en todos” (1 Corintios 15,28).

Incluso, en el Apocalipsis los “144000” elegidos “han sido rescatados de entre los hombres como primicia para Dios y el cordero” (14,4). Sí los llama “primicia” significa que solo son los primeros en recibir la salvación, y aún faltan muchos más por venir llamados “la gran muchedumbre”, quienes también están en el cielo, delante del “trono y en la presencia del Cordero” (5,9-10; 7,9; 19,1).

Del mismo modo, el “paraíso” que menciona la palabra de Dios es el cielo como el que le promete Jesús en la cruz al buen ladrón (Lucas 23,42-43), y no un paraíso venidero en la tierra. Así lo da a entender el apóstol Pablo: “Conozco a un hombre que cree en Cristo y en que hace catorce años fue llevado al tercer cielo. No sé si fue llevado en cuerpo o en espíritu, Dios lo sabe. Pero sé que ese hombre fue llevado al paraíso” (2 Corintios 12,2-4). El libro del Apocalipsis agrega: “Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida; el cual está en medio del paraíso de Dios” (2,7).

7. Al referirse a la Iglesia Católica utilizan términos como “falsa cristiandad”, “Babilonia la grande”, “religión apóstata” o “religión falsa” (La Atalaya, págs 4-5; del 1 de noviembre de 2001; La Atalaya, págs 19-22; del 1 de mayo de 2002). Para tener una clara idea del odio que sienten por nuestra religión, encontramos en La Atalaya del 15 de diciembre de 1999, en la pág 18, la siguiente descripción textual: “Poco después de la muerte de los apóstoles, se formó una clase clerical separada que oprimía al rebaño y usaba vestiduras distintivas. La apostasía se extendió como gangrena. Cuánto desanimó este hecho a los cristianos fieles. Vieron cómo un culto corrompido eclipsaba a la provisión recién establecida para la adoración pura, y todo ello sin siquiera haber transcurrido un siglo desde que Cristo fundó la congregación”.

Lo que no tienen en cuenta los Testigos de Jehová es que el Mesías al fundar su Iglesia, había advertido que de la misma “congregación de creyentes” iban a salir “falsos profetas” que querrán acabar con Ella (1 Corintios 1,10; 11,18-19; Gálatas 1,6-9; 1 Timoteo 6,3-5; Tito 3,10-11; 1 Juan 2, 18-19); lo que ya había sido pronosticado en la parábola de la “cizaña en el trigo” (Mateo 13,24-30), pero que en ningún momento podría exterminarla (Mateo 16,18; 28,20; 24,35). Pues es la misión de los pastores del verdadero rebaño (desde los inicios del cristianismo), cuidar de que esto no suceda (Hechos 20,25-30; Hebreos 13,7.17; Filipenses 1,1; Efesios 4,11-12; Tito 1,5.9; 2.1; 1 Pedro 5,2), con la asistencia permanente del Espíritu Santo (Juan 14,26; 16,13). Porque existe una íntima unión entre Dios, Jesús y la Iglesia “por todos los siglos y para siempre” (Efesios 3,21); y no a partir del año 1914, como lo dan a entender en su tratado “Cultivemos la obediencia mientras se acerca el fin”, La Atalaya, págs 18.19; de octubre 1 de 2002.

8. Por ser una congregación fatalista, los Testigos de Jehová han anunciado de manera equivoca la segunda venida del “Hijo de Dios”. Russell aseguró primero que sería en el año 1874 (El arpa de Dios, Ed 1954, Págs 239-242); Después cambió la fecha para 1914 (La Atalaya, 15 de enero de 1892). Por su parte, el juez Rutherford lo hizo para 1925 (Millones que ahora viven no morirán jamás, Ed 1921, pág 88); y para ello, mandó a construir una enorme mansión en San Diego (California), llamada “la casa de los príncipes” para cuando resucitarán los patriarcas del Antiguo Testamento[La Biblia nos explica que Abraham, Isaac y Jacob en compañía de todos los profetas, estarán es en el reino de los cielos (Lucas 13,28); Al igual que todos los justos y justas del antiguo pacto (Hebreos 11,16)]. Pero al ver que esto no sucedió, se fue él mismo a vivir allí hasta su muerte ocurrida en el año de 1942. Por último, su tercer presidente Natahn H. Knorr, le encomendó la misión a su vice-presidente, Federick W. Franz (quien luego sería el cuarto presidente); Quien la profetizó para el año 1975 (Vida eterna en la libertad de los hijos de Dios, Ed 1966).

