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¿ACEPTÓ SANTO TOMAS EL ABORTO?

Algunos pro abortistas, que se dicen católicos, han dicho que Sto. Tomas permitiría el aborto.  Este artículo demuestra que no tienen fundamento.
-ver también La Iglesia enseña lo mismo sobre el aborto desde el primer siglo 


La hipótesis de la recepción sucesiva de almas en la generación del hombre.
Artículo de Manuel M. Domenech I.

Veremos que Santo Tomás no tenía razón en este tema, con el fin de que su autoridad no sea útil al maniqueísmo moderno, para obtener un argumento malicioso en favor del aborto.

Aunque sin discutirla, Santo Tomás, acepta la opinión de que:

"El embrión tiene, al principio, un alma exclusivamente sensitiva, sustituida después por otra más perfecta, a la vez sensitiva e intelectiva". -Suma Teológica I q76 a3 s3

"En la generación del hombre, lo primero es lo vivo, luego el animal, y por último el hombre". -Suma Teológica II-2 q64 a1

Esto vendría muy bien a los que pretenden que el aborto no es un asesinato. Claro está que, aunque no lo fuera, sería también pecado, porque si la masturbación lo es(*) por desviar el semen de su orden natural, más lo será cortar el desarrollo de su fruto. Pero, el aborto, es además asesinato porque el óvulo fecundado tiene alma racional desde el principio, y quitar la vida a un ser inteligente es matar un hombre. En efecto:
(*) Suma Teológica II-2 q154 a11

Los datos científicos modernos, que Santo Tomás no poseía son:

Que el código genético de los cromosomas de todas las células de un individuo es el mismo.
Que ese código coincide con el de la que fue su primera célula, es decir, el óvulo fecundado.
Que ese código es distinto del de las células de sus padres.
Que ese código no sólo es propio de la especie, sino incluso del individuo dentro de la especie.
Que el código genético tiene que ver con la situación de radicales en una macromolécula.

Todo esto está ya en los textos elementales de enseñanza media y no es una elucubración de un especialista aislado. Es doctrina común, por lo que no es necesaria ninguna cita.

No se puede pensar que al alma vegetativa sucede la sensitiva y a ésta la intelectiva, ni siquiera concediendo que cada alma subsume las virtualidades de las anteriores, porque desde el principio, la primera célula de cada nuevo organismo animal tiene señales específicas, es decir propias de la especie, de un ser ya sensitivo. En el código genético está, por ejemplo, determinado el color de los ojos, y ninguna forma vegetativa tiene ojos. Congruentemente con esto, tampoco debe haber lapso de tiempo entre el término de la fecundación y la infusión del alma intelectiva directamente por Dios.

La situación de las partes en el cuerpo animal es algo que pertenece a la determinación de la cantidad por la forma, es decir, a la cuarta especie de la cualidad. Y la cualidad tiene por principio a la forma, pues sólo la cantidad indeterminada es principiada por la materia. "La especie responde a la cantidad, la figura, el sitio y el orden de las partes".(*) "Es propio de los cuerpos orgánicos guardar determinada distancia entre sus partes".(*) "A la razón de la especie pertenece el determinado sitio de las partes, como sucede en el cuerpo humano".(*) "En las cosas materiales la figura da idea de la especie a que pertenecen".(*) La posición de las bases en el DNA es algo que pertenece a esa situación de partes en la cantidad determinada. Si cada situación es propia, no tan sólo de la especie sino incluso del individuo, es claro que un individuo de la especie humana existe en el óvulo recién fecundado, desde el primer instante en que se llega a la fecundación completa, desde que la célula empieza a multiplicarse por sí misma haciendo funciones vegetativas de nutrición y crecimiento que sólo se pueden realizar por medio de un principio intrínseco: "Las operaciones vitales, como el sentir, nutrirse y desarrollarse, no pueden proceder de un principio extrínseco".(*) Y eso hacen todas las células del embrión, desde la primera bipartición celular.
(*) Suma Teológica Spl q80 a5
(*) Suma Teológica Spl q80 a5 s3
(*) Suma Teológica III q74 a3 d2
(*) Suma Teológica III q76 a3 d2
(*) Suma Teológica I q118 a2 s2

