CLONACIÓN
En estas páginas veremos por qué la clonación es contraria a los designios de Dios y una amenaza contra la vida humana. 

 

  INDICE: Clonación: grave amenaza contra la vida: Juan Pablo II
 
Clonación: Academima Pontificia  
Texto completo  Extracto de VIS
Monseñor Sgreccia reitera oposición de la Santa Sede a clonación de seres humanos
Clonación Humana: ¿Reproductiva o Terapéutica? -Padre Alfred Cioffi, STD
¿Tienen alma los niños clonados?
 
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 ¿Tienen alma los clones?
Clonación: no justificada -Dr. Raez.
Clonación -Obispos mexicanos

La clonación humana, grave amenaza contra la vida: afirma el Papa
El pontífice pronunció estas palabras el 28 de noviembre del 2001, tres días después de que un laboratorio privado estadounidense anunciara la clonación del primer embrión humano.

Juan Pablo II calificó este miércoles los experimentos de clonación humana como una amenaza programada científicamente contra la vida humana.

 «El verdadero humanismo no puede admitir nunca métodos y experimentos que constituyen amenazas programadas de manera científica y sistemática contra la vida humana», afirmó el Santo Padre.

Se ha creado un ser humano, en estado todavía de embrión, y después ha sido eliminado, constataba el documento vaticano, que sugiere más bien como futuro para la medicina la experimentación con células estaminales extraídas de adultos, senda que científicamente se ha demostrado válida y que respeta la dignidad de la vida humana.

El anuncio de la clonación del primer embrión humano fue realizado el 25 de noviembre por el laboratorio estadounidense Advanced Cell Technologies (ACT) en un artículo publicado en el «Journal of Regenerative Medicine».
-Zenit ZS01112804


Monseñor Sgreccia reitera oposición de la Santa Sede a clonación de seres humanos
Roma, 10 agosto 2001 (NE - eclesiales.org)

En el marco del debate tras la decisión de un grupo de científicos de clonar seres humanos, el vicepresidente de la Pontificia Academia para la Vida, Monseñor Elio Sgreccia, afirmó la urgencia de salvaguardar la dignidad del hombre. "El valor de un hombre no es similar al de una rata", subrayó, destacando que la dignidad "de los humanos va más allá del tiempo". "La clonación es inmoral. Alguien dijo que la clonación es la peor manifestación de esclavitud y estoy de acuerdo con esto", añadió. Asimismo, afirmó que estaba de acuerdo con los científicos que se han opuesto a la clonación, señalando que la técnica utilizada en animales encierra muchos riesgos para los humanos.

Por su parte, el Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, calificó el intento de clonar seres humanos como algo "terrificante". "En un cierto sentido -afirmó en declaraciones publicadas el martes por el diario italiano "La Stampa"- Hitler anticipó algo de los modernos desarrollos como la clonación o la experimentación médica con embriones humanos." "Es terrificante el que algunas de las potencias que derrotaron al nazismo opten hoy, en el ámbito científico, por prácticas discutibles y antihumanas como la clonación", añadió.
 


PONTIFICIA ACADEMIA PRO VITA, REFLEXIONES 1997

La Pontificia Academia para la Vida fue instituida en 1994 por Juan Pablo II con el Motu Proprio "Vitae Mysterium". Los 40 miembros de la Academia, cuyo Presidente es Juan de Dios Vial Correa, han publicado el documento "Reflexiones sobre la clonación".

TEXTO COMPLETO:

ÍNDICE

1.Notas históricas . . . . . . . . 3
2.El hecho biológico . . . . . . . 6
3.Problemas éticos relacionados con la clonación humana . . . . . . . 10
4.Ante los derechos del hombre y la libertad de investigación . . . . . 17


1 NOTAS HISTÓRICAS

Los progresos del conocimiento y los consiguientes avances de la técnica en el campo de la biología molecular, la genética y la fecundación artificial han hecho posibles, desde hace tiempo, la experimentación y la realización de clonaciones en el ámbito vegetal y animal.

