Nacida el 25 de agosto de 1905 Diario de Santa Faustina completo Ofrecimiento heroico para la salvaci�n de las almas Cuando se anunci� la pronta canonizaci�n de la Beata Faustina nos llenamos de alegr�a ya que ella es una de las patronas de nuestra comunidad. Esta religiosa polaca recibi� mensajes de Jes�s sobre su Divina Misericordia. Providencialmente esta devoci�n tan necesaria para nuestros tiempos se ha propagado por el mundo entero. Es un milagro de Dios y un compatriota de Santa Faustina ha sido el gran instrumento: Juan Pablo II. La misericordia de Dios se revela en toda la historia. Ad�n y Eva, a pesar de su pecado, reciben la promesa de la redenci�n. En Sodoma, en el tiempo de Noe, ante la esclavitud en Egipto, una y otra vez, Dios busca rescatarnos aunque son pocos los que le responden. Pero la misericordia divina se manifiesta en su plenitud en Jesucristo cuyo coraz�n traspasado es fuente infinita de misericordia. En el siglo XX Jes�s visita a Santa Faustina y le muestra Su coraz�n traspasado del que emanan rayos de luz blanca (el agua del bautismo) y roja (Su Sangre) y le encomienda la misi�n de dar a conocer Su misericordia a todos los hombres. Ante la p�rdida de la fe del siglo XX, el mensaje de la misericordia se hace urgente pues es la �nica esperanza de la humanidad. Primeros a�os de Santa Faustina Santa Faustina naci� en la aldea de Glogoviec, en Swinice Varckie, Polonia, el 25 de agosto de 1905. Fue bautizada dos d�as despu�s con el nombre de Elena Kowalska, en la Iglesia de San Casimiro. Sus padres tuvieron 8 hijos (Elena es la tercera), a quienes criaron con mucha disciplina, siendo gran ejemplo de vida espiritual. A muy temprana edad, Elena fue llamada a hablar con el cielo. Una indicaci�n de este hecho fue un sue�o que ella tuvo a la edad de 5 a�os. Su madre recuerda que en esa �poca Elena dijo a su familia. �Yo estuve caminando de la mano de la Madre de Dios en un jard�n precioso�. Muchas veces, a�n antes de los siete a�os, la ni�a se despertaba durante la noche y se sentaba en la cama. Su mam� ve�a que estaba rezando, y le dec�a que regresara a dormir o terminar�a perdiendo la cabeza. �Oh, no madre�, Elena le contestaba, �mi �ngel guardi�n me debe haber despertado para rezar.� Nos dice Santa Faustina en su diario (#7): �Desde los siete a�os sent�a la suprema llamada de Dios, la gracia de la vocaci�n a la vida consagrada. A los siete a�os por primera vez o� la voz de Dios en mi alma, es decir, la invitaci�n a una vida m�s perfecta. Sin embargo, no siempre obedec� la voz de la gracia. No encontr� a nadie quien me aclarase esas cosas.� Este evento ocurri� en V�speras, durante la exposici�n del Sant�simo Sacramento. Elena ten�a aproximadamente 9 a�os cuando se prepar� para recibir los sacramentos de la Confesi�n y la Comuni�n en la Iglesia de San Casimiro. Su madre recuerda que antes de dejar la casa en el d�a de su Primera Comuni�n, Elena bes� las mano de sus padres para demostrar su pena por haberles ofendido. Desde aqu�l entonces, se confesaba todas las semanas; cada vez rogaba a sus padres perd�n, bes�ndoles las manos, siguiendo una costumbre Polaca. Esto lo hac�a a pesar de que sus hermanos y hermanas no le imitaban. Elena ayudaba en la casa con los quehaceres de la cocina, orde�ando las vacas, y cuidando de sus hermanos. Empez� a asistir al Colegio cuando ten�a 12 a�os de edad, debido a que las escuelas en Polonia estaban cerradas durante la ocupaci�n Rusa. Solo pudo completar tres trimestres, cuando en la primavera de 1919, se notific� a todos los estudiantes mayores, que salieran del colegio para dar cabida a los ni�os menores. A los 15 a�os comenz� a trabajar como empleada dom�stica y de nuevo sinti� muy fuertemente el llamado a la vocaci�n religiosa, pero al presentarle su sentido a sus padres se lo negaron. Varias veces pidi� permiso a sus padres