Homicidio

El Catecismo sobre el homicidio voluntario:

El Quinto Mandamiento condena como gravemente pecaminoso el homicidio directo y voluntario. El que mata y los que cooperan voluntariamente con �l cometen un pecado que clama venganza al cielo. El infanticidio, el fratricidio, el parricidio, el homicidio del c�nyuge son cr�menes especialmente graves a causa de los v�nculos naturales que destruyen. Preocupaciones de eugenesia o de salud p�blica no pueden justificar ning�n homicidio, aunque fuera ordenado por las propias autoridades.

2269 El quinto mandamiento proh�be hacer algo con intenci�n de provocar indirectamente la muerte de una persona. La ley moral proh�be exponer a alguien sin raz�n grave a un riesgo mortal, as� como negar la assistencia una persona en peligro. La aceptaci�n por parte de la sociedad de hambres que provocan muertes sin esforzarse por remediarlas es una escandalosa injusticia y una falta grave. Los traficantes cuyas pr�cticas usurarias y mercantiles provocan el hambre y la muerte de sus hermanos los hombres, cometen indirectamente un homicidio. Este les es imputable. El homicidio involuntario no es moralmente imputable. Pero no se est� libre de falta grave cuando, sin razones proporcionadas, se ha obrado de manera que se ha seguido la muerte, incluso sin intenci�n de causarla.


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Laudetur Jesus Christus.
Et Maria Mater ejus. Amen
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