Taizé: una comunidad orante siempre joven
El Hno. Roger, recordaba que su abuela, siendo protestante, iba todas las tardes a rezar a una iglesia católica. Aquel ejemplo cayó en la buena tierra de su corazón. En 1940 en plena guerra mundial, desea ayudar a las víctimas de la guerra. Se instala con su hermana en una casa abandonada de la aldea de Taize, muy cerca de Cluny (antiguo centro monástico) y Paray le Monial (Centro del Sagrado Corazón), en el centro de Francia. Pronto llegan a Taizé refugiados de la guerra: judíos, desertores, y otros. La casa del Hno. Roger está abierta a todos con algo de comer para el cuerpo y amistad sincera para el alma. Todos eran acogidos sin distinción de procedencia, religión o falta de ella. Aquella forma de vida movió algunos corazones a descubrir una vocación. Terminada la guerra, los nueve primeros hermanos de Taizé hicieron sus votos en la iglesita románica del pueblo. Así comenzó una comunidad ecuménica de estilo monástico para orar y vivir la paz en verdadera pobreza y confianza en Dios. Los monjes viven de sus trabajos manuales en la agricultura y artesanía. Con los años los hermanos se extendieron a lugares pobres en Brasil, Senegal y Corea.
En Taizé miles de personas en su mayoría jóvenes rezan desde 1940 por la paz del mundo y la unidad de los cristianos. Sin hacer propaganda Taizé se convirtió en la comunidad de jóvenes mas grande del mundo, abierta a miembros de todas las iglesias cristianas. En 1982 comenzaron las grandes celebraciones de la Pascua convocadas por el Hno. Roger en diferentes ciudades. Miles de personas se congregan cada año en una ciudad europea.
El Papa Juan XXIII, siendo nuncio en París, visitó a Taizé. Mas tarde invitó al Hno Roger (protestante) al Concilio Vaticano II y dijo que Taizé había construido una "pequeña primavera". Juan Pablo II, amigo del Hno. Roger desde los años 60, visitó en 1986 y comentó: «Se pasa por Taizé como junto a una fuente. El viajero se detiene, se refresca y continúa su camino». Benedicto XVI, también fue un gran amigo del Hno. Roger. También han visitado a Taizé patriarcas ortodoxos, obispos luteranos y muchos otros pastores de diversos credos.
Seis décadas después de su fundación, Taizé acoge cada año a miles de personas de todos los credos en busca de una experiencia de Dios.