Por lo que atañe al reino animal se ha tratado, desde los años treinta, de experimentos de producción de individuos idénticos, obtenidos por escisión gemelar artificial, modalidad que impropiamente se puede definir como clonación.

La práctica de la escisión gemelar en campo zootécnico se está difundiendo en los establos experimentales como incentivo a la producción múltipla de dados ejemplares seleccionados.

En el año 1993 Jerry Hall y Robert Stilmann, de la George Washington University, divulgaron datos relativos a experimentos de escisión gemelar (splitting) de embriones humanos de 2, 4 y 8 embrioblastos, realizados por ellos mismos. Se trató de experimentos llevados a cabo sin el consentimiento previo del Comité ético competente y publicados -según los autores-para avivar la discusión ética.

Sin embargo, la noticia dada por la revista Nature -en su número del 27 de febrero de 1997- del nacimiento de la oveja Dolly, llevado a cabo por los científicos escoceses Jan Vilmut y K.H.S. Campbell con sus colaboradores del Roslin Institute de Edimburgo, ha sacudido la opinión pública de modo excepcional y ha provocado declaraciones de comités y de autoridades nacionales e internacionales, por ser un hecho nuevo, considerado desconcertante.

La novedad del hecho es doble. En primer lugar, porque se trata no de una escisión gemelar, sino de una novedad radical definida como clonación, es decir, de una reproducción asexual y agámica encaminada a producir individuos biológicamente iguales al individuo adulto que proporciona el patrimonio genético nuclear. En segundo lugar, porque, hasta ahora, la clonación propiamente dicha se consideraba imposible. Se creía que el DNA de las células somáticas de los animales superiores, al haber sufrido ya el imprinting de la diferenciación, no podía en adelante recuperar su completa potencialidad original y, por consiguiente, la capacidad de guiar el desarrollo de un nuevo individuo.

Superada esta supuesta imposibilidad, parecía que se abría el camino a la clonacíon humana, entendida como réplica de uno o varios individuos somáticamente idénticos al donante.

El hecho ha provocado con razón agitación y alarma. Pero, después de un primer momento de oposición general, algunas voces han querido llamar la atención sobre la necesidad de garantizar la libertad de investigación y de no condenar el progreso; incluso se ha llegado a hablar de una futura aceptación de la clonación en el ámbito de la Iglesia católica.

Por eso, ahora que ha pasado un cierto tiempo y que es está en un período más tranquilo, conviene hacer un atento examen de este hecho, estimado como un acontecimiento desconcertante.

2 EL HECHO BIOLÓGICO

La clonación, considerada en su dimensión biológica, en cuanto reproducción artificial, se obtiene sin la aportación de los dos gametos; se trata, por tanto, de una reproducción asexual y agámica. La fecundación propiamente dicha es sustituida por la fusión bien de un núcleo tomado de una célula somática misma, con un ovocito desnucleado, es decir, privado del genoma de origen materno. Dado que el núcleo de la célula somática contiene todo el patrimonio genético, el individuo que se obtiene posee -salvo posibles alteraciones- la misma identidad genética del donante del núcleo. Esta correspondencia genética fundamental con el donante es la que convierte al nuevo individuo en réplica somática o copia del donante.

El hecho de Edimburgo tuvo lugar después de 277 fusiones ovocito-núcleo donante. Sólo 8 tuvieron éxito; es decir, sólo 8 da las 277 iniciaron el desarrollo embrional, y de esos 8 embriones sólo 1 llegó a nacer: la oveja que fue llamada Dolly.

Quedan muchas dudas e incertidumbres sobre numerosos aspectos de la experimentación. Por ejemplo, la posibilidad de que entre las 277 células donantes usadas hubiera algunas "estaminales", es decir, dotadas de un genoma no totalmente diferenciado; el papel que puede haber tenido el DNA mitocondrial eventualmente residuo en el óvulo materno; y muchas otras aún, a las que, desgraciadamente, los investigadores ni siquiera han hecho referencia. De todos modos, se trata de un hecho que supera las formas de fecundación artificial conocidas hasta ahora, las cuales se realizan siempre utilizando dos gametos.