Hoy en día, no se atreven a especificar otra fecha por temor a caer en la misma encrucijada, ya que Muy tarde comprendieron la señal de Jesús en el Evangelio: “Manténganse ustedes despiertos, porque no saben qué día va a venir su Señor” (Mateo 24,42). San Pablo también nos dice: “No os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que el día del Señor está cerca” (2 Tesalonicenses 2,2).

Algo que sí han reconocido honradamente es en admitir que sus jefes máximos (ocho en total), llamados como “el cuerpo gobernante” o también “el esclavo fiel y discreto”: “Este grupo de fieles hermanos ungidos siguen siendo cristianos imperfectos. Aun teniendo las mejores intenciones, pueden equivocarse”. (La Atalaya, pág 17; 1 de diciembre de 2002).

9. Otro error característico es la interpretación que tienen de la muerte de Jesucristo, pues todas sus representaciones artísticas de los últimos tiempos, lo muestran clavado en un “madero” en forma vertical, con las manos encima de la cabeza sujetadas por un solo clavo (El hombre más grande de todos los tiempos, Ed 1991; pág 125). No obstante, el Nuevo Testamento enseña que el Salvador murió en una Cruz (1 Corintios 1,17), tal como aparece en su anterior libro “El arpa de Dios” pág 132; y en La Atalaya del 1 de enero de 2000, pág 9; aclaran que hasta “en la década de los años veinte, muchos Estudiantes de la Biblia (así se llamaban en ese entonces) llevaban Una insignia con una cruz y una corona”. Igualmente, el texto de Mateo (27,37), especifica que fue por encima de la cabeza del Señor que “pusieron un letrero, donde estaba escrito la causa de su condena”, o también, en Juan (20,25), se habla de “las heridas de los clavos” en sus manos. De hecho, la palabra usada en griego es “stauros”, que aunque en su original significa “estaca” y “poner estacas”; es cosa cierta que en la época de los Evangelios designaba “cruz” y “crucificar”.

Por el lado de la arqueología también le da la razón a la Iglesia Católica y a las demás confesiones cristianas, pues se sabe de un descubrimiento realizado en 1968 al norte de Jerusalén, de los restos humanos de un condenado de unos 35 años de edad, crucificado y con los huesos aún perforados por un clavo de 18 centímetros. El estado de los huesos indicaba que los brazos de la víctima estaban efectivamente desplegados hacia los lados, y los tobillos fijados a la cruz. Asimismo, en el Palatino en Roma, se encuentra una imagen de burla al crucificado, con cabeza de asno; esta era una de Las formas como los paganos humillaban a los cristianos condenados a esta pena en el siglo III.


10. En el plano médico los Testigos de Jehová han sido noticias muchas veces cuando alguno de sus integrantes o familiares, incluyendo pequeños niños han muerto por no suministrares una transfusión sanguínea para salvarles la vida. Hay que aclarar que este tratamiento médico, es producto de los avances científicos del médico obstetra inglés, James Blundell, en el siglo XX (¡Despertad¡ Pág 4; del 8 de enero de 2000); y no era conocido en la época de los inicios del cristianismo. Erróneamente han querido relacionar este tema con la amonestación que hace el apologista Tertuliano (Siglo II), a los moradores paganos de Roma, que no tenían reparo en beber la sangre de los gladiadores degollados en el circo, por ver en ello un buen remedio par las afecciones del corazón. De hecho, también se acusó falsamente a los primeros cristianos de ingerir la sangre de niños sacrificados en horrendos banquetes.

