Virgen del Pilar. Detalle
La peque�a figura de la Virgen est� sobre
el Pilar que apareci� milagrosamente y
la Virgen quiso dejar como se�al.
Nos recuerda al sue�o de San Juan Bosco
Mar�a tiene en sus brazos a Jes�s, Pilar
de nuestra fe.

Virgen del Pilar

Pilar

EN LA BASILICA DEL PILAR DE ZARAGOZA.
PROVINCIA DE ARAG�N, ESPA�A
Fiesta: 12 de Octubre

 

Seg�n una venerada tradici�n, la Sant�sima Virgen Mar�a se manifest� en Zaragoza sobre una columna o pilar, signo visible de su presencia. Esta tradici�n encontr� su expresi�n cultual en la misa y en el Oficio que, para toda Espa�a, decret� Clemente XII. P�o VII elev� la categor�a lit�rgica de la fiesta. P�o XII otorg� a todas las naciones sudamericanas la posibilidad de celebrar la misma misa que se celebraba en Espa�a.

El Pilar, lugar privilegiado de oraci�n y de gracia  (Del Oficio Divino)


Historia de la Virgen del Pilar
La tradici�n, tal como ha surgido de unos documentos del siglo XIII que se conservan en la catedral de Zaragoza, se remonta a la �poca inmediatamente posterior a la Ascensi�n de Jesucristo, cuando los ap�stoles, fortalecidos con el Esp�ritu Santo, predicaban el Evangelio. Se dice que, por entonces (40 AD), el Ap�stol Santiago el Mayor, hermano de San Juan e hijo de Zebedeo, predicaba en Espa�a. Aquellas tierras no hab�an recibido el evangelio, por lo que se encontraban atadas al paganismo. Santiago obtuvo la bendici�n de la Sant�sima Virgen para su misi�n.

Los documentos dicen textualmente que Santiago, "pasando por Asturias, lleg� con sus nuevos disc�pulos a trav�s de Galicia y de Castilla, hasta Arag�n, el territorio que se llamaba Celtiberia, donde est� situada la ciudad de Zaragoza, en las riberas del Ebro. All� predic� Santiago muchos d�as y, entre los muchos convertidos eligi� como acompa�antes a ocho hombres, con los cuales trataba de d�a del reino de Dios, y por la noche, recorr�a las riberas para tomar alg�n descanso".

En la noche del 2 de enero del a�o 40, Santiago se encontraba con sus disc�pulos junto al r�o Ebro cuando "oy� voces de �ngeles que cantaban Ave, Mar�a, gratia plena y vio aparecer a la Virgen Madre de Cristo, de pie sobre un pilar de m�rmol". La Sant�sima Virgen, que a�n viv�a en carne mortal, le pidi� al Ap�stol que se le construyese all� una iglesia, con el altar en torno al pilar donde estaba de pie y prometi� que "permanecer� este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesi�n con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio"

Desapareci� la Virgen y qued� ah� el pilar. El Ap�stol Santiago y los ocho testigos del prodigio comenzaron inmediatamente a edificar una iglesia 

en aquel sitio y, con el concurso de los conversos, la obra se puso en marcha con rapidez. Pero antes que estuviese terminada la Iglesia, Santiago orden� presb�tero a uno de sus disc�pulos para servicio de la misma, la consagr� y le dio el t�tulo de Santa Mar�a del Pilar, antes de regresarse a Judea. Esta fue la primera iglesia dedicada en honor a la Virgen Sant�sima.

Muchos historiadores e investigadores defienden esta tradici�n y aducen que hay una serie de monumentos y testimonios que demuestran la existencia de una iglesia dedicada a la Virgen de Zaragoza.  El mas antiguo de estos testimonios es el famoso sarc�fago de Santa Engracia, que se conserva en Zaragoza desde el siglo IV, cuando la santa fue martirizada. El sarc�fago representa, en un bajo relieve, el descenso de la Virgen de los cielos para aparecerse al Ap�stol Santiago.

Asimismo, hacia el a�o 835, un monje de San Germ�n de Par�s, llamado Almoino, redact� unos escritos en los que habla de la Iglesia de la Virgen Mar�a de Zaragoza, "donde hab�a servido en el siglo III el gran m�rtir San Vicente", cuyos restos fueron depositados por el obispo de Zaragoza, en la iglesia de la Virgen Mar�a. Tambi�n est� atestiguado que antes de la ocupaci�n musulmana de Zaragoza (714) hab�a all� un templo dedicado a la Virgen.

La devoci�n del pueblo por la Virgen del Pilar se halla tan arraigada entre los espa�oles y desde �pocas tan remotas, que la Santa Sede permiti� el establecimiento del Oficio del Pilar en el que se consigna la aparici�n de la Virgen del Pilar como "una antigua y piadosa creencia".

Numerosos milagros de la Virgen

 En 1438 se escribi� un Libro de milagros atribuidos a la Virgen del Pilar, que contribuy� al fomento de la devoci�n hasta el punto de que, el rey Fernando el cat�lico dijo: "creemos que ninguno de los cat�licos de occidente ignora que en la ciudad de Zaragoza hay un templo de admirable devoci�n sagrada y antiqu�sima, dedicado a la Sta.y Pur�sima Virgen y Madre de Dios, Sta. Mar�a del Pilar, que resplandece con innumerables y continuos milagros".