para entrar al convento; la misma Santa relata una de estas ocasiones en el diario: �El decimoctavo a�o de mi vida, insistente pedido a mis padres el permiso para entrar en un convento; una categ�rica negativa de los padres. Despu�s de esa negativa me entregu� a las vanidades de la vida sin hacer caso alguno a la voz de la gracia, aunque mi alma en nada encontraba satisfacci�n. Las continuas llamadas de la gracia eran para m� un gran tormento, sin embargo intent� apagarlas con distracciones. Evitaba a Dios dentro de m� y con toda mi alma me inclinaba hacia las criaturas, Pero la gracia divina venci� en mi alma� (# 8). Santa Faustina se dirigi� a las puertas de la Casa Madre de la Congregaci�n de las Hermanas de Nuestra Se�ora de la Misericordia en la calle Zytnia, en Varsovia, donde la Madre general la interrog�. Madre Micaela le dijo que fuera a preguntarle al Se�or de la casa si �l la aceptaba. Santa Faustina se dirigi� a la Capilla y le pregunt� al Se�or si la aceptaba y escuch� en su coraz�n: "Yo te acepto; tu estas en mi Coraz�n". Ella se dirigi� donde la Madre General y le dijo lo que hab�a o�do, la Madre repuso, "si el Se�or te acepta yo tambi�n te acepto, esta es tu casa" (#�s 9 y 10). La pobreza de Santa Faustina fue su peor obst�culo pues necesitaba recoger dinero para el ajuar. La superiora le sugiri� que siguiera trabajando hasta completarlo. Trabaj� un a�o como dom�stica para reunir todo el dinero. Durante ese tiempo tuvo muchos retos y obst�culos, pero se mantuvo firme en su decisi�n, y durante la Octava de Corpus Christi, el 25 de julio de 1925, hizo un voto de castidad perpetua al Se�or. Relata la Santa, �Con las palabras sencillas que brotaban del coraz�n, hice a Dios el voto de castidad perpetua. A partir de aquel momento sent� una mayor intimidad con Dios, mi Esposo. En aqu�l momento hice una celdita en mi coraz�n donde siempre me encontraba con Jes�s� (#16). Postulantado El 2 de agosto de 1925, fiesta de Nuestra Se�ora de los �ngeles, entr� en la Congregaci�n como Postulante. Pocas semanas despu�s de haber entrado tuvo la tentaci�n de irse del convento. Fue en busca de la Madre Superiora y al no encontrarla se fue a su celda. Estando en su cuarto tuvo una visi�n de Jes�s, con su rostro destrozado y cubierto de llagas. Ella le pregunt� "�Jes�s quien te ha herido tanto?" Jes�s le contest�: "Esto es el dolor que me causar�as si te vas de este convento. Es aqu� donde te he llamado y no a otro; y tengo preparadas para ti muchas gracias." Ella comprendi� que Dios realmente la quer�a ah� y a la ma�ana siguiente confes� a su director espiritual lo que le hab�a ocurrido. �l le confirm� que realmente Dios la quer�a ah�. Como Postulante se familiariz� en sus ejercicios espirituales. Fue encargada de la cocina, de limpiar el cuarto de la Madre Barkiewez y de cuidarla durante su enfermedad. A causa de sus conflictos interiores, su gran fervor espiritual, y el cambio de vida, la salud de Santa Faustina empez� a decaer. Las superioras, alarmadas por el agotamiento que manifestaba, la enviaron a Skolimow, a la casa de descanso, en compa��a de dos hermanas. Entrada al Noviciado y profesi�n En los comienzos de 1926, fue enviada al noviciado en J�zef�w (el lugar de San Jos�) en Cracovia-Lagiewniki, para terminar su Postulantado y el 30 de abril tom� el h�bito religioso como novicia y recibi� su nombre de Sor Mar�a Faustina. Durante la ceremonia le fue revelada la magnitud de sus sufrimientos futuros y a lo que se estaba comprometiendo. Esto dur� poco, luego el Se�or la llen� de una gran consolaci�n. En este convento de Cracovia-Lagiewniki, Santa Maria Faustina hizo su noviciado, pronunci� sus primeros votos y los perpetuos, sirvi� como cocinera, jardinera y portera, y pas� los �ltimos a�os de su vida terrenal. En el transcurso de su noviciado un hecho que se conoce mucho es