Significado de Covadonga

A la palabra Covadonga se le ha dado varias versiones. Covadonga significa etimológicamente "Cueva de la Señora". Procede este vocablo de la palabra latina Cova domínica, compuesta por un nombre sustantivo cova y un adjetivo domínica que lo determina. Esta expresión ha pasado del latín, la lengua madre, al romance por diversas fases o transformaciones: covadomínic

a.-covadominca-covadomnca-covadonca-Covadonga. No se debe confundir la Cueva de la Señora con el túnel que da acceso a ésta.

El nombre Covadonga de antigüedad no definida aún en su forma latina no puede referirse a otra "señora" que a la Virgen María. En los orígenes del culto en Covadonga y según los cronistas, siempre se hace referencia a la Virgen en la Santa Cueva. Ya desde el siglo VIII hasta nuestros días puede definirse a Covadonga como el templo de la gratitud de España a la Santísima Virgen, a cuya intercesión se ha atribuido siempre la victoria de las armas cristianas contra el Islam, allí derrotó Pelayo en el año 718 a un ejército moro que pretendía erradicar el cristianismo y dio con ello el comienzo de la Reconquista.

Hacia la ruta de la Reconquista

(Ver también Santiago de Compostela)

Sitios y lugares interesantes se encuentran ligados al Real Sitio de Covadonga que hacen la ruta a la Reconquista.

Cangas de Onís ocupa la primacía de todos los lugares como primera Capital de España y Corte de los Reyes don Pelayo, Favila, Alonso I y Fruela I. Esta situado en un ancho y fecundo valle, que hace más milagroso el prodigio de la Reconquista de Asturias. Entre los recuerdos históricos que atesora esta ciudad está el Puente Romano, de arcos apuntados, muy elevados sobre el cauce del río, desde el cual se aprecia un maravilloso paisaje. La Capilla de la Santa Cruz es digna de mencionar porque fue erigida por el rey Favila en honor de la Cruz victoriosa que enarbolara don Pelayo en la batalla de Covadonga. Esta capilla había llegado reformada y pobre y en el año 1936 fue destruida y reedificada. Covadonga será siempre importante ya que se considera como el lugar específico donde empezó la reconquista de España.

En San Pedro de Villanueva, muy cerca de Cangas de Onís, se aprecia un monasterio benedictino y muy cerca del Santuario el antiguo templo de Abamia donde estuvieron enterrados don Pelayo y su esposa Gaudiosa hasta que el rey Alfonso X trasladó sus restos a Covadonga.

Cuando se llega a Arriondas, nos encontramos en la antesala del Real Sitio, se baja por el Sella y se aprecia la encantadora villa de Ribadesella arrullada por las olas del mar.

Peregrinos en Covadonga

La Basílica vista de noche se proyecta sobre el cielo como un castillo majestuoso de fuego.

Es famoso el Coro que interviene en las principales funciones litúrgicas y en el culto mariano vespertino celebradas en la Basílica. Las voces angelicales elevan el espíritu del peregrino y de todos los ciudadanos. La edad de los niños que cantan oscila entre los 7 y 12 años. Hacen el ingreso por oposición en concurso anual o mediante examen que manifieste, en el aspirante, una positiva calidad de voz y aptitud para el canto. En su escudo figura el lema: Assumptam angeli laudant - alaban a la Virgen los ángeles, que justifica su misión en el Santuario y el haber nacido en el año de la definición dogmática de la Santísima Virgen en cuerpo y alma a los cielos.

La pedagogía de los pequeños cantores está encomendada a la Institución Teresiana. Esta gloriosa Institución nació en Covadonga a principios de siglo, cuando su fundador, don Pedro Poveda, era canónigo de la misma Colegiata. Muy cerca del Hogar-Escolanía hay una casa donde vivió el P. Poveda y compuso las reales de la futura Institución. En ella viven tres teresianas que atienden al aseo de los objetos de culto y ornato del recinto sacro; pero de manera especial se dedican a la oración por las necesidades de la Iglesia y de la Institución, y a conservar el fuego sagrado del amor a la Santísima Virgen de Covadonga, bajo cuyo patrocino nacieron. Por eso el día 7 de septiembre, víspera de la Festividad de Nuestra Señora de Covadonga, una de sus casas de cualquier parte del mundo llega al Santuario para hacer un voto y ofrenda a la Santina.

