La Crisis en Irak y en el mundo es responsabilidad de todos
-Padre Jordi Rivero 

Las guerras son consecuencia del pecado de la humanidad.  El pecado va socavando la paz hasta que explota como un volcán. La humanidad por si sola no puede salirse del pecado y de sus consecuencias. Necesitamos un salvador. Es por eso que Jesucristo vino al mundo y proclamó el Reino de Dios, que es reino de justicia y paz. 

Si el mundo sufre la guerra es porque no ha escuchado la voz de Jesús. En Lucas 19, 41-44 Jesús se lamento por Jerusalén:

Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita.»"

En el año 70 AD, Tito, general romano, cumplió la profecía cuando trágicamente arrasó con Jerusalén y su Santo Templo. ¡Jerusalén fue destruida porque no escuchó el mensaje de paz del Señor!

En 1917, cuando finalizaba la Primera Guerra Mundial, la Virgen María se apareció en Fátima a tres pastorcitos con un mensaje urgente para toda la humanidad. La Madre de Dios nos advirtió que el pecado ofende a Dios y es la causa de graves males, que si los hombres no renunciaban al pecado vendría una guerra aun peor. Los hombres, llenos de orgullo, se creían auto-suficientes. No tenían tiempo para escuchar los pedidos de la Madre. La consecuencia fue la II Guerra Mundial con millones de muertos e incalculable sufrimiento y devastación. ¡Se podría haber evitado esa tragedia si tan solo hubiésemos escuchado!  

El Papa Juan Pablo II conoce muy bien que es la guerra porque la sufrió muy de cerca. El ha hecho todo lo posible por evitar que se repita. No se trata de un esfuerzo de último momento sino que toda su vida ha buscado que el Evangelio de Jesús sea escuchado: "¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz!".

Su pontificado ha estado estrechamente vinculado con el mensaje de Fátima. El mismo reconoce ser el Papa a que se refiere la tercera parte del mensaje. Cree que las advertencias de Fátima son mas actuales que nunca. Si no respondemos a esta urgente llamada las consecuencias serán la propagación del mal que desemboca en la guerra. Todos somos responsables de convertirnos, orar, hacer penitencia para ser instrumentos de paz como María y con María. ¡Nuestro pecado lleva a la guerra!  Este es también el mensaje de la Madre Teresa de Calcuta. Ella nos advirtió que el aborto es una matanza de inocentes y llevaría a la guerra.

En los ejercicios espirituales al Papa esta cuaresma, monseñor Comastri dijo: "Las grandes guerras, de hecho, son preparadas por muchas pequeñas guerras, hechas de actos de prepotencia y egoísmo, por muchas pequeñas gotas de odio y de injusticia. Estas gotas dependen de nosotros. Y seríamos hipócritas si condenáramos el fruto pero no extirpáramos la semilla"  

Ahora la guerra amenaza. Muchos se manifiestan en contra de la guerra pero, ¿escuchan al Señor?, ¿hay conversión?, ¿se reconoce la responsabilidad personal y se asume? Es justo abogar por la paz, pero al mismo tiempo es necesario presentar abrir el corazón al príncipe de la paz, Jesucristo. El Papa nos dice: "Es necesario por parte de todos una consciente toma de responsabilidad y un esfuerzo común para evitar a la humanidad otro dramático conflicto"1.

En vez de juzgar a otros, los cristianos debemos recordar que todos hemos pecado y por ende todos somos culpables de la guerra. La cultura imperante de egoísmo y muerte ha desplazado a Dios del corazón del hombre. Nosotros, ¿acaso no hemos cedido ante la influencia de esta cultura? Aun en los países tradicionalmente católicos se constata una gran indiferencia hacia Dios y por lo tanto una falta de conciencia sobre la batalla espiritual que se está librando por la salvación de las almas. 

El peligro actual
La situación del mundo es muy grave. Los medios modernos de destrucción y los odios hacen que el peligro amenace gravemente a todos. Ciudades pueden ser devastadas y, además de las víctimas directas, los ciudadanos de todo el mundo sufrirían las consecuencias por la resultante debacle económica.

El gobierno de Irak ha sido acusado de colaborar con el terrorismo y de poseer armamentos de destrucción masiva  Los Estados Unidos y otros estiman que el régimen de Irak, después de 12 años de violar el tratado de paz y las resoluciones de las Naciones Unidas, es una amenaza grave e inminente a la seguridad de sus ciudadanos. No es nuestra competencia juzgar si tienen fundamento para estas acusaciones.