Las funciones propias del embrión están ya dirigidas y determinadas a las futuras funciones sensitivas, de manera que la impronta de lo sensitivo está ya en un código genético materializado en una disposición espacial, en otras palabras, en una situación de partes que sólo debe provenir de una forma ya sensitiva, y no sólo vegetativa. Esta forma sensitiva en el caso del hombre es también intelectiva, porque lo mismo que ocurre entre los órdenes vegetativo y sensitivo, debe ocurrir, congruentemente, entre el sensitivo y el intelectivo. Además, las disposiciones sensitivas en el hombre están ordenadas a las operaciones intelectivas y, por tanto, todo lo sensitivo en él se determina de acuerdo con lo intelectivo desde el comienzo. Aunque el embrión, al principio, sólo efectúe operaciones vegetativas, éstas están ordenadas a las sensitivas por la determinación del código genético. De igual modo que no se puede aceptar que el alma sea al principio sólo vegetativa, tampoco puede decirse con verdad que el alma es sólo sensitiva en algún momento.

Si el instante de la infusión del alma intelectiva directamente por Dios, no es el mismo en el que el hombre engendra a otro hombre, queda en entredicho la realidad de la paternidad humana, ya que entonces lo engendrado por el hombre sería sustancialmente distinto del nuevo hombre al que se llama hijo. La infusión del alma intelectiva en otro instante sería un cambio sustancial, el más rotundo de todos los cambios. El puro animal engendrado por el hombre dejaría de existir. El hombre generante se quedaría sin hijo y el generado no tendría padre.

El embrión se distingue orgánicamente de la madre por el código genético de los cromosomas y porque funcionalmente opera con independencia de ella. La madre responde a las necesidades del feto, pero éste ostenta la iniciativa en los procesos hormonales. El poder de control de la madre sobre la materia de la generación acaba en el óvulo terminado. A la madre corresponde la parte activa en el proceso que lleva a la materia de lo imperfecto a lo perfecto, dejándola a punto de recibir la última forma. Es entonces cuando "el espermatozoide activa el óvulo".(*) Basta dar al verbo «activar» todo su sentido metafísico, para entender el papel de macho y hembra en la generación de los vivientes. "En la generación humana, la madre presta la materia informe al cuerpo, que se forma por la virtud activa del semen paterno".(*)
(*) "Sexualidad". CHARLES HOUILLON. pag. 126 Omega 1974
(*) Suma Teológica II-2 q26 a10 s1

"El seno materno es respecto del semen viril como la tierra en orden a la semilla".(*) Después de la fecundación, la madre pierde la iniciativa en el control del crecimiento del embrión que va exactamente dirigido a la perfección de cada especie animal, y que, en el caso del hombre, está abierta a operaciones intelectivas efectuadas con el soporte material de la imaginación sensitiva. Para ellas no basta cualquier especie de imaginación, hace falta la humana. Por eso lo que empieza a crecer a partir del óvulo fecundado es un hombre.
(*) Suma Teológica Spl q52 a4 sc1

En resumen, el animal engendra a otro animal en el momento final de la fecundación, y, en el caso del hombre, ese es el momento en que Dios infunde el alma intelectiva. No hay primero una vida vegetativa en los animales, ni sólo vegetativa o sensitiva en los hombres.

Además de estos argumentos científicos y filosóficos, hay otros teológicos y de Magisterio eclesiástico. Enumeremos algunos:

"La norma de orar es la norma de creer",(*) y la liturgia celebra la Natividad nueve meses después de la Concepción, no sólo en el caso de Cristo sino también en el de la Santísima Virgen. "El 8 de septiembre es, en el calendario litúrgico de la Iglesia, la fiesta de la Natividad de María, precisamente nueve meses después de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, el 8 de diciembre. En la fijación de estos días, la Iglesia ha tenido en cuenta el tiempo natural de un embarazo humano".(*)
(*) JUAN PABLO II. Discurso en Liechtenstein, el 8 de septiembre de 1985.
(*) "El magisterio de la Iglesia". DENZINGER. no 139 y no 2200. Herder 1963
Véase la explicación de esta norma en el no 14 de la encíclica "Mediator Dei" de PIO XII.

No se podría hablar del misterio de la Inmaculada Concepción ni de justificación en el seno materno si lo que se concibe y desarrolla en él no fuera ya un hombre, como ocurre en el caso de la Santísima Virgen y de San Juan Bautista, por lo menos. Los misterios marianos son siempre vencedores de todos los errores y herejías.