El Gran milagro del Cojo de Calanda (1640)  Se trata de un hombre a quien le amputaron una pierna.  Un d�a a�os mas tarde, mientras so�aba que visitaba la bas�lica de la Virgen del Pilar, la pierna volvi� a su sitio.  Era la misma pierna que hab�a perdido. Miles de personas fueron testigos y en la pared derecha de la bas�lica hay un cuadro recordando este milagro.

 El Papa Clemente XII se�al� la fecha del 12 de octubre para la festividad particular de la Virgen del Pilar, pero ya desde siglos antes, en todas las iglesias de Espa�a y entre los pueblos sujetos al rey cat�lico , se celebraba la dicha de haber tenido a la Madre de Dios en su regi�n, cuando todav�a viv�a en carne mortal.

Tres rasgos peculiares que caracterizan a la Virgen del Pilar y la distinguen de las otras:

1- Se trata de una venida extraordinaria de la Virgen durante su vida mortal. A diferencia de las otras apariciones la Virgen viene cuando todav�a vive en Palestina: �Con ninguna naci�n hizo cosa semejante", cantar� con raz�n la liturgia del 2 de enero, fiesta de la Venida de la Virgen.

2- La Columna o Pilar que la misma Se�ora trajo para que, sobre �l se construyera la primera capilla que, de hecho, ser�a el primer Templo Mariano de toda la Cristiandad.

3- La vinculaci�n de la tradici�n pilarista con la tradici�n jacobea (del Santuario de Santiago de Compostela). Por ello, Zaragoza y Compostela, el Pilar y Santiago, han constituido dos ejes fundamentales, en torno a los cuales ha girado durante siglos la espiritualidad de la patria espa�ola.


Simbolismo del pilar
El pilar o columna: la idea de la solidez del edificio-iglesia con la de la firmeza de la columna-confianza en la protecci�n de Mar�a.

La columna es s�mbolo del conducto que une el cielo y la tierra, "manifestaci�n de la potencia de Dios en el hombre y la potencia del hombre bajo la influencia de Dios". Es soporte de los sagrado, soporte de la vida cotidiana. Mar�a, la puerta del cielo, la escala de Jacob, ha sido la mujer escogida por Dios para venir a nuestro mundo. En ella la tierra y el cielo se han unido en Jesucristo.

 Las columnas garantizan la solidez del edificio, sea arquitect�nico o social. Quebrantarlas es amenazar el edificio entero. La columna es la primera piedra del templo, que se desarrolla a su alrededor; es el eje de la construcci�n que liga entre si los diferentes niveles. Mar�a es tambi�n la primera piedra de la Iglesia, el templo de Dios; en torno a ella, lo mismo que los ap�stoles reunidos el d�a de pentecost�s, va creciendo el pueblo de Dios; la fe y la esperanza de la Virgen alientan a los cristianos en su esfuerzo por edificar el reino de Dios.

Vemos en Ex 13, 21-22, que una columna de fuego por la noche acompa�aba al pueblo de Israel peregrino en el desierto, dirigiendo su itinerario.

 En la Virgen del Pilar el pueblo ve simbolizada "la presencia de Dios, una presencia activa que, gu�a al pueblo de elegido a trav�s de las emboscadas de la ruta".


Liturgia Eucar�stica del Pilar:
Los textos utilizados son: en la primera lectura, 1 Cr�nicas 15, donde se recuerda a la Virgen simbolizada por el arca de la alianza, la presencia de Dios en medio de su pueblo, a trav�s de Mar�a, lo cual es gozo para la Iglesia. La segunda lectura (He 1, 12-14) y el evangelio (Lc. 11, 272-28) nos hablan tambi�n de la presencia de la Virgen en la iglesia y de las alabanzas que el pueblo le tributa. El prefacio celebra las maravillas que Dios ha realizado en Mar�a, "esperanza de los fieles y gozo de todo nuestro pueblo". Durante la oraci�n colecta se pide por intercesi�n de la Virgen "fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor", as� como en la oraci�n de las ofrendas, donde se muestra el deseo de "permanecer firmes en la fe".

Ant�fona de entrada: se piensa en la Virgen como "la columna que guiaba y sosten�a d�a y noche al pueblo en el desierto", y en el salmo responsorial se recuerda "el Se�or me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado".

En el aleluya: "afianz� mis pies sobre la roca y me puso en la boca una c�ntico nuevo".

Domina en la liturgia la idea de la presencia de Mar�a en la Iglesia y de la firmeza que su intercesi�n y su devoci�n procura al pueblo de Dios.

El d�a 12 de octubre de 1492, precisamente cuando las tres carabelas de Crist�bal Colon avistaban las desconocidas tierras de Am�rica, al otro lado del Atl�ntico, los devotos de la Virgen del Pilar cantaban alabanzas a la Madre de Dios en su santuario de Zaragoza, pues ese mismo d�a, conocido hoy como el D�a de la Raza, era ya el d�a de la Virgen del Pilar.

Continuaci�n: La bas�lica. Historia y fotos.

Visite Tambi�n:

B�SILICA DEL PILAR. Foto de la bas�lica con el r�o Ebro
SANTIAGO DE COMPOSTELA Tumba del Ap�stol que vio a la Virgen sobre el Pilar.

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