La teología católica enseña que, antes de recurrir a la guerra defensiva, se deben agotar todos los recursos pacíficos. Pero, ¿como saber cuando se han agotado? Esta decisión requiere un juicio prudencial muy grave el cual es la responsabilidad de los jefes de estado. Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede advirtió que quien decide que los medios pacíficos se han agotado para dar uso a la acción armada, "asume una grave responsabilidad ante Dios, su conciencia y la historia" (18-III-03).    

No hay soluciones fáciles
Cuando el Papa hace lo posible por la paz, no es porque sea ingenuo. El sabe bien que no hay soluciones fáciles. El sufrió la Segunda Guerra Mundial y la posterior guerra fría. El ha sido víctima de varios atentados terroristas. Es muy conocido el atentado del 1981, pero no tanto los otros atentados, por ejemplo la bomba que le pusieron junto a la tumba de San Luis M. Montfort en su visita a Francia; el ataque terrorista que le esperaba en Filipinas en el ´95, del cual se salvó por una explosión prematura; otro atentado se preparaba con cargas de dinamita en la Plaza de San Pedro...

El Papa ha condenado fuertemente al terrorismo, ha insistido en la importancia del desarme y le ha pedido a Irak que acate las resoluciones de las Naciones Unidas. Pero el Papa también ha insistido en que se haga todo lo posible por evitar la guerra por creer que las consecuencias serían sumamente graves (vea el artículo al fondo de esta página: La Santa Sede y la Cuestión Irakí ante la ONU.
Es con ese fin que se ha reunido o ha enviado delegados a todos los líderes involucrados en el conflicto. La guerra sería, nos dice, "una derrota para la humanidad". 

Todos tenemos responsabilidad

El Papa no solo pide la paz a los políticos, nos la pide a todos porque todos podemos y debemos contribuir a la paz. Quien se une al Santo Padre en busca de paz no lo hace porque ignore el peligro del terrorismo o porque crea que la paz sea una solución fácil sino porque se ha decidido por el camino difícil y estrecho del Evangelio.   

Fue la oración y no la guerra la que llevó a la caída pacífica del Muro de Berlín y la independencia de los países del bloque soviético. Parecía imposible pero Dios lo concedió. ¿Hemos aprendido? ¿Hemos reconocido y agradecido a Dios?. Mas bien los países liberados del comunismo han sido seducidos por el secularismo y la inmoralidad que prevalece en el occidente.

Si de verdad creemos en la paz debemos demostrarlo en nuestra propia vida, con nuestra propia familia, en nuestros ambientes, en las pruebas que sufrimos en nuestra propia vida. ¿Estamos dispuestos a sufrir, a perdonar, a ser testigos del amor de Jesucristo bajo prueba?   

Veamos el ejemplo de San Francisco de Asís quien vivió en el tiempo de las cruzadas. La paz en aquel tiempo también parecía imposible, pero el santo supo andar por el camino de la paz que Jesús abrió cuando nos ofreció en la cruz su costado abierto. Se fue a evangelizar a los musulmanes sabiendo que muy posiblemente moriría mártir. Ya es un milagro el hecho de que sobreviviera aquella empresa. En Asís aun se conserva el cuerno de marfil que le regaló en 1219 el sultán de Egipto Melek El Kamel. Francisco no consiguió la paz pero si abrió caminos de paz e inspiró a muchos a seguir el amor radical de su Maestro. Su invitación sigue siendo un reto abierto a cada corazón.

Ver también: Oraciones por la paz

Padre Jordi Rivero

1- Juan Pablo II, 5-III-2003, mensaje para el miércoles de ceniza.


EL CINISMO NO CONTRIBUYE A LA PAZ

Nos escriben sobre la guerra en Irak:
El día de ayer se supo la noticia de que los pequeños Bush, Blair y Aznar han decidido llevarse su balón ya que sus demás amiguitos no quieren jugar como ellos dicen, por lo que es inminente que comience el asesinato de miles de iraquíes inocentes.