Según ellos, la sangre es sagrada y no hay que usarla para ningún propósito humano (La Atalaya, Págs 29-31; del 15 de junio y del 15 de octubre, págs 30-31; del año 2000), y para ello, demuestran tal prohibición argumentando dos citas bíblicas (Levítico 17,11; Hechos 15,28-29). Se olvidan los Testigos de Jehová que en el contexto histórico, cultural y religioso sobre el tema de la sangre en la “Antigua Alianza”, hace es alusión a la prohibición en los primeros años de la iglesia apostólica de comer animales sin degollar para no ofender a los neófitos hebreos (Romanos 14, 14-23), lo que fue prontamente superado; y a utilizar la sangre de los mismo como ritual de sacrificio contrario a ley judía, ya que los israelitas “se mezclaron con las naciones, y aprendieron sus obras, y sirvieron a sus ídolos, los cuales fueron causa de su ruina. Sacrificaron a sus hijos y sus hijas a los demonios, y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, que ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán, y la tierra fue contaminada con sangre” (Salmo 106, 35-38).

La revelación divina nos explica que lo que contamina al hombre, no es lo que entra al cuerpo sino lo que sale de él (Mateo 15,11). Porque “la sangre de Jesús es verdadera bebida de salvación eterna” (Juan 6,54-55). “Cristo puso fin a la ley que consistía en mandatos y reglamentos” (Efesios 2,15); con El se da una “nueva ley” (Romanos 7,6; 2 Corintios 3,6), “la ley de Cristo” (Gálatas 6,20; Romanos 13,10; Santiago 2,8), “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1,17). El decreto mosaico de la sangre (1 Samuel 14,32-33); queda completamente abolido en la “Nueva Alianza” (Hechos 10,9-15; Romanos 14,6; 1 Corintios 8,8.10; 10,25-31; Gálatas 5,1.18; Colosenses 2,14.16; 1 Timoteo 4,1-4; Santiago 4,12). Dios es amor (1 Juan 4,8), y sus mandamientos, son mandamientos de amor (1 Juan 5,3); por lo tanto ¿Qué es más importante para Jehová: la ley antigua y al pie de la letra, o el amor con el que se puede salvar una vida humana? (Véase Juan 15,13).


LA NUEVA ERA: RELIGION NEO-PAGANA DEL SIGLO XXI

“A Dios no lo podemos conocer del todo, pero si podemos saber lo que no es”
San Agustín
(Obispo de Hipona y Doctor de la Iglesia).

 

I. ORIGEN Y PROPOSITO

El 3 de febrero del 2003, la Santa Sede dio a conocer un documento titulado “Una reflexión cristiana sobre la Nueva Era”, en dicho estudio se plantea la posición oficial de la Iglesia Católica con respecto a este movimiento científico- religioso que se remontan a la década de los años sesenta del siglo pasado; haciéndose popular en gran parte del mundo moderno. Su origen se debió al descontento de la juventud con la guerra en Vietnam, el movimiento hippie, la revolución de la Soborna en París y demás problemas sociales de la época. Sus líderes indujeron a las nuevas generaciones al uso de las drogas fuertes, el sexo libre, el rock pesado, la anarquía, el ateísmo y una rebeldía interior a todas los valores religiosos, morales y culturales establecidos en el judaísmo y el cristianismo. Su ideología abarca doctrinas extraídas del hinduismo, el budismo, creencias persas, caldeas, egipcias, el animismo, el panteísmo, la teosofía, el esoterismo, el ocultismo, la metafísica, el gnosticismo y la masonería.

El principal objetivo de la Nueva Era es la búsqueda del hombre como centro del universo, dando origen a un nuevo orden mundial dominado por una nueva religión. Se trata pues de un “supermercado” de creencias donde cada cual toma lo que le gusta y deja lo demás. Esta Forma de pensar ha sido vista como la Terminación del proceso evolutivo del “Super-Hombre”, propuesto por el filósofo alemán Friedrich Nietzche.

En resumidas cuentas la “Era Solar” como también se le conoce, tiene cinco puntos básicos:

No hay un fundador reconocido particularmente
No hay un libro sagrado que contenga toda su doctrina
No hay una estructura jerárquica organizada
No tiene dogmas o mandamientos fijos
No tiene un sistema religioso o filosófico propio.