Debe subrayarse que el desarrollo de los individuos obtenidos por clonación -salvo eventuales mutaciones, que podrían no ser pocas- debería producir una estructura corpórea muy semejante a la del donante del DNA: este es el resultado más preocupante, especialmente en el caso de que el experimento se aplicase también a la especie humana.

Con todo, conviene advertir que, en la hipótesis de que la clonación se quisiera extender a la especie humana, de esta réplica de la estructura corpórea no se derivaría necesariamente una perfecta identidad de la persona, entendida tanto en su realidad ontológica como psicológica. El alma espiritual, constitutivo esencial de cada sujeto perteneciente a la especie humana, es creada directamente por Dios y no puede ser engendrada por los padres, ni producida por la fecundación artificial, ni clonada. Además, el desarrollo psicológico, la cultura y el ambiente conducen siempre a personalidades diversas; se trata de un hecho bien conocido también entre los gemelos, cuya semejanza no significa identidad. La imaginación popular y la aureola de omnipotencia que acompaña a la clonación han de ser, al menos, relativizadas.

A pesar de la imposibilidad de implicar al espíritu, que es la fuente de la personalidad, la proyección de la clonación al hombre ha llevado a imaginar ya hipótesis inspiradas en el deseo de omnipotencia: réplica de individuos dotados de ingenio y belleza excepcionales; reproducción de la imagen de familiares difuntos; selección de individuos sanos e inmunes a enfermedades genéticas; posibilidad de selección del sexo; producción de embriones escogidos previamente y congelados para ser transferidos posteriormente a un útero como reserva de órganos, etc.

Aún considerando estas hipótesis como ciencia ficción, pronto podrían aparecer propuestas de clonación presentadas como "razonables" y "compasivas". La procreación de un hijo en una familia en la que el padre sufre de aspermia o el reemplazo del hijo moribundo de una viuda, las cuales, se diría, no tienen nada que ver con las fantasías de la ciencia ficción.

Pero, ¿cuál sería el significado antropológico de esta operación en la deplorable perspectiva de su aplicación al hombre?

3 PROBLEMAS ÉTICOS RELACIONADOS CON LA CLONACIÓN HUMANA

La clonación humana se incluye en el proyecto del eugenismo y, por tanto, está expuesta a todas las observaciones éticas y jurídicas que lo han condenado ampliamente. Como ha escrito Hans Jonas, es "en el método la forma más despótica y, a la vez, en el fin, la forma más esclavizante de manipulación genética; su objetivo no es una modificación arbitraria de la sustancia hereditaria, sino precisamente su arbitraria fijación en oposición a la estrategia dominante en la naturaleza" (cf. Cloniamo un uomo: dall'eugenetica all'ingegneria genetica, en Tecnica, medicina ed etica, Einaudi, Torino 1997, pp. 122-154, 136).

Es una manipulación radical de la relacionalidad y complementariedad constitutivas, que están en la base de la procreación humana, tanto en su aspecto biológico como en el propiamente personal. En efecto, tiende a considerar la bisexualidad como un mero residuo funcional, puesto que se requiere un óvulo, privado de su núcleo, para dar lugar al embrión-clon y, por ahora, es necesario un útero femenino para que su desarrollo pueda llegar hasta el final. De este modo se aplican todas las técnicas que se han experimentado en la zootecnia, reduciendo el significado específico de la reproducción humana.

En esta perspectiva se adopta la lógica de la producción industrial: se deberá analizar y favorecer la búsqueda de mercados, perfeccionar la experimentación y producir siempre modelos nuevos.

