Anciedad - Preocupación
Padre Jordi Rivero

Jesús nos enseña que debemos ocuparnos de lo que Dios nos ha encomendado. Al final tendremos que rendirle cuentas (Ver parábolas sobre el siervo fiel, cf. Mt 24,45; 25,14s). Ser responsables para cumplir el deber es una virtud. 

Otra cosa es la preocupación. Jesús en el Sermón de la Montaña, Mateo 6,24s, nos enseña como librarnos de este mal que nos quita la paz.

Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y
amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al
otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.

«Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué
comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No
vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el
vestido? 

Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen
en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No
valéis vosotros más que ellas?

Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se
preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida?
Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del
campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.

Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió
como uno de ellos.

Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al
horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con
vosotros, hombres de poca fe?

No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?,
¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?

Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe
vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.

Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se
os darán por añadidura.

Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará
de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.


Jesús enseña que la preocupación ocurre cuando queremos ocuparnos de lo que no nos corresponde, cuando nos metemos en lo que le corresponde a Dios. Quien sirve a Dios y confía en El como Padre infinitamente bueno y poderoso, no se preocupa. Se ocupa y confía. 

Quien llega de verdad a confiar en Dios y servirle vivirá en paz y se evitará muchas angustias. No es que el cristiano viva sin problemas y sufrimientos, pero en medio de ellos puede encontrar paz interior al saber que está en manos de Dios.

Ciertamente el cristiano piensa en el futuro, pero no solo el futuro en este mundo sino que también su vida eterna.
Hacemos hoy lo que nos corresponde hoy y parte de ello es planear hacia el futuro. Si hoy toca sembrar sembramos. Si hoy toca construir, construimos sobre la roca fuerte y no sobre arena, para asegurar que la casa se mantenga firme en las tempestades. Pero si hacemos lo que debemos, ¿Para que preocuparnos del mañana?Mañana viviremos los problemas de mañana en manos de Dios. Y cuando nos toque morir, felizmente iremos al cielo.

Pero el que vive sin Dios quiere tenerlo todo asegurado y bajo su control. Eso es imposible y por eso el corazón se le llena de ansiedad y pierde la paz.

La preocupación se puede sanar. No esperes que sea de momento ya que los hábitos toman tiempo en cambiar. Estás acostumbrado a estar preocupado. Pon tus preocupaciones en Jesús. El dice:

Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. -Mateo 11:28

No vayas a Jesús solo para sentirte mejor. Vete por amor a El. Vete humilde y sencillo para entrar en su corazón y descansar.  Pon atención a Jesús y no permitas que tus pensamientos corran locos fuera de control.  El te dará autoridad sobre tus pensamientos.  

Algunas personas necesitan también ayuda psicológica.  Al buscar ayuda es importante escoger un profesional que comprenda y apoye los valores cristianos.

Quien no vive en Cristo se crea falsas ideas de la felicidad. Entonces se llena de ansiedad y cree que la solución es adquirir aquello por lo cual tiene ansiedad.  Pero jamás llegará a tener paz porque, aunque consiga alguna cosa, mil otras le parecerán también necesarias para quitarse la ansiedad. Esa persona siempre estará vacía por dentro porque nadie ni nada puede satisfacer el alma sino solo Dios.
 

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Laudetur Jesus Christus.
Et Maria Mater ejus. Amen