Hay tres etapas a los cuales los de la Nueva Era quieren llevar a toda la humanidad, de una manera inconsciente:

“Iglesia Católica no, Cristo sí”. En este primer punto se pretende desacreditar a la Iglesia Romano y los religiosos, para llevar al convencimiento de creer solamente en el maestro Jesús

“Cristo no, Dios sí”. En esta fase se llega por medio de la enseñanza en un nuevo dios cósmico

“Dios no, nueva religión sí”. Se logra con la instalación de centros de culto donde se practica lo visto anteriormente, para encontrarse con el “súper- yo”.

Uno de los pilares para lograr tal fin, es cambiar el concepto teológico de un Dios “creador” y “omnipotente” por un dios “energía” o “fuerza”; quien se manifiesta en todo el universo como conjunto (panteísmo), siendo además incapaz de intervenir en los asuntos humanos. El hombre contemporáneo puede llegar a conectarse con este “nuevo dios”, no por la gracia divina, sino por su propio poder interior. Se niega la existencia del bien y del mal, al igual que el pecado y la virtud. En este sentido reconocen el principio de las religiones orientales que admiten que todas las almas son divinas y forman una sola alma universal (Nirvana budista), además al no existir un Dios supremo toda persona es su propio juez. Incluso, cada individuo de acuerdo con su Comportamiento terrenal determinará su próxima reencarnación (Karma hinduista). Comparar con (Salmo 68,28; Proverbios 15,3; Isaías 40,28-29; Hebreos 4,13).


II. EL PAPEL DE LA ASTROLOGIA

La astrología también ha jugado un punto importante en la llamada “Era de la Luz”, pues se sabe que la historia de la humanidad ha estado dividido en eras que se hallan regidas por determinadas constelaciones que coincide con la presesión de los equinoccios, que ocurre cada 2000 años aproximadamente; así por ejemplo:

BAJO LA INFLUENCIA DE TAURO:(4230 a. C) surgieron los imperios y las religiones de Mesopotamia, como los persas y los egipcios; quienes tenían como emblema divino un toro o becerro, que aparece representado en varias pinturas y estatuidas de ese tiempo. Además fue el mismo ídolo que los judíos idolatraron en el desierto del Sinaí (Éxodo 32; Hechos 7,40-41).

BAJO LA INFLUENCIA DE ARIES: (2160 a. C) guió a la religión y la cultura judaica, representado por la figura de un cordero o un cabrito; animales propios para el sacrificio a Yahvé (Éxodo 12,5; Levítico 16,20-22).

BAJO LA INFLUENCIA DE PISCIS: (Desde el siglo I de nuestra era) símbolo del cristianismo, que se inicia con el nacimiento de Jesús, identificado por un pez; imagen que se encuentra desde los inicios del cristianismo en las catacumbas romanas. Esto se debe a que la palabra “Pez” en griego se escribe ICHTUS, que son las iniciales de la frase: “Jesús- Cristo- Hombre- Dios- Salvador.

BAJO LA INFLUENCIA DE ACUARIO: (2026 d. C) este acontecimiento marcará el comienzo de la “Nueva Época”. El signo del acuario es la mezcla de todas las religiones, pero principalmente las de Oriente, Asia, África y Oceanía. Será un tiempo de abundancia en doctrinas esotéricas y en sabidurías humanas (Deuteronomio 18,9-11).

III. LA LLEGADA DEL NUEVO MESIAS

El plan de la redención humana que se cumple con el sacrificio de Jesús en la cruz, pasa a un segundo plano. Ya no es considerado como el “Hijo de Dios”, sino un “Iniciado” o “Maestro Espiritual” con la misma importancia de “Buda”, “Krishna”, “Zoroastros”, “Mazda”, “Confucio”, “Mahoma”, “Gurúnanda”, “Narayana”, o “Ghandi”. Siendo además sus Enseñanzas válidas para todos los hombres (Teosofía); pues cada mensaje en complementario del otro, hasta que aparezca finalmente un “Maestro Mundial”, quien encarnará la divinidad humana en los últimos tiempos. Este “Nuevo Mesías” para los seguidores de la “Era Solar” se vio identificado cuando en abril de 1982, se anunció en los veinte periódicos más importantes del mundo el titular “Cristo ya está aquí”, en la persona de Lord Maitreya; maestro por encima de todos los demás. Este extraño personaje asiático residente en Londres, de quien se decía que era nada menos que el Ungido para los judíos, el quinto Buda de los budistas, el Lord Krishna de los hindúes y el verdadero Cristo para los cristianos.