Se produce una instrumentalización radical de la mujer, reducida a algunas de sus funciones puramente biológicas (prestadora de óvulos y de útero), a la vez que se abre la perspectiva de una investigación sobre la posibilidad de crear úteros artificiales, último paso para la producción "en laboratorio" del ser humano.

En el proceso de clonación se pervierten las relaciones fundamentales de la persona humana: la filiación, la consanguinidad, el parentesco y la paternidad o maternidad. Una mujer puede ser hermana gemela de su madre, carecer de padre biológico y ser hija de su abuelo. Ya con la FIVET se produjo una confusión en el parentesco, pero con la clonación se llega a la ruptura total de estos vínculos.

Como en toda actividad artificial se "emula" e "imita" lo que acontece en la naturaleza, pero a costa de olvidar que el hombre no se reduce a su componente biológico, sobre todo cuando éste se limita a las modalidades reproductivas que han caracterizado sólo a los organismos más simples y menos evolucionados desde el punto de vista biológico.

Se alimenta la idea de que algunos hombres pueden tener un dominio total sobre la existencia de los demás, hasta el punto de programar su identidad biológica -seleccionada sobre la base de criterios arbitrarios o puramente instrumentales-, la cual, aunque no agota la identidad personal del hombre, caracterizada por el espíritu, es parte constitutiva de la misma. Esta concepción selectiva del hombre tendrá, entre otros efectos, un influjo negativo en la cultura, incluso fuera de la práctica -numéricamente reducida- de la clonación, puesto que favorecerá la convicción de que el valor del hombre y de la mujer no depende de su identidad personal, sino sólo de las cualidades biológicas que pueden apreciarse y, por tanto, ser seleccionadas.

La clonación humana merece un juicio negativo también en relación a la dignidad de la persona clonada, que vendrá al mundo como "copia" (aunque sea sólo copia biológica) de otro ser. En efecto, esta práctica propicia un íntimo malestar en el clonado, cuya identidad psíquica corre serio peligro por la presencia real o incluso sólo virtual de su "otro". Tampoco es imaginable que pueda valer un pacto de silencio, el cual -como ya notaba Jonas- sería imposible y también inmoral, dado que el clonado fue engendrado para que se asemejara a alguien que "valía la pena"clonar y, por tanto, recaerán sobre él atenciones y expectativas no menos nefastas, que constituirán un verdadero atentado contra su subjetividad personal.

Si el proyecto de clonación humana pretende detenerse "antes" de la implantación en el útero, tratando de evitar al menos algunas de las consecuencias que acabamos de señalar, resulta también injusto desde un punto de vista moral.

En efecto, limitar la prohibición de la clonación al hecho de impedir el nacimiento de un niño clonado permitiría de todos modos la clonación del embrión-feto, implicando así la experimentación sobre embriones y fetos, y exigiendo su supresión antes del nacimiento, lo cual manifiesta un proceso instrumental y cruel respecto al ser humano.

En todo caso, dicha experimentación es inmoral por la arbitraria concepción del cuerpo humano (considerado definitivamente como una máquina compuesta de piezas), reducido a simple instrumento de investigación. El cuerpo humano es elemento integrante de la dignidad y de la identidad personal de cada uno, y no es lícito usar a la mujer para que proporcione óvulos con los cuales realizar experimentos de clonación.

Es inmoral porque también el ser clonado es un "hombre", aunque sea en estado embrional. En contra de la clonación humana se pueden aducir, además, todas las razones morales que han llevado a la condena de la fecundación in vitro en cuanto tal o al rechazo radical de la fecundación in vitro destinada sólo a la experimentación.

 El proyecto de la "clonación humana" es una terrible consecuencia a la que lleva una ciencia sin valores y es signo del profundo malestar de nuestra civilización, que busca en la ciencia, en la técnica y en la "calidad de vida" sucedáneos al sentido de la vida y a la salvación de la existencia.