la historia de la escurrida de las papas. Debido a la gran debilidad que sufr�a, esta tarea se le dificultaba cada d�a mas, entonces empez� a evadirla, pero al poco tiempo se empez� a notar; la Madre Superiora no comprend�a que a pesar de su deseo, Sor Faustina no pod�a hacerlo por su poca fuerza. Un d�a, cuando hizo su examen de conciencia se quej� al Se�or de su debilidad. Escuch� estas palabras: "Desde hoy tendr�s mas facilidad, pues yo te fortalecer�". A la noche, confiada por lo que el Se�or le hab�a prometido, se apresur� a tomar la olla. La levant� con facilidad y la escurri� perfectamente. Cuando levant� la tapa para dejar salir el vapor, en vez de papas, ella vio ramos de rosas, las m�s hermosas que jam�s hubiese visto. Tratando de comprender esta visi�n escuch� estas palabras: "Yo cambi� tu trabajo tan duro en un ramillete de las m�s bellas flores, y su perfume sube a Mi Trono". Despu�s de esto ella buscaba como hacer este trabajo diariamente aun cuando no le tocaba, porque comprendi� que le agradaba al Se�or. Para quien la observara desde fuera nada hubiera delatado su extraordinaria y rica vida m�stica. Cumpl�a sus deberes con fervor, observaba fielmente todas las reglas del convento, era recogida y piadosa, pero a la vez natural, y alegre, llena de amor ben�volo y desinteresado al pr�jimo. Sus hermanas recuerdan que Santa Faustina fue una grata compa��a durante el noviciado y su conducta al orar provocaba en las otras novicias una gran reverencia a la Majestad de Dios. Toda su vida se concentraba en caminar con constancia hacia la cada vez m�s plena uni�n con Dios y en una abnegada colaboraci�n con Jes�s en la obra de la salvaci�n de las almas. �Jes�s m�o - confeso en el diario � T� sabes que desde los a�os m�s tempranos deseaba ser una gran santa, es decir, deseaba amarte con un amor tan grande como ning�n alma Te am� hasta ahora� (# 1372). Durante su vida logr� un alto grado de uni�n de su alma con Dios, pero tambi�n tuvo que esforzarse y luchar en duros combates en el camino hacia la perfecci�n cristiana. El Se�or la colm� de muchas gracias extraordinarias: los dones de contemplaci�n y de profundo conocimiento del misterio de la Divina Misericordia, visiones, revelaciones, estigmas ocultos, los dones de profec�a, de leer en las almas humanas, y desposorios m�sticos. Colmada de tantas gracias, escribi�: �Ni las gracias ni las revelaciones, ni los �xtasis, ni ning�n otro don concedido al alma la hacen perfecta, sino la comuni�n interior del alma con Dios... Mi santidad y perfecci�n consisten en una estrecha uni�n de mi voluntad con la voluntad de Dios." (# 1107). La Noche oscura del Alma Santa Faustina sufri� la mayor parte de su noviciado constantes combates interiores. No pod�a meditar ni sentir la presencia de Dios. Sufri� fuertes tormentos y tentaciones, a�n estando en la capilla. En mas de una ocasi�n, estando en la Santa Misa, sinti� que blasfemaba contra Dios, no sent�a contento con nada. Hasta las verdades mas simples sobre la fe le eran dif�cil de comprender. Durante todo este tiempo Santa Faustina no estuvo sola, tuvo la ayuda de su Maestra de Novicias, Sor Joseph Brzoza quien ve�a en ella grandes gracias venidas de Dios. Aunque Santa Faustina se sent�a en ese momento totalmente abandonada por Dios, Sor Joseph le dec�a: "sepa querida hermana que Dios quiere tenerla bien cerca de El en el Cielo. Tenga gran confianza en Jes�s." Alma V�ctima Durante su tercer a�o de noviciado le fue revelado lo que era ser Alma V�ctima. Anota ella en su diario: "El sufrir es una gracia grande; a trav�s del sufrimiento el alma se hace como la del Salvador; en el sufrimiento el amor se cristaliza, mientras m�s grande el sufrimiento m�s puro el amor". (57) Sor Faustina se ofreci� como v�ctima por los pecadores y con este prop�sito experiment� diversos sufrimientos para salvar