Maitreya es el nombre de una divinidad budista anterior al príncipe Shirdarta Gautama, el séptimo y último Buda (el iluminado). Incluso, se aseguraba que este mismo sujeto fue el maestro de Jesús de Nazareth, quien sólo había sido un Cristo temporal. Ahora que Maitreya ha llegado, desaparecerán las enfermedades, las penalidades y todos podrán convertirse en dioses mediante un procedimiento secreto que él dará a conocer a toda la humanidad (Comparar con Génesis 3,5). La actriz Shirley Maclane es llamada como la gran sacerdotisa del movimiento, ella enseña en su propio programa de televisión sus experiencias extra- dimensiónales y ha escrito un libro relacionado con lo oculto y con el cosmos espiritual, también afirma que ha reencarnado nueve veces.

La veneración a la “Virgen María”, lo han relacionado con la antigua idolatría que se rendía a la “diosa madre”, como Isis en Egipto y Horus, la Mater Matuta del imperio romano, Kali en el hinduismo; o también llamada en la Biblia como la “diosa Reina del Cielo” (Jeremías 7,18; 44, 16-17).


IV. VARIEDAD RELIGIOSA

La Era de Acuario pregona una serie de nuevas técnicas como la meditación trascendental, el método control mental Silva, la telepatía, el hipnotismo, el yoga, la gimnasia china, el zen, las regresiones hipnóticas y la armonía corporal; logrando así la proyección del “aura” o “cuerpo astral” de cada ser. Del esoterismo y el misticismo sobre sale la “angeología”, estudio de seres alados (los ángeles) con diferentes Nombres, que se pueden contactar por medio de normas que se explican en libros, videos, cassettes y juegos de mesa. No se puede dejar a un lado la “ufología”, estudio del fenómeno ovni y los extraterrestres, llamados como nuestros “hermanos mayores” del universo, o los “Elohim”, palabra hebrea que significa “Dios”.


V. EL MERCADO DE LA ERA DE ACUARIO


Hoy en día es común ver centros de estudios, festivales espirituales, seminarios, conferencias de los llamados “maestros de la luz”, donde se enseña la doctrina del movimiento Krishna, powa, reiki, akido, otaichi, el fenj shui, el shiatzu; acompañado de librerías, almacenes y centros naturalistas donde se consigue una amplia variedad de libros y revistas del doctor DeepaK Chopra, como su obra “Las siete leyes del éxito espiritual”, al igual que Sri Ravi SanKan, otro hindú de la casta de los brahamanes; ambos recorren el mundo difundiendo sus costosos métodos de meditación oriental. Otros temas son los libros del Dalai Lama Como “Los eternos valores humanos” y “Las religiones del mundo”, el “Libro de los espíritus” de Allan Kardec, los de J.J. Benítez, asimismo de sanación física, macrobiótica, teosofía, superación personal, parapsicología, alquimia, ocultismo, metafísica de Conny Méndez, el significado de los sueños, música de relajación (o étnia), artículos traídos de Egipto, Israel, Filipinas y la India. Incensarios para aromatizar el ambiente, collares, anillos, bolas de cristal, velas de diferentes colores y magia blanca, candelabros hebreos, esencias de diferentes plantas, lectura del tarot, quiromancia (lectura de la mano) y numerología, es decir, la influencia de los números en la vida de las personas o el horóscopo de Walter Mercado. (Compara con Salmo 94,11; Proverbios 14,15; Daniel 12,4; Romanos 10,2-3; 1 Corintios 3,18; Efesios 4,17-18; 1 Tesalonicenses 5,20-21; 1 Timoteo 6,20-21; 2 Timoteo 3,7-8; Tito 1,16; Hebreos 5,11-12; 1 Juan 4,1).