 La proclamación de la "muerte de Dios", con la vana esperanza de un "superhombre", comporta un resultado claro: la "muerte del hombre". En efecto, no debe olvidarse que el hombre, negando su condición de criatura, más que exaltar su libertad, genera nuevas formas de esclavitud, nuevas discriminaciones, nuevos y profundos sufrimientos. La clonación puede llegar a ser la trágica parodia de la omnipotencia de Dios. El hombre, a quien Dios ha confiado todo lo creado dándole libertad e inteligencia, no encuentra en su acción solamente los límites impuestos por la imposibilidad práctica, sino que él mismo, en su discernimiento entre el bien y el mal, debe saber trazar sus propios confines. Una vez más, el hombre debe elegir: tiene que decidir entre transformar la tecnología en un instrumento de liberación o convertirse en su esclavo introduciendo nuevas formas de violencia y sufrimiento.

 Es preciso subrayar, una vez más, la diferencia que existe entre la concepción de la vida como don de amor y la visión del ser humano considerado como producto industrial.  Frenar el proyecto de la clonación humana es un compromiso moral que debe traducirse también en términos culturales, sociales y legislativos. En efecto, el progreso de la investigación científica es muy diferente de la aparición del despotismo cientifista, que hoy parece ocupar el lugar de las antiguas ideologías. En un régimen democrático y pluralista, la primera garantía con respecto a la libertad de cada uno se realiza en el respeto incondicional de la dignidad del hombre, en todas las fases de su vida y más allá de las dotes intelectuales o físicas de las que goza o de las que está privado. En la clonación humana no se da la condición que es necesaria para una verdadera convivencia: tratar al hombre siempre y en todos los casos como fin y como valor, y nunca como un medio o simple objeto.

4  ANTE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y LA LIBERTAD DE INVESTIGACIÓN

En el ámbito de los derechos humanos, la posible clonación humana significaría una violacíon de los dos principios fundamentales en los que se basan todos los derechos del hombre: el principio de igualdad entre los seres humanos y el principio de no discriminación.

Contrariamente a cuanto pudiera parecer a primera vista, el principio de igualdad entre los seres humanos es vulnerado por esta posible forma de dominación del hombre sobre el hombre, al mismo tiempo que existe una discriminación en toda la perspectiva selectiva-eugenista inherente en la lógica de la clonación. La Resolución del Parlamento Europeo del 12 de marzo de 1977 reafirma con energía el valor de la dignidad de la persona humana y la prohibición de la clonación humana, declarando expresamente que viola estos dos principios. El Parlamento Europeo, ya desde 1983, así como todas las leyes que han sido promulgadas para legalizar la procreación artificial, incluso las más permisivas, siempre han prohibido la clonación. Es preciso recordar que el Magisterio de la Iglesia, en la Instrucción Donum vitae de 1987, ha condenado la hipótesis de la clonación humana, de la fisión gemelar y de la partenogénesis. Las razones que fundamentan el carácter inhumano de la clonación aplicada al hombre no se deben al hecho de ser una forma excesiva de procreación artificial, respecto a otras formas aprobadas por la ley como la FIVET y otras.

Como hemos dicho, la razón del rechazo radica en la negación de la dignidad de la persona sujeta a clonación y en la negación misma de la dignidad de la procreación humana. Lo más urgente ahora es armonizar las exigencias de la investigación científica con los valores humanos imprescindibles. El científico no puede considerar el rechazo moral de la clonación humana como una ofensa; al contrario, esta prohibición devuelve la dignidad a la investigación, evitando su degeneración demiúrgica. La dignidad de la investigación científica consiste en ser uno de los recursos más ricos para el bien de la humanidad. Por lo demás, la investigación sobre la clonación tiene un espacio abierto en el reino vegetal y animal, siempre que sea necesaria o verdaderamente útil para el hombre o los demás seres vivos, observando las reglas de la conservación del animal mismo y la obligación de respetar la biodiversidad específica.

