¿LA MADRE O EL BEBE?
¿Se justifica el aborto si la vida de la madre peligra?

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Los proponentes del aborto suelen llevar sus argumentos a casos extremos como primer paso para abrir la puerta a la legalización general del aborto. En el debate suscitado en los Estados Unidos en torno a la legalización del aborto al momento de nacer (lo cual es infanticidio), el mismo médico comprado por los pro-aborto finalmente confesó que no había ninguna situación médica en la que dichos abortos fuesen necesarios para salvar la vida de la madre. A pesar de esto, el presidente Clinton logró que este tipo de aborto se legalizara. 

Hay quienes hablan del “aborto terapéutico”. En este caso el término “terapéutico” es utilizado erróneamente. “Terapia” significa curar y el aborto nunca cura a nadie. Es mas, ya en 1951, el Congreso de Cirujanos del American College declaró que “todo el que hace un aborto terapéutico o ignora los métodos modernos para tratar las complicaciones de un embarazo, o no quiere tomarse el tiempo para usarlos”.  Igualmente, la medicina ha adelantado mucho en el tratamientos de embarazos “ectópicos” (cuando el bebe crece fuera del útero).

¿Se justifica el aborto cuando peligra la vida de la madre?

Su Santidad el Papa Pío XII responde: “Es un error el formular la pregunta con esta alternativa: o la vida del niño o la de la madre. No; ni la vida de la madre ni la vida del niño pueden ser sometidas a un acto de supresión directa. Para uno y el otro la exigencia sólo puede ser ésta: hacer cada esfuerzo para ahorrar la vida de ambos, la de la madre y la del niño.”

Es cierto que se dan raramente situaciones en que la madre moriría si no se le interviene con procedimientos que, sin desearlo, causarían la muerte del bebé. Ejemplo: la cirugía para remover cierto tipo de cáncer en la mujer. Esto no es un aborto y no es un caso de supresión directa.  Vea el testimonio de Gianna Molla.

El magisterio de la Iglesia enseña que en el caso de complicaciones en el embarazo deben hacerse los esfuerzos proporcionados para salvar a madre e hijo y nunca tener como salida la muerte premeditada de uno de ellos. La Iglesia enseña que la vida humana es sagrada e inviolable en cada momento de su existencia, desde la concepción hasta la muerte natural. 

El Papa Pío XI en su encíclica Casti connubii en el #64: “La vida de ambos (madre e hijo) es igualmente sagrada, y ni siquiera la autoridad pública estará facultada jamás para conculcarla. Trabajan laudablemente, por tanto, los médicos probos y expertos en la defensa y conservación de ambas vidas, la de la madre y la de la prole; se mostrarán, en cambio, indignos en sumo grado del noble nombre y fama de médicos cuantos, bajo pretexto de medicinar o movidos por una falsa misericordia, llevaran a la muerte a una o a otra."


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