VI. LA MEDICINA DE LA ERA DE LA LUZ


En el campo de la “Medicina Alternativa”, según los bioenergéticos el cuerpo humano tiene receptores para cada tipo de energía que recibe el nombre de “Chacras”, que son meridianos o puntos específicos para cada parte del cuerpo; para lograr sus estímulos se cuenta con la homeopatía (Medicina con plantas), la acupuntura china, a electroacupuntura, que emplea un aparato llamado “dermatrón”, la utilización de cuarzos, cristales, agujas, pirámides, la cruz de Caravaca, Budas, el ángel solar dorado, la estrella de David, la espada del ángel San Gabriel, el dragón rojo, el unicornio de bronce celta o pulseras de plata y oro. La fonoterapia, o sea el empleo de frecuencias acústicas emitidas por instrumentos mecánicos o electrónicos, que sirven para purificar las vibraciones negativas; La mesoterapia, masajes terapéuticos combinados con meditación y secciones de hipnosis, la cromoterapia, o manejo psicológico de los colores, que ayudan a fortalecer el sistema nervioso y síquico, la campanología, es decir, el arte curativo del sonido de las campanas; Como las tibetanas, egipcias y Bizantinas; bien sea de oro para curar el cáncer y de plata para la migraña; o también la aromaterapia, utilización de los aromas naturales para mejorar la salud, el bienestar y la paz en el hombre cósmico.


VII. CONCLUSION FINAL

Ante todo este panorama tan variado y peligroso para la fe del creyente, lo único que nos resta; es pedir con fervor la misma súplica que hiciera siglos atrás el salmista: “Señor, muéstrame tus caminos; guíame por tus senderos;...encamíname en tu verdad” (Salmo 25,4-5).

LA REENCARNACION: VERDAD O MITO

“Al morir...nacemos para la vida eterna”.
San Francisco de Asís
Religioso –fundador de la órden de los frailes menores.


I. LAS RELIGIONES ORIENTALES

EL HINDUISMO: Para esta religión de la India la reencarnación tiene su origen en los textos sagrados Vedas (Conocimiento), que aparecieron entre los años 800 al 500 a.C., aquí se enseña que con la muerte sólo desaparece el organismo, mientras que el alma (Atman), vive muchas vidas en diferentes cuerpos hasta completar la liberación de su ser (Moksha), por medio de un proceso de nacimiento, muerte y reencarnación (Samsara); la meta final consiste en romper dicho ciclo y llegar a estar eternamente en la presencia de Brahma, el “Espíritu Universal” o el “Océano Divino”; Del que surgieron todos los seres y al que deben retornar.

La reencarnación va íntimamente ligada al “Karma” de cada persona (la palabra Karma tiene dos significados: “acción” y “los resultados buenos o malos de toda actividad física o mental”); y en tal caso, la existencia futura del Atman está predestinada por el comportamiento de toda su vida terrenal, la que será favorable o miserable; ya que el Karma opera de una manera implacable con las personas que se dedican al mal, teniendo como castigo el renacer en algún animal inferior, planta o cosa. Del mismo modo, la ley del Karma es independiente del tiempo y el espacio; y por eso, nada tiene Que ver que un individuo necesite trescientos o tres mil años de aprendizaje para evolucionar completamente.

Para la religión de los “mil dioses” los méritos propios de cada persona, pueden tener su recompensa con el renacimiento de Alguna de sus divinidades, como es el caso de Shankara, filósofo, místico y poeta hindú; quien por su grado de santidad se le veía como la personificación viva de la diosa Shiva. Igualmente, en el Ramayana, poema épico de la literatura india, se narra que su héroe el príncipe Rama, era la reencarnación del dios Visnú.

EL BUDISMO: Sus creencias religiosas se inician con la aceptación del proceso de cambio (samsara), las personas mueren y renacen en uno de los seis reinos de la existencia universal, descritos en la rueda budista de la vida; entre ellos el cielo y el infierno, estados imperfectos en los que la reencarnación depende de los progresos que se haya hecho allí. Por último, todos los seres humanos irán al reino “sin muerte” llamado “Nirvana”. La palabra Nirvana tiene su origen en el sánscrito y quiere decir “extinción”, bien sea de las pasiones, de los errores y demás defectos propios; lo que trae como resultado final el colmen de la iluminación, la serenidad y tranquilidad sin limites. Por lo tanto, quien llega al Nirvana ha vencido a la muerte y el dolor físico.