La investigación científica en beneficio del hombre representa una esperanza para la humanidad, encomendada al genio y al trabajo de los científicos, cuando tiende a buscar remedio a las enfermadades, aliviar el sufrimiento, resolver los problemas debidos a la insuficiencia de alimentos y a la mejor utilización de los recursos de la tierra.

Para hacer que la ciencia biomédica mantenga y refuerce su vínculo con el verdadero bien del hombre y de la sociedad, es necesario fomentar -como recuerda el Santo Padre en la Encíclica Evangelium vitae- una "mirada contemplativa" sobre el hombre mismo y sobre el mundo, como realidades creadas por Dios, y en el contexto de la solidaridad entre la ciencia, el bien de la persona y de la sociedad.

"Es la mirada de quien ve la vida en su profundidad, percibiendo sus dimensiones de gratuidad, belleza, invitación a la libertad y a la responsabilidad. Es la mirada de quien no pretende apoderarse de la realidad, sino que la acoge como un don, descubriendo en cada cosa el reflejo del Creador y en cada persona su imagen viviente" (Evangelium vitae, 83).

Prof. Juan de Dios Vial Correa
Presidente

Mons. Elio Sgreccia
Vice-Presidente


Extracto del texto hecho por el Vaticano:

Zenit
"1. Notas históricas. El progreso del conocimiento y el correspondiente desarrollo de la técnica en los campos de la biología molecular, la genética y la inseminación artificial ha hecho posible, desde hace algún tiempo, la experimentación y la clonación en el ámbito de las especies vegetales y animales".

"La noticia sobre el nacimiento de la oveja Dolly, publicada por la revista 'Nature' el 27 de febrero de 1997, conmocionó a la opinión pública de modo excepcional, y provocó pronunciamientos de comités y autoridades nacionales e internacionales, porque se trataba de un hecho nuevo y considerado inquietante".

"La novedad del hecho es doble. Por una parte, no se ha tratado de una escisión gemelar, sino de una novedad radical definida como clonación, esto es, de una reproducción asexual y agámica dirigida a producir individuos biológicamente iguales al individuo adulto que proporciona el patrimonio genético nuclear. Por otra parte, este tipo de clonación verdadera y propia se consideraba hasta ahora imposible".

"Superada esta supuesta imposibilidad, parece que ya está abierto el camino hacia la clonación humana, entendida como replicación de uno o más individuos somáticamente idénticos al donante".

"Este hecho ha provocado justamente ansiedad y alarma. Pero después de una primera fase de oposición unánime, algunas voces han querido llamar la atención sobre la necesidad de garantizar la libertad de investigación".

"Por tanto, es útil examinar atentamente este hecho considerado inquietante".

"2. El hecho biológico. La clonación, considerada en su dimensión biológica, en cuanto reproducción artificial, se obtiene sin la aportación de los dos gametos. Se trata, por consiguiente, de una reproducción asexual y agámica".

"Quedan aún muchas dudas y perplejidades sobre numerosos aspectos de la experimentación".

"Se debe subrayar que el desarrollo del individuo obtenido mediante la clonación, aparte de eventuales mutaciones -y podrían ser no pocas-, debería conducir a una estructura corpórea muy similar a la del donante del ADN. Este es el resultado más inquietante, especialmente si el experimento se trasladase a la especie humana".

"Sin embargo, de la clonación no se derivaría necesariamente una perfecta identidad de la persona, entendida en su realidad ontológica y psicológica. El alma espiritual, que es el constitutivo esencial de todo sujeto perteneciente a la especie humana, y que es creada directamente por Dios, no puede ser generada por los padres, ni producida mediante la fecundación artificial, ni clonada".

"3. Problemas éticos relacionados con la clonación humana. La clonación humana forma parte del proyecto del eugenismo, y, por tanto, está expuesta a todas las observaciones éticas y jurídicas que lo han condenado ampliamente".

"En el proceso de clonación, se pervierten todas las relaciones fundamentales de la persona humana: la filiación, la consanguineidad, el parentesco, la paternidad".

