Santo Domingo de Silos, Abad.
Año 1073

Domingo: consagrado a Dios (de "Dominus": Dios).

Domingo de Silos es el primero de varios santos que llevan este nombre.

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Breve historia de Santo Domingo de Silos
Nació en la villa de Cañas, reino de Navarra, cerca del año 1000. Hijo de agricultores, fue pastor de ovejas por cuatro años, lo que le ayudó a despertar el gusto a la soledad y la contemplación. Los padres le permitieron ser ayudante del párroco del pueblo donde avanzó rápidamente en sus estudios. El obispo de Nájera lo ordenó a los 26 años, lo cual era considerado muy temprano en aquel tiempo.

A los treinta años de edad, después de una experiencia eremítica, ingresó en el monasterio benedictino de San Millán de la Cogolla donde continuó su formación. Estudió a Esmaragdo y el códice de San Millán. A los dos años de profeso, el abad le nombró maestro de los jóvenes que se educaban en el monasterio. Esto parece que causó envidia entre algunos monjes mayores que pusieron en tela de juicio su virtud y sus ideales. Decían: "Fácil es obedecer cuando la obediencia trae consigo honores y cuando el trabajo se ve recompensado con el cariño y el agradecimiento. Confíesele una misión más dura y entonces veremos el verdadero valor de la obediencia".

Fue nombrado prior de Santa María de Cañas, que se encontraba en estado deplorable. Allí demostró su gran habilidad en la administración, haciendo prosperar el priorato rápidamente. A finales de 1038 fue nombrado prior mayor del monasterio.

El hijo mayor del rey don Sancho gobernaba los reinos de Navarra y La Rioja. En el año 1040 el rey fue al monasterio pensando abastecerse de sus bienes. Domingo le dijo: "Puedes matar el cuerpo y a la carne hacer sufrir. Pero sobre el alma no tienes ningún poder. El evangelio me lo ha dicho, y a él debo creer – que sólo al que al infierno puede echar el ama, a ese debo temer". Ante la resistencia de Domingo el rey logró que el abad le enviase desterrado al priorato de San Cristóbal, llamado también Tres Celdas.

En 1041, Domingo va a Castilla donde el rey don Fernando le ofreció protección. Podía haber vivido en el palacio pero el santo prefirió una ermita que pertenecía al monasterio de San Millán, sirviendo en ella a la Virgen María. Ese mismo año el rey Fernando, quizás a petición del padre del Cid Campeador, propuso a Domingo como abad del monasterio de San Sebastián de Silos que estaba en grave declive y casi abandonado. La restauración, que comenzó por la Iglesia, fue espectacular.  Gracias a la vida cristiana fervorosa que allí se cultivaba, fue creciendo la comunidad y las actividades culturales y artesanas. El Monasterio de Silos llegó a ser uno de los más famosos de España.

Santo Domingo de Silos organizó ayudas para liberar a los cristianos prisioneros y esclavos de los musulmanes. Logró liberar a más de 300. Por eso lo representan acompañado de hombres con cadenas. Hacía todo lo posible por ayudar a todos pero no se dejaba engañar. Se cuenta que una noche los ladrones quisieron robarse toda la cosecha del monasterio. El santo los dejó trabajar toda la noche y a la madrugada, cuando ya estaba todo recogido en costales, mandó a sus monjes con garrotes a decirles que muchas gracias por haberlos reemplazado en recoger la cosecha y que podían irse. Pero para que no se fueran demasiado tristes les envió un desayuno como pago por el trabajo que habían hecho.

Obtuvo de Dios muchísimos milagros. Su biógrafo dice que no había enfermedad que las oraciones de este santo no lograra curar. Otro testigo de aquel tiempo afirma: "Nunca vi a un enfermo, ni a un sano, a quien no le alegrara él con su boca o con su mano".

Anunció la fecha de su propia muerte, la cual ocurrió el 20 de diciembre del 1073. Noventa y seis años después de su muerte se apareció en sueños a la mamá de Santo Domingo de Guzmán para anunciarle que tendría un hijo que sería un gran apóstol. Por eso cuando el niño nació le pusieron el nombre de Domingo. Es por ello también que muchas madres españolas se encomiendan a santo Domingo de Silos pidiendo un buen parto.

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Laudetur Jesus Christus.
Et Maria Mater ejus. Amen