El magisterio llama al aborto «crimen abominable»: "La vida, desde su concepción, ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables".(*)
(*) Concilio Vaticano II. Gaudium et Spes. no 51

El código de derecho canónico obliga al bautismo de los fetos sin concretar el tiempo de embarazo, condicionándolo sólo a la vida del feto, dando por cierto, por tanto, su cualidad humana.(*)
(*) Canon 747

El decreto del Santo Oficio de 4 de marzo de 1679 condena esta sentencia: "Parece probable que todo feto carece de alma racional mientras está en el útero, y que sólo empieza a tenerla cuando se le pare; y consiguientemente habrá que decir que en ningún aborto se comete homicidio".(*)
(*) DENZINGER no 1185

Y en el de 14 de diciembre de 1887 se condenan los errores de Rosmini Serbati, y concretamente este: "No repugna que el alma humana se multiplique por la generación, de modo que se concibe que pase de lo imperfecto, es decir, del grado sensitivo, a lo perfecto, es decir, al grado intelectivo".(*)
(*) DENZINGER no 1910

"Si el Estado social contemporáneo va asumiendo cada vez más sobre si esta tarea de protección y de promoción de la vida humana en forma digna del hombre, no existe duda alguna de que esta protección debe comenzar, no con el nacimiento o con la mayoría de edad de la persona humana, sino desde la concepción, por ser el comienzo de un solo y unívoco proceso vital que se termina con el nacimiento de un nuevo ser humano".(*)
(*) PAULO VI. Discurso al XXIII Congreso Nacional de la Unión de Juristas Católicos Italianos. 9 de diciembre de 1972.

Dice Juan Pablo II:

"La familia está situada en el centro mismo del bien común en sus varias dimensiones, precisamente porque en ella es concebido y nace el hombre. Es necesario hacer todo lo posible para que desde su momento inicial, desde su concepción, este ser humano sea querido, esperado, vivido como un valor particular, único e irrepetible".(*)
(*) JUAN PABLO II. Audiencia general 3 de enero de 1979.

"Debemos preocuparnos también por el ocaso de tantos valores fundamentales que constituyen un bien indiscutible, no sólo de la moral cristiana, sino simplemente de la moral humana, de la cultura moral, como son el respeto a la vida humana desde el momento de su concepción, el respeto al matrimonio según su naturaleza indisoluble, el respeto a la estabilidad de la familia".(*)
(*) "Dives in Misericordie". JUAN PABLO II.

"Se celebra hoy en Italia, por iniciativa de la conferencia episcopal, una jornada de sensibilización hacia el valor de la vida humana, de toda vida humana. Me uno con gusto a esta intención, elevando mi plegaria al Señor por la defensa de la vida humana ya desde la concepción".(*)
(*) JUAN PABLO II. Angelus del domingo 1 de febrero de 1981.

Recordemos además que "Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente".(*)
(*) JUAN PABLO II. Discurso de la Castellana. Madrid 1982

Si Santo Tomás hubiera conocido los datos que la ciencia y la teología han aportado hasta nuestros días, no hubiera contado en el conjunto de las dificultades de su Suma Teológica aquello del papa San Leon&gml "No era de otra naturaleza la carne de Cristo que la nuestra, ni a El se la infundió el alma en otro momento que a nosotros".(*) Y tampoco habría tenido que solucionarla distinguiendo el momento según la sucesión de disposiciones, del momento según el tiempo cósmico.(*)
(*) Suma Teológica III q33 a2 d1
(*) Suma Teológica III q33 a2 s1

Los actuales embriólogos suelen estar de acuerdo en apreciar una organización de individuo humano en el embrión desde el momento de la concepción. En esta nueva hipótesis Santo Tomás diría que desde el primer momento de la concepción nos encontramos con un alma racional, infundida por Dios, y con una persona humana con todos sus derechos a la vida extrauterina, y que el aborto es un auténtico homicidio. Como decia Juan Pablo II,(*) el pensamiento de Santo Tomás "está sumamente abierto y dispuesto a un progreso ilimitado, capaz de asimilar los valores nuevos y auténticos que surjan en la historia de cualquier cultura".(*)
(*) JUAN PABLO II. Discurso a los tomistas del 4 de enero de 1986.
(*) "La antropología de Santo Tomás de cara al aborto". VICTORINO RODRIGUEZ O.P.
Revista "Iglesia Mundo", no 356 15 enero de 1988.

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