"Esta concepción selectiva del hombre (...) desarrollará el convencimiento de que el valor del hombre y de la mujer no depende de su identidad personal, sino solamente de aquellas cualidades biológicas que pueden ser apreciadas y, por ello, seleccionadas. (...) El clon (...) se parece a alguien que 'valía la pena' clonar".

"(La clonación del embrión-feto) experimental es inmoral en todos los casos, ya que supone una reducción arbitraria del cuerpo humano a mero instrumento para la investigación. El cuerpo humano es un elemento integrante de la dignidad y de la identidad personal de cada uno".

"El proyecto de 'clonación humana' representa la terrible deriva a la que se ve empujada una ciencia sin valores, y es signo del profundo malestar de nuestra civilización, que busca en la ciencia, en la técnica y en la 'calidad de vida' los sucedáneos del sentido de la vida y de la salvación de la existencia. (...) La clonación corre el riesgo de convertirse en la parodia trágica de la omnipotencia de Dios".

"Detener el proyecto de la clonación humana es un compromiso moral que hay que saber traducir en términos culturales, sociales y legislativos".

"4. Ante los derechos del hombre y la libertad de investigación. En el plano de los derechos del hombre, la eventual clonación humana representaría una violación de los dos principios fundamentales sobre los que se basan todos los derechos del hombre: el principio de igualdad entre los seres humanos y el principio de no discriminación".

"Contrariamente a lo que puede parecer a primera vista, el principio de paridad e igualdad entre los seres humanos se ve violado por esta posible forma de dominación del hombre sobre el hombre; la discriminación se produce a través del perfil selectivo-eugenístico ínsito en la lógica de la clonación. La Resolución del Parlamento Europeo del 12 de marzo de 1997 declara expresamente la violación de estos dos principios, y hace hincapié sobre la prohibición de la clonación humana y sobre el valor de la dignidad de la persona humana. (...) Se debe recordar que el Magisterio de la Iglesia ha condenado, en la Instrucción 'Donum vitae' -de 1987-, la hipótesis de la clonación humana, de la fisión gemelar y de la partenogénesis".

"La acción más urgente parece ser ahora la de recomponer la armonía entre las exigencias de la investigación científica y los valores humanos imprescindibles".
ACAD-V/CLONACION/... VIS 970625 (850) Zenit


CLONACIÓN HUMANA: ¿REPRODUCTIVA O TERAPÉUTICA?

Por el Padre Alfred Cioffi, STD

La célula es la unidad básica de la vida; todos los seres vivientes estamos compuestos de células. Cada célula del cuerpo contiene un núcleo. El núcleo contiene cromosomas, que están compuestos de genes. Los genes forman todas las características de nuestro cuerpo. Las células del ser humano contienen 46 cromosomas ó 23 pares.

Según su composición genética, existen dos tipos de células en nuestro cuerpo: células somáticas (que contienen 23 pares de cromosomas) y gametos (que sólo contienen 23 cromosomas, sin pares). La gran mayoría de las células en nuestro cuerpo son células somáticas, mientras que los espermatozoides y los óvulos son gametos. El motivo por el cual los gametos sólo tienen 23 cromosomas es para que, cuando un espermatozoide se una con un óvulo en la fertilización, la nueva célula que se forme tenga el número completo de 23 pares de cromosomas. Estos 23 pares son necesarios para el desarrollo normal del ser humano. Esta nueva célula fertilizada se llama cigoto, que significa "pequeño ser" en griego. Cada uno de nosotros comenzó nuestra existencia individual como un cigoto en el seno de nuestras madres, nueve meses antes de nacer.

Existen dos formas básicas de reproducción en la naturaleza: sexual y asexual. La reproducción sexual ocurre por medio de la unión entre un espermatozoide y un óvulo para formar un cigoto. En la reproducción asexual no intervienen los gametos; más bien, cada célula somática se divide y forma nuevas células. Ejemplos de reproducción asexual son: brotes, injertos, propagación vegetativa, gemelos idénticos y clonación.