RESPUESTA
Estimado en Cristo:

El cinismo no contribuye a la paz. Solo crea mas odio y divisiones. El drama de la guerra es muy serio. Estamos plenamente en comunión con la posición del Papa a favor de la paz y de llamar a todos a la conversión y la oración, empezando por nosotros mismos.
No hay un camino fácil para los jefes de gobierno ni para cada uno de nosotros. Juan XXIII en Pacem in Terris nos recuerda cuatro importantes requisitos para que reine la paz: la verdad, la justicia, el amor y la libertad. Estos no se ajustan al cinismo. Oremos por todos y por una pronta paz.


LA SANTA SEDE Y LA CUESTIÓN IRAKÍ ANTE LA ONU.
Fuente: VIS (Vatican Information Service), 20-II
-03

El arzobispo Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, intervino ayer ante el Consejo de Seguridad de ese organismo sobre el tema de Irak, actualmente en la agenda del Consejo. Siguen extractos del discurso, pronunciado en inglés:

"Gracias por darme la oportunidad de expresar la viva preocupación y solicitud de la Santa Sede sobre la cuestión irakí, también en esta Cámara del Consejo de Seguridad, donde se debaten los temas relacionados con la paz y la seguridad internacional para defender al mundo del azote de la guerra. Me agrada recordar, en esta ocasión, el decisivo encuentro del Secretario General Kofi Annan, con Su Santidad Juan Pablo II ayer por la tarde en el Vaticano".

"La Santa Sede sabe que la comunidad internacional está realmente preocupada y tiene que hacer frente a una causa justa y urgente: el desarme de los arsenales de destrucción masiva, una amenaza que surge no sólo en una región, sino desafortunadamente en otras partes del mundo. La Santa Sede está convencida de que entre los esfuerzos para hacerse escuchar basados en la riqueza de herramientas de paz que posee el derecho internacional, el recurso a las armas no sería justo. A las graves consecuencias para la población civil que ha sido sometida por largo tiempo a duras pruebas, se suman las oscuras perspectivas de las tensiones y los conflictos entre pueblos y culturas y la lamentable presentación de la guerra como una forma de resolver situaciones insostenibles".

"La Santa Sede sigue constantemente los acontecimientos y expresa su apoyo a los esfuerzos de la comunidad internacional para resolver la crisis dentro de la esfera de la legalidad internacional. Por este motivo y con esta idea, Su Santidad Juan Pablo II, ha mandado recientemente un enviado especial a Bagdad que se entrevistó con el presidente Saddam Hussein y le entregó un mensaje del Papa subrayando la necesidad, entre otras, de compromisos concretos en adherencia fiel a las resoluciones de las Naciones Unidas. Un mensaje similar se transmitió también a Tarek Aziz, viceprimer ministro irakí, que visitó al Papa el pasado 14 de febrero. Además, en vista de las consecuencias devastadoras de una posible intervención militar, el enviado especial del pontífice, lanzó un llamamiento a la conciencia de todos aquellos que tienen un papel que jugar a la hora de determinar el futuro de la crisis en estos próximos días tan decisivos 'porque al final, es la conciencia la que tendrá la última palabra, más fuerte que todas las estrategias, que todas las ideologías y también que todas las religiones'".

"La Santa Sede está convencida de que aunque si el curso de las inspecciones a veces puede parecer lento, sigue siendo todavía un camino efectivo que puede llevar a la construcción del consenso que, si es compartido ampliamente por las Naciones Unidas, podría hacer casi imposible para cualquier gobierno actuar de otra forma sin caer en el peligro del aislamiento internacional. La Santa Sede es por tanto del parecer que sería el camino adecuado para llevar a un acuerdo y a una resolución consensual y honorable del problema y que, a su vez, podría sentar las bases para una paz real y duradera".

"Sobre el tema de Irak, la amplia mayoría de la comunidad internacional pide una solución diplomática del conflicto que permita también explorar todos los caminos para un acuerdo pacífico. Esta petición no puede ignorarse. La Santa Sede invita a las partes en causa a mantener el diálogo abierto para hallar soluciones que eviten una posible guerra e insta a la comunidad internacional a asumir sus responsabilidades a la hora de apurar cualquier defección por parte de Irak".

"Señor presidente, antes de concluir esta declaración, quiero hacerme eco en esta Cámara de las palabras de paz y esperanza del enviado especial de Juan Pablo II a Irak: "La paz es todavía posible en Irak y para Irak. El paso más pequeño en los próximos días significará un gran salto hacia la paz".

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