las almas a trav�s de ellos. Durante una hora particular de adoraci�n, Dios le revel� a Santa Faustina todo lo que ella tendr�a que sufrir: falsas acusaciones, la p�rdida del buen nombre, y mucho m�s. Cuando la visi�n termin�, un sudor fr�o ba�� su frente. Jes�s le hizo saber que a�n cuando ella no diere su consentimiento a esto, ella se salvar�a y El no disminuir�a Sus gracias y seguir�a manteniendo una relaci�n �ntima con ella. La generosidad de Dios no disminuir�a para nada. Consciente de que todo el misterio depend�a de ella, consinti� libremente al sacrificio en completo uso de sus facultades. Luego escribi� lo siguiente en su diario: �De repente, cuando hab�a consentido a hacer el sacrificio con todo mi coraz�n y todo mi entendimiento; la presencia de Dios me cubri�, me parec�a que me mor�a de amor a la vista de su mirada.� Durante la Cuaresma de ese mismo a�o, 1933, experiment� en su propio cuerpo y coraz�n la Pasi�n del Se�or, recibiendo invisiblemente las estigmas. �nicamente su confesor lo conoci�. Ella lo narra as�: "Un d�a durante la oraci�n, vi una gran luz y de esta luz sal�an rayos que me envolv�an completamente. De pronto sent� un dolor muy agudo en mis manos, en mis pies, y en mi costado, y sent� el dolor de la corona de espinas, pero esto fue s�lo por un tiempo bien corto." Tiempo m�s tarde, cuando Santa Faustina se enferm� de Tuberculosis, experiment� nuevamente los sufrimientos de la Pasi�n del Se�or repiti�ndose todos los Viernes y algunas veces cuando se encontraba con un alma que no estaba en estado de gracia. Aunque esto no era muy frecuente; los sufrimientos eran dolorosos y de corta duraci�n, no los hubiera soportado sin una gracia especial de Dios. Visi�n del Purgatorio Mientras estaba en Skolimow, casi al final de su Postulantado, Santa Faustina le pregunt� al Se�or por qui�n mas deb�a orar y la noche siguiente tuvo esta visi�n. "Esa noche vi a mi �ngel de la Guarda, quien me pidi� que lo siguiera. En un momento me vi en un lugar lleno de fuego y de almas sufrientes. Estaban orando fervientemente por si mismas pero no era v�lido, solamente nosotras podemos ayudarlas. Las llamas que las quemaban no pod�an tocarme. Mi �ngel de la guarda no me dej� sola ni un momento. Yo pregunt� a las almas que es lo que mas las hac�a sufrir. Ellas me contestaron que era el sentirse abandonadas por Dios...Vi a Nuestra Se�ora visitando a las almas del Purgatorio, la llamaban Estrella del Mar. Luego mi �ngel guardi�n me pidi� que regres�ramos, al salir de esta prisi�n de sufrimiento, escuch� la voz interior del Se�or que dec�a: �Mi Misericordia no quiere esto, pero lo pide mi Justicia�". Visi�n del Infierno Durante un retiro de ocho d�as en octubre de 1936, se le mostr� a Sor Faustina el abismo del infierno con sus varios tormentos, y por pedido de Jes�s ella dej� una descripci�n de lo que se le permiti� ver: "Hoy d�a fui llevada por un �ngel al abismo del infierno. Es un sitio de gran tormento. �Cu�n terriblemente grande y, extenso es!. Las clases de torturas que vi: Existen cavernas y fosas de tortura donde cada forma de agon�a difiere de la otra. Yo hubiera fallecido a cada vista de las torturas si la Omnipotencia de Dios no me hubiera sostenido. Estoy escribiendo esto por orden de Dios, para que ninguna alma encuentre una excusa diciendo que no existe el infierno, o que nadie a estado ah� y por lo tanto, nadie puede describirlo." El Se�or fue preparando de esta forma el coraz�n de Santa Faustina para que por medio de su intercesi�n se salvaran muchas almas. Visi�n del Cielo El 27 de noviembre de 1936, cuando la debilidad la llev� a la cama, escribi� la siguiente visi�n del cielo: "Hoy d�a, estuve en el cielo en esp�ritu, y vi sus bellezas incomparables y la felicidad que nos espera para despu�s de la muerte. C�mo todas las criaturas alaban y dan gracias a Dios sin