La Santa Cueva es el corazón de Covadonga y es el teatro del origen de la independencia y nacionalidad española . Cuando se llega al Templo, su aspecto es de inefable belleza. A uno y a otro lado del acceso, y como pórtico se contemplan dos majestuosas y bellísimas esculturas de leones. En los alrededores se aprecian los torrentes, cascadas y fuentes procedentes de diversas arterías que se manifiestan en distintas y hermosas formas. Entre una de las fuentes se encuentra nuevamente la figura del león, de su boca sale el agua y pasando por dos grandes conchas, cae a un estanque semicircular.

El león y la piedra son símbolos de Cristo, como esta dicho en la Escritura:

"¿Quien es digno de abrir el libro y soltar sus sellos? Pero nadie era capaz, ni en el cielo ni en la tierra, de abrir el libro ni de leerlo. Y yo lloraba mucho porque no se había encontrado a nade digno de abrir el libro ni de leerlo. Pero uno de los Ancianos me dice: No llores; mira , ha triunfado el León de la tribu de Judá, el retoño de David; él podrá abrir el libro y sus siete sellos" (Apoc.5:2-5). Y en otro pasaje dice A El es la piedra que vosotros, los constructores, habéis despreciado y que se ha convertido en piedra angular. Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos. (Hch 4:11-12). Y "así pues, ya no sois extraños ni forasteros , sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo, en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor, en quien también vosotros estáis siendo juntamente edificados, hasta ser morada de Dios en el Espíritu".(Ef 2:19-22). El agua, símbolo de la Gracia Santificante que se desborda de la Roca , del Corazón de Cristo .Las dos conchas representan las manos de la Virgen - Medianera de las gracias y el semicírculo es que aún quedan muchas ovejas "que no son de este redil". El deseo del Corazón de Jesús es vernos reunidos como un solo pueblo siguiendo a un solo Pastor a través de su Santa Iglesia.

"Yo soy el Buen Pastor ; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor" (San Juan 10:14-16).

Encanto Virginal

Covadonga tiene encanto de raíces patrióticas que se mezclan con la profunda fe de los fieles. A la derecha, sobre un altísimo muro junto a la antigua Colegiata, se distingue un cartelón de piedra que ofrece esta leyenda: Aquí en el monte Auseva, morada inmemorial de la Virgen, renació la España de Cristo con la gran victoria de Pelayo y de sus fieles sobre los enemigos de la Cruz (años 718 - 722).

La "Escalera de la promesa" es digna de ser contemplada con 101 peldaños que se extienden hacía el pavimento de la Santa Cueva. La escalera se ve rodeada de cálidas demostraciones de aquellos devotos que han sido favorecidos o que aún tienen el anhelo de una respuesta milagrosa.

Muchos la suben de rodillas, madres con hijos en brazos, ancianos temblorosos, jóvenes con problemas académicos o sentimentales. Y suben rezando el Rosario, o besando el suelo, con velas encendidas o los brazos en cruz... hacia el templo de la Madre que es consuelo y esperanza en este valle de lágrimas. En el amplio descanso y balconada de la antecueva y en una oquedad de la roca puede verse un medallón con la efigie del Papa Juan XXIII. El medallón está orlado con esta inscripción: Yo amo a la Madonna de Covadonga como la amáis vosotros los asturianos. Tengo su imagen en mi dormitorio y para ella es mi primera oración de la mañana. Fue colocada precisamente donde estuvo el Cardenal Roncalli, luego Juan XXIII, largo rato admirando la belleza del paisaje y pronunció la frase tan divulgada: "Covadonga es una sonrisa de la naturaleza". Había llegado al Santuario peregrino hacia Santiago de Compostela en la tarde del 20 de junio del año compostelano 1954, y orado largamente ante la Santina. En la mañana del 21 que coincidía con el 50 aniversario de su ordenación sacerdotal celebró en la Santa Cueva con extraordinaria devoción.

Por las muchas expresiones de cariño que tuvo para Covadonga en Audiencias en que intervenían Asturianos y por los 17 documentos marianos que publicó en preparación del Concilio Vaticano II, es evidente que el Papa encomendó a la Virgen, bajo la advocación de Covadonga, la reconquista espiritual del mundo que deseaba la Ecuménica Asamblea.