Los budistas afirman que todos los individuos se reencarnarán varias veces antes del alcanzar el Nirvana, llamado también el “Gran Todo”; pero sólo los seres iluminados o “Budas” pueden recordar sus vidas pasadas; como su fundador, el príncipe Sidharta Gautama (2500 a.C.), quien decía tener recuerdos de mil vidas anteriores. Asimismo, los Lamas Tibetanos plenamente realizados (o Tulkus), pueden escoger las circunstancias de su próxima reencarnación, e incluso indicar el lugar exacto donde renacerán, en el cuerpo de un infante que nazca en ese preciso momento, y que deberá ser cuidadosamente buscado unos ocho años después por los monjes, gracias a determinadas señales y diversas pruebas de reconocimiento. El caso más conocido es el de su gran líder el Dalai Lama (Océano de Sabiduría), cuyo espíritu ha renacido catorce veces hasta llegar al actual, Tenzin Gyatso (1935 - ).

LA SOCIEDAD TEOSOFICA: Fundada en 1875 por la rusa Elena Blavatsky, en compañía de varios masones de Estados Unidos, y algunos espiritistas. Esta secta de lo oculto y lo secreto pregona que cada uno va experimentando progresivas reencarnaciones Hasta llegar a ser un dios o “Mahatma”; con la misión de gobernar todo el universo. Para llegar a esta meta tiene que pasar varios Siglos, como le sucedió a su fundadora, quien aseguraba haber pasado por 32 reencarnaciones durante 72000 años.


II. EL CULTO A LOS MUERTOS

La doctrina que predica la existencia del cielo y el infierno como moradas eternas para el alma humana después de esta vida, es un hecho más constante y generalizado en la historia universal. Así lo demuestra las antiguas culturas como los babilonios, asirios y egipcios; quienes levantaron templos y pirámides destinadas a sus reyes y faraones para estar más cerca de ellos, y que luego despertarían en el más allá.

Por otra parte, para las religiones monoteístas como el judaísmo, las ofrendas a favor de los muertos son base de su fe; como lo constata la lectura del Machsor, libro de oraciones para los días sagrados del Yom Kipuer (La fiesta del perdón). También las iglesias primitivas cristianas, a la cabeza con la Católica, los Ortodoxos Griegos y Rusos, los Arrianos, Nestorianos y Eutiquianos; conservaron en sus liturgias la costumbre de pedir por las almas de los fieles difuntos. Mientras que para el Islam esta práctica esta consignada en el libro del Corán.


III. EL PUNTO DE VISTA BIBLICO

Los reencarnacioncitas argumentan sus enseñanzas con las Sagradas Escrituras. Según ellos, se encuentran al menos unas 600 citas para testificar lo dicho, siendo las más importantes el encuentro de Jesús con Nicodemo, cuando le dice: “En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3,3); a lo que los exegetas y teólogos aclaran, que el Mesías está haciendo referencia al sacramento del bautismo, que nos hace “volver a nacer por el agua y el espíritu”(5-7). Así también cuando se dice que Juan el Bautista era el profeta Elías (reencarnado), que “ha venido ya” (Mateo 11,14; 17,12); se da a entender que la fuerza del profeta recae en la misión del Bautista, quien fue el precursor de la primera venida de Cristo, y Elías lo será de la segunda (Parusía). De Igual manera cuando Juan es Interrogado por una comisión del Sanedrín, si era realmente Elías, éste responde categóricamente “no lo soy” (Juan 1,21). Sin embargo, se había predicho que Juan Bautista precedería al Mesías “con el espíritu y el poder de Elías” (Lucas 1,17; Malaquías 4, 5-6; Eclesiástico 48,10). Además el antiguo profeta de Israel se hace visible al lado de Moisés en la transfiguración en el monte Tabor (17,1-9).
La Revelación Divina también nos dice que “está establecido que los hombres mueran una sola vez” (Hebreos 9,27); “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí “(Romanos 14,12). Con la muerte, “el polvo (o poéticamente ‘el cuerpo’) vuelve a la tierra como vino de ella, y el espíritu a Dios, que lo ha dado” (Eclesiastés 12,7). “Sólo aquel que peque morirá. Ni el hijo ha de pagar por los pecados del padre, ni el padre por los pecados del hijo” (Ezequiel 18,20). “Porque todos tienen que presentarnos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponde, según lo bueno y lo malo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo” (2 Corintios 5,10); además la resurrección del Salvador, y las realizadas por él, son La prueba de que cada alma fue creada para un cuerpo humano ((1 Corintios 15,12-57). El apóstol Pablo agrega que al final de los tiempos habrá resurrección tanto de “buenos” como de “malos” (Hechos 24,15); que serán juzgados ante el tribunal supremo del Hijo de Dios (Mateo 25,31-46; Juan 6,40; Hechos 17,31; Apocalipsis 20,11-15).


