El matrimonio verdadero es una unión indisoluble.

El matrimonio verdadero es el que Dios mismo diseñó desde el principio. Todas las características del matrimonio son de origen divino. Nadie puede cambiarlas. Ya no sería matrimonio.

No solo actuó Dios en el principio sino que también actúa en cada matrimonio legítimo derramando su gracia transformadora y unificadora. El prepara las parejas y las une cuando se dan mutuamente el "si" de manera que

                                            "Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre" (Mat.19,6).

Muchas dirán: "las cosas cambian, estamos en el siglo XXI" Las cosas de los hombres cambian. Pero la verdad no cambia jamás.  El problema de base es que el mundo no conoce a Dios y por eso juzga según la mentalidad humana. Se busca lo práctico, lo que acomode a lo que deseo yo hacer.  Pero Jesus quiere enseñarnos a pensar como piensa Dios y no como piensan los hombres del mundo.  Cf Mc 8

La enseñanza de Cristo no puede cambiar porque es verdad. Si las culturas se apartan de la verdad, es la cultura la que está errada y la que lleva a la perdición. Jesús sigue siendo el Camino, la Verdad y la Vida. 




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