Llegando al templo del milagro y en la Capilla-Sagrario de la Santa Cueva se leen en latín y en grandes caracteres rojos estas palabras del Salmo 80:17 : "De flor de harina los alimentó y de miel silvestre los sació". El pan convertido en presencia real de Jesús en la Eucaristía; y la miel, símbolo del amor de la Madre del cielo.

En el Pórtico de la gruta del Templo, en el muro diestro está una lápida que recuerda la visita de la Reina Isabel II con motivo de la restauración del culto de este Santo Templo después de 81 años de soledad provocada por el incendio de 1777. La primera Misa en el templo restaurado la celebró San Antonio María Claret que acompañaba a la Reina, y este acontecimiento ha merecido una lápida memorial. La puerta de hierro de la Santa Cueva tiene grabada en su parte central las palabras : "Ave María gracia plena dominus tecum benedicta tu in mulieribus y Sancta Maria de Covadonga ora pro nobis". Destaca en el recinto la imagen de la Virgen que el pueblo denomina cariñosamente La Santina. Su rostro esa apacible y gracioso. Está erguida sobre un pedestal de piedra, que se asemeja al precioso "olivo de los campos" que a todos ofrece fruto y sombra. Está en alto para ser vista de todos: desde los montes, desde el camino, desde el poblado.

Viste de seda y oro, pero su semblante es de Madre más que de Reina.

Como se originó y desarrolló el culto

No es fácil determinar cuando ni como penetró el cristianismo en Asturias. Los primeros testimonios parecen ser las lápidas de Dovidena, del niño Norenus y de la joven Magnentia en los lugares, próximos a Covadonga, de Coraín y soto de Cangas. Se habla también de soldados cristianos en la romana Legio IV Macedónica. Ya en el siglo VIII el cristianismo estaba fuertemente arraigado en esta región. Las antiguas crónicas hablan del altar de Nuestra Señora en al Santa Cueva durante la batalla de Covadonga, y la tradición asegura que no fue Pelayo quien introdujo el culto, sino que se encomendó a la imagen que allí se veneraba tallada en arte elemental o traída del Monsacro, donde se refugiaron tantas reliquias y tesoros cristianos que huyeron de la invasión musulmana. Se atribuye al rey Alfonso I el primer culto organizado de la Santa Cueva.

La tradición habla también de una intervención de Alfonso II el Casto en la construcción del llamado Templo del Milagro. El Santuario posee fotocopias de cuanto el Archivo de Simancas guarda, relacionado con Covadonga. Conocemos por ello los privilegios y regalos que le otorgaron los Monarcas, siempre tan vinculados a este Real Sitio. Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio ensancharon las propiedades del Santuario. Felipe II lo enriqueció con muy valiosos objetos para el culto: Felipe III concedió privilegios al Abad; Felipe IV sustituyó la comunidad de canónigos regulares de San Agustín por los seculares de una Colegiata, regaló una custodia con brillantes, rubíes y esmeraldas.

Los reyes en general estimaron apasionadamente a Covadonga pero fue Isabel II la primera entre los monarcas que visitó el Santuario. Hasta finales del siglo XIX el culto fue muy pobre; a Covadonga llegaba algún que otro peregrino en el verano y en cantidades masivas durante la Novena y fiesta de la Virgen del 8 de septiembre. El Santuario tenía malas comunicaciones y no era camino para parte alguna. Los Canónigos no residían en el sacro recinto y venían por turno a celebrar Misa. El Santuario se hizo importante cuando los Prelados Sanz y Forés y Martínez Vigil edificaron la Basílica y construyeron en la explanada alta.

La idea de construcción y edificación surgió cuando visitó el Santuario por primera vez el Prelado Dr. D. Benito Sanz y Forés apenas incorporado a su diócesis de Oviedo. Fue tan triste la impresión que le produjo que expresó su pena en éstos términos: A Os confesamos que sentimos honda pena, y, con el corazón oprimido, exclamamos una y otra vez: Esto es Covadonga. A esto ha quedado reducida la cuna de la restauración de España. Esto es lo que recuerda los grandes beneficios de la Madre de Dios a los hijos de su nación querida y los gloriosos triunfos de aquellos héroes de nuestra historia! Las lágrimas asomaron a nuestros ojos y sentimos nacer en el corazón deseo ardiente de reparar las ruinas de la casa de Dios y de María y de levantar un monumento digno de Covadonga".