La clonación se efectúa tomando un óvulo, sacándole su núcleo y reemplazándolo con un núcleo de una célula somática, es decir, con un núcleo que contiene 23 pares de cromosomas. La célula resultante de la primera etapa de un clon es un cigoto. Como se puede ver, la clonación evita la reproducción sexual e inyecta directamente un núcleo somático dentro del óvulo, sin necesidad del espermatozoide. Esta es una técnica sumamente manipuladora que ejerce violencia sobre nuestras células reproductoras porque interfiere con el fin natural de estas células.

Ya sea a través de la fertilización o de la clonación, el cigoto es la primera etapa de nuestro desarrollo embriónico. Todos nosotros comenzamos como un cigoto unicelular.

Actualmente, algunos científicos y políticos están tratando de establecer una distinción entre la clonación "reproductiva" y la clonación "terapéutica". En la clonación reproductiva, el cigoto se implanta en la matriz de la mujer y le permiten desarrollarse a través de todo el embarazo, dando como resultado el nacimiento de un bebé. En la clonación terapéutica, el cigoto se mantiene en una cajita de Petri, en el laboratorio, y sólo se le permite crecer hasta la etapa de la blástula (de una a dos semanas), y después es desmembrado para obtener sus células madres (stem cells).

La distinción entre estos dos tipos de clonación es una distinción biotécnica, no moral. Ambas son una crasa manipulación de la dignidad intrínseca de todo ser humano. Aunque la Iglesia Católica se opone vigorosamente a ambos tipos de clonación, de cierta forma la clonación terapéutica es aún más cruenta, ya que en ella se crea una vida humana sólo para destruirla y sacarle sus células madres.

La gran mayoría de la gente se opone a la clonación reproductiva, ya que es tan repulsiva, aún negándole al niño un padre, y convirtiendo a la madre en su hermana gemela. Sin embargo, algunas personas están cayendo en la trampa de pensar que la clonación terapéutica sí es buena, porque ayudaría a curar enfermedades. Pero el error de este argumento reside en que el embrión humano es destruido para obtener sus células madres. Nunca se debe permitir la matanza de seres humanos inocentes, aún cuando fuera por una noble causa, como la de tratar de curar graves enfermedades. Afortunadamente, Dios nos ha provisto de alternativas a la clonación humana y a la investigación de células madres embrionarias. Las células madres que se obtienen de tejidos adultos, e incluso del cordón umbilical o de la placenta, tienen el potencial de suministrar tejido nuevo para el uso terapéutico, sin la destrucción de vida humana. La Iglesia Católica no se opone a este tipo de investigación, siempre y cuando se haya obtenido el consentimiento apropiado.

Durante los últimos meses del año pasado (2001), la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley que prohíbe toda forma de clonación humana. El Presidente Bush también se opone totalmente a la clonación humana. Ahora el Senado de Estados Unidos va a decidir si prohibir o no la clonación humana. Aunque muchos senadores se oponen a la clonación reproductiva, desafortunadamente se está promoviendo el argumento a favor de la clonación terapéutica. Es sumamente importante no caer en la trampa lingüística de creer que entre la clonación reproductiva y la clonación terapéutica hay una diferencia moral, porque no la hay, las dos son gravemente malas. La clonación terapéutica, en particular, es extremadamente inmoral, ya que se crea un embrión humano sólo para luego seccionarlo en pedacitos para sacarle sus células madres.

Por estas razones el movimiento provida está pidiendo a todos urgentemente que escriban una carta a sus senadores en el Congreso de Estados Unidos, diciendo que se oponen rotundamente a todo tipo de clonación humana y que están a favor de la investigación científica de las células madres que se obtienen de personas adultas, lo cual no destruye seres humanos.

El Padre Alfred Cioffi, STD, es doctor en teología moral, con especialidad en bioética, por la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma. Actualmente está en proceso de obtener un doctorado en genética, en Boston, Estados Unidos.

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