IV. EL CONTEXTO TEOLOGICO

La reencarnación presenta varias lagunas difíciles de explicar:

- No puede definir con claridad en qué momento el alma humana empieza a existir
- No se sabe cuántas vidas tienen que experimentar
- No se determina cuánto tiempo tiene que pasar entre una reencarnación y la otra - No está establecido cuánto tiempo dura todo este proceso de nacer, morir y renacer hasta alcanzar el ciclo final
- No presenta una explicación lógica al origen del mal, pues si solamente los buenos o los menos buenos reencarnan en seres humanos; los malos que renacen en seres inferiores, tendrán una desventaja al no tener conciencia de sus errores pasados.

Por otra parte, la Iglesia Católica desde sus raíces históricas siempre negó la reencarnación como un hecho real, y con la sola excepción de Orígenes (s. III), quien dudó si sería posible que se admitiera en el cristianismo; los demás Padres de la Iglesia como San Agustín, Tertuliano o San Jerónimo; la rechazaron tajantemente. Además el emperador Justiniano I fue uno de los principales enemigos de la misma, en el II concilio de Constantinopla en el siglo VI. La reencarnación fue definitivamente condenada por el magisterio eclesiástico en 1917, bajo el pontificado de Benedicto XV.


V. LAS PRUEBAS CIENTIFICAS

En estos últimos años se han hecho famoso en el mundo entero, las experiencias médicas de algunos psicoterapeutas, parapsicólogos y siquiatras como el doctor Brian Weiss; autor de varios libros sobre este tema, quien sostiene que es posible que con las llamadas “regresiones hipnóticas”, los seres humanos puedan viajar por el pasado experimentando diferentes situaciones de otras vidas. Es importante aclarar que este método no es capas de demostrar científicamente la existencia de la reencarnación, pues muchos de los testimonios han sido imprecisos, incorrectos, no se ajustan a la realidad de los hechos; varios pacientes coinciden en haber sido un personaje importante como “Cleopatra” o “Napoleón”. También influye de manera especial fenómenos de percepción extrasensorial, telepatía, clarividencia o simplemente el terapeuta es quien induce a la persona a recrear una serie de situaciones irreales, sugeridas o predispuestas. Del mismo modo, se pone de manifiesto que solamente un 40% de los individuos sometidos a esta prueba resultan positivos.

Para muchos expertos este método tiene la misma fiabilidad que los sueños, ya que ambos son elaborados por nuestras fantasías, mezcladas con imágenes de momentos reales, de deseos y temores del subconsciente; que constituye un depósito de Información mucho mayor del que podamos pensar. Es más, si las reencarnaciones sucesivas del alma humana fueran ciertas; nuestra memoria, que junto con la inteligencia y la libre voluntad, son facultades propias del individuo; sería correcto creer, que todas las personas en estado de normalidad síquica, sin recurrir a la hipnosis, deberían recordar perfectamente ciertos instantes de sus anteriores vidas.

Tampoco es de extrañarse el hecho de que los pacientes empiecen ha hablar en otros “idiomas”, que a veces son comprensibles pero con frecuencia no lo son. Como los casos Narrados en el Nuevo testamento, de los primeros cristianos que hacían uso del “don de Lenguas”; y a los que el apóstol San Pablo puso un toque de desconfianza, pues “es preferible decir cinco palabras que se entiendan, para enseñar a otros, que decir diez mil palabras en lenguas extrañas” (1 Corintios 14,19).

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Laudetur Jesus Christus.
Et Maria Mater ejus. Amen