Pornografía y el Matrimonio
El silente asesino de familias
De
Patrick F. Fagan
English original:
The Quiet Family Killer: Pornography and Marriage
 
Translated by Fr. Jordi Rivero. Ver también: Pornografía

La mayoría de los hombres, incluso de los médicos, no tienen la menor idea de que las mujeres desarrollan profundas heridas psicológicas, que generalmente reportan sentimientos de traición, pérdida, desconfianza, ira y devastación, al descubrir que sus maridos utilizan la pornografía.
No es exactamente noticia el hecho de que el matrimonio está en crisis. Cada vez hay menos matrimonios, lo que significa que las próximas generaciones serán más débiles porque los niños no tendrán el beneficio del amor de ambos padres. Las naciones serán más pobres, menos saludables y también menos felices. Lo sabemos basado en sólidos estudios de las ciencias sociales.

La pornografía es probablemente uno de los ingredientes clave en el deterioro de la sociedad. Tengamos en cuenta sus efectos documentados sobre la vida familiar:

• Los hombres casados que participan en la pornografía se sienten menos satisfechos con sus relaciones conyugales y menos vinculados emocionalmente a sus esposas. Las esposas perciben esta realidad y se afectan, hasta quedar incluso clínicamente traumatizadas.
• Entre las parejas afectadas por la adicción de uno de los cónyuges, dos tercios experimentan pérdida de interés en las relaciones sexuales.
• Ambos cónyuges equiparan la pornografía con la infidelidad.
• La pornografía es con frecuencia un factor importante en la infidelidad y el divorcio.
• La pornografía conduce a una pérdida de interés en las relaciones familiares.

Los efectos sobre los individuos agravan estos problemas:
• La pornografía es adictiva y los neurocientíficos están empezando a trazar su sustrato biológico.
• Los usuarios tienden a hacerse insensibles al tipo de pornografía que utilizan y luego buscan formas más perversas de estimulación pornográfica.
• Los hombres que usan pornografía con regularidad tienen mayor tolerancia hacia la sexualidad anormal, incluida la violación, agresión sexual y la promiscuidad sexual.
• El uso prolongado de pornografía por los hombres causa la percepción de la mujer como mercancía o como "objetos sexuales".
• La pornografía genera mayor permisividad sexual que a su vez conduce a un mayor riesgo de nacimientos fuera del matrimonio y los ETS (Enfermedades Transmitidas Sexualmente).
• Los abusadores sexuales de niños son más propensos a ver pornografía con regularidad o de participar en su distribución.

Estos son sólo algunos de los trágicos efectos del habitual uso de la pornografía, pero la mentira más nociva habita en el corazón, y en la vida familiar el corazón es lo que más cuenta.

La mayoría de los hombres, incluso de los médicos, no tienen la menor idea de que las mujeres desarrollan profundas heridas psicológicas, que generalmente reportan sentimientos de traición, pérdida, desconfianza, ira y devastación al descubrir que sus maridos utilizan la pornografía.
 

Muchas esposas también comienzan a sentirse poco atractivas o sexualmente inadecuadas, y muchas se deprimen hasta llegar a la depresión severa que requiere tratamiento no solo para la depresión sino también para el trauma. Muchos maridos que usan pornografía pierden su capacidad emocional para las relaciones conyugales, y esto, a su vez, causa que ambos esposos tengan menos interés en el lecho matrimonial. (Las ventas de Viagra se han disparado mientras que el uso de la pornografía de Internet sigue aumentando). No sólo hay una pérdida en las relaciones sexuales, sino incluso aversión por el afecto del cónyuge y un cinismo hacia el amor puede sustituir el afecto que antes se tenían.

No es sorprendente entonces que los usuarios de pornografía perciban cada vez más la institución del matrimonio como sexualmente restrictiva, que duden de la importancia de la fidelidad, se cuestionen el valor del matrimonio como una institución social fundamental, y sean escépticos sobre su futuro.
 

Un estudio sobre el "cibersexo", la interacción sexual explícita que se ha hecho posible en la última década y media en la Internet, sugiere que conduce a la cuadruplicación de la prostitución.

Cuando el uso de la pornografía se eleva el nivel de adicción, tanto como 40 por ciento de estos adictos pierden a sus cónyuges, y cerca de 60 por ciento tienen pérdidas financieras considerables. Alrededor de un tercio pierden sus empleos.

Teniendo en cuenta todo esto, no es sorprendente que la adicción a la pornografía sea un importante factor en la separación y el divorcio: En el único estudio hasta la fecha sobre esta relación, el 68 por ciento de los divorcios estudiados concierne un cónyugue que había conocido un amante por Internet, el 56 por ciento concierne "una de las partes teniendo un interés obsesivo en páginas web pornográficas", 47 por ciento tienen que ver con “El gasto de tiempo excesivo en el computador” y el 33 por ciento tienen que ver con gastar demasiado tiempo en las salas de chat (foros generalmente dirigidos al sexo). Este estudio en particular está lejos de ser satisfactorio desde el punto de vista estrictamente científico social, pero sugiere una gran amenaza para la estabilidad social.

Los daños a los niños son graves. Algunas de las situaciones que ellos sufren son: Encontrar material pornográfico que un padre ha escondido, escuchar a un padre involucrado en "sexo telefónico", sentir el estrés y los conflictos en el hogar causados por las actividades sexuales de sus padre en Internet, observar el tratamiento hacia las mujeres como "objetos sexuales" y vivir en un hogar donde esto ya ocurre a su madre.

¿Dónde están los estudios de los institutos nacionales de salud mental en esta materia? Este fenómeno es enorme, sucio y devastador y probablemente le roba a más niños la presencia de sus padres y de sus familias que las enfermedades producidas por el tabaco. Además hay que considerar los efectos que sufren sus madres. Entre las herramientas de la cultura de la muerte, la pornografía probablemente está en tercer lugar, después del aborto y la anticoncepción.

Sería maravilloso si las esposas y los niños pudiesen presentar una demanda colectiva contra los agentes de la pornografía que hacen su fortuna a costa de la adicción y ruina de sus maridos y padres. Si se han presentado demandas multimillonarias a las empresas tabacaleras, ¿por qué no se pueden hacer demandas a las empresas pornografícas que también hacen daño verificable a nuestra sociedad? ¿Dónde están los abogados especializados en demandas colectivas cuando realmente los necesitamos para algo que vale la pena?

 Patrick F. Fagan es autor de The Effects of Pornography on Individuals, Marriage, Family and Community

English version is also at: The Quiet Family Killer: Pornography and Marriage




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