Vence la Cruz de Cristo

Don Pelayo, primer rey de Asturias, famoso por la victoria ganada contra los moros en Covadonga que inició la reconquista de España. Se dice que Pelayo vio en el cielo una cruz rodeada de luz con las palabras "Hoc signo vincitur inimicus": se vence al enemigo con el signo de la cruz. Otros dicen que Pelayo llegó a la Cueva del Auseva persiguiendo a un malhechor y que un ermitaño que cuidaba con veneración una imagen rústica de la Virgen, le dijo que lo mejor era invocar la protección divina por medio de la Virgen Santísima para lograr el triunfo de las armas cristianas. Construyó una cruz de roble, que le sirvió de estandarte en la batalla, haciéndose célebre en los anales de la Patria. Esta Cruz siguió enarbolada en los campos de batalla y los Monarcas de España le rindieron homenajes de veneración . Durante la preparación del ataque de los moros contra el ejército de Pelayo, el Obispo Oppas, preocupado, trata de convencerlo para retirar las tropas y evitar más derramamiento de sangre. Pelayo con gran confianza responde al Obispo: "¿No ha leído en la Sagrada Escritura que la Iglesia del Señor es como una semilla de mostaza, que así de pequeña por medio de la gracia de Dios crece más que otra semilla?" El Obispo respondió: "en verdad así está escrito". Pelayo le dijo: "Nuestra esperanza está en Cristo, y esta pequeña montaña será la salvación del pueblo español y de los Godos, su Amor y su Bondad nos librará del enemigo".

Y esto es lo grande, maravilloso y asombroso del milagro de Covadonga. La intervención de la Cruz de Cristo, signo de nuestra redención, que enardeciendo a los valientes cristianos iniciadores de la Reconquista, vencieron al enemigo que intentaba acabar con la fe cristiana. La intervención del ejército celestial es sin duda la explicación del triunfo sobre el ejército de los Moros. San Miguel Arcángel al frente de la batalla, rodeaba la Cueva y elevando su espada daba orden de combate a toda la corte celestial, eliminando así a la mayoría de los moros.

Después de la gran victoria, Pelayo fue aclamado rey y la Virgen Santísima es declarada Reina y Patrona de Asturias. Desde este momento empieza la reconquista cristiana de Iberia (antiguo nombre de España) que culminó con el vencimiento de los últimos moros en 1492 bajo el reinado de Fernando e Isabel, que eran grandes devotos de San Miguel Arcángel. Al observar el panel de oro y plata que se encuentra en el altar de la Cueva, se observa la conmemoración de la Batalla que muestra a Nuestra Señora al frente de San Miguel Arcángel con la legión de ángeles y sus espadas listas para el combate y a Don Pelayo con sus hombres tirando piedras para hacer huir al enemigo. (He aquí que vence la Cruz del Señor, huyó el poder del enemigo! (Venció el León de la tribu de Judá, el Hijo de David!

Su Santidad Juan Pablo II en Covadonga


Su Santidad Juan Pablo II reza ante La Santina,
21 agosto,  1989. 
Foto: José M. Menendez. Gráfica Lux Oviedo.


Llegó su Santidad ante los altares de la Santina el 21 de agosto de 1989. En la Santa Cueva estuvo largo rato a los pies de la Madre, en profunda oración y contemplación. Su oración se extiende a todo aquel que visita la Santa Cueva . El Santo Padre oró así: "Santina de Covadonga, causa de nuestra alegría, ilumina a cuantos llegan a estas montañas para que reconozcan, en medio de tanta belleza, a quien yéndolas mirando con sola su figura, vestidas las dejó de su hermosura, y así se dejen atraer por la bondad y belleza del Creador que hizo de ti el vértice de la hermosura humana y Divina". Agregó el Santo Pontífice: A Aquí la presencia de María sigue siendo garantía de una auténtica fe católica y de genuina esperanza nunca perdida. Covadonga imán que atrae miradas y corazones. Si queréis construir una Asturias más unida y solidaria no podéis prescindir de esa nueva vida, fuente de espiritual energía que hace más de doce siglos brotó en estas montañas a impulsos de la Cruz de Cristo y de la presencia maternal de María.

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Laudetur Jesus Christus.
Et Maria Mater ejus. Amen
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