PUREZA
Ver:
«Bienaventurados los puros de corazón porque verán a Dios» -Retiro del P. Raniero Cantalamessa
Pureza
¿Que significa ser puro de corazón?
Fuente: Catholic Answer, traducción: Rosa Townsend
El Señor dijo: “Bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios” ….. “La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo aprovecha la luz; si es malo, el cuerpo anda ciego” (Mt. 5:8; 6:22)
Se puede decir entonces que la limpieza de corazón es la limpieza del ojo con el que miramos a Dios. Pero a veces, aún cuando el ojo esté bastante limpio es difícil impedir que le entren motas de polvo, polvo que procede de las cosas o actitudes que acompañan incluso a las buenas obras, como por ejemplo las alabanzas y elogios.
Si los que están a tu alrededor no te alaban cuando haces algo correctamente, entonces ellos están errando. Pero si te ensalzan, de hecho te están poniendo en peligro. La única forma de que tú evites ese peligro es sólo si actúas con un corazón puro, si cuando haces buenas obras no las haces con el único propósito de que te feliciten, de que te adulen.
Debes vivir haciendo el bien aunque nadie te elogie por ello.
El corazón puro no actúa bien para que otros le aplaudan. Porque si lo único que tiene en mente cuando hace el bien es que le alaben, entonces podría tener la inclinación de falsificar la bondad. Quienes falsifican la bondad no tienen un corazón puro, lo que tienen es un “corazón doble”.
Solamente la persona que está por encima de las alabanzas y lisonjas de otros tiene un “ojo limpio”, es decir un corazón puro. Es la persona que vive mirando sólo en una dirección: a Dios; la que actúa esforzándose por complacer solamente a Dios. Cuanto más pura es la conciencia de una persona menos desea que los demás la elogien.
Jesús nos advirtió: “Tengan cuidado de no hacer el bien delante de la gente para que les vean, de lo contrario el Padre Celestial no les dará ningún premio”. (Mt. 6:1)
Eso no quiere decir que vayas a perder el premio si los demás, de alguna manera, te ven haciendo el bien. Lo que quiere decir es que lo perderás si vives pensando y actuando con la única intención de que los demás te vean.
Jesús nos enseñó que debemos estar en guardia para no buscar que los demás nos alaben en premio a nuestras obras.