cesar...Esta fuente de felicidad es invariable en su esencia, pero es siempre nueva, derramando felicidad para todas las criaturas. Dios me ha hecho entender que hay una cosa de un valor infinito a Sus ojos, y eso es, el amor a Dios; amor, amor y nuevamente amor, y nada puede compararse a un solo acto de amor a Dios. Dios en su gran majestad, es adorado por los esp�ritus celestiales, de acuerdo a sus grados de gracias y jerarqu�as en que son divididas, no me caus� temor ni susto; mi alma estaba llena de paz y amor; y mientras m�s conozco la grandeza de Dios, m�s me alegro de que El sea El que es. Me regocijo inmensamente en Su grandeza y me alegro de que soy tan peque�a, ya que siendo tan peque�a, El me carga en Sus brazos y me aprieta a Su coraz�n" (777-780). Los siguientes a�os fueron un entrenamiento del Se�or. Ella no sab�a lo que Dios estaba haciendo en ella, pero su respuesta era firme e invariable: si Se�or, haz en mi tu voluntad. Algo que ella si ve�a en todo esto era que el Se�or quer�a su obediencia. Santa Faustina siempre mantuvo una fuerte relaci�n con Dios, sin saber de antemano el camino que Dios trazaba para ella. La Devoci�n a la Divina Misericordia seg�n las revelaciones de Jes�s a Sta. Faustina >>> Sus �ltimos D�as En los �ltimos a�os de su vida aumentaron los sufrimiento interiores, la llamada noche pasiva del esp�ritu y las dolencias del cuerpo: se desarroll� la tuberculosis que atac� sus pulmones y sistema digestivo. A causa de ello dos veces fue internada en el hospital de Pradnik en Cracovia, por varios meses. Extenuada f�sicamente por completo, pero plenamente adulta de esp�ritu y unida m�sticamente con Dios, falleci� en olor de santidad, el 5 de octubre de 1938, a los 33 a�os, de los cuales 13 fueron vividos en el convento. Su funeral tuvo lugar dos d�as mas tarde, en la Fiesta de Nuestra Se�ora del Rosario que aquel a�o fue primer viernes de mes. Su cuerpo fue sepultado en el cementerio de la Comunidad en Cracovia � Lagievniki, y luego, durante el proceso informativo en 1966, fue trasladado a la capilla. La Historia Subsiguiente En el a�o 1935, Santa Faustina le escribi� a su director espiritual: "Llegar� un momento en que esta obra que Dios tanto recomienda parecer� como [si fuera] en ruina completa, y entonces, la acci�n de Dios seguir� con gran poder, que dar� testimonio de la verdad. Ella [la obra] ser� un nuevo esplendor para la Iglesia, aunque haya reposado en Ella desde hace mucho tiempo" (Diario 378). De hecho, esto s� sucedi�. El 6 de marzo de 1959, la Santa Sede, por informaci�n err�nea que le fue presentada, prohibi� "la divulgaci�n de imagines y escritos que propagan la devoci�n a La Misericordia Divina en la manera propuesta por Santa Faustina". Como resultado, pasaron casi veinte a�os de silencio total. Entonces, el 15 de abril de 1978, la Santa Sede, tras un examen cuidadoso de algunos de los documentos originales previamente indisponibles, cambi� totalmente su decisi�n y de nuevo permiti� la pr�ctica de La Devoci�n. El hombre primariamente responsable por la revocaci�n de esta decisi�n fue el Cardenal Karol Wojtyla, el Arzobispo de Cracovia, di�cesis en la que naci� Santa Faustina. El 16 de octubre de 1978, el mismo Cardenal Wojtyla fue elevado a la Sede de San Pedro bajo el t�tulo de "Papa Juan Pablo II". El 7 de marzo de 1992, se declararon "heroicas" las virtudes de Sor Faustina; el 21 de diciembre de 1992, una curaci�n por medio de su intercesi�n fue declarada "milagrosa"; y el 18 de abril de 1993, el Papa Juan Pablo II tuvo el honor de declarar a la Venerable Sierva de Dios, Sor Faustina Kowalska, "Beata". En 1997 el Papa Juan Pablo II hizo una peregrinaci�n a la tumba de la Beata Faustina en Polonia, le llam� "Gran ap�stol de la Misericordia en nuestros d�as". El Papa dijo en su tumba "El mensaje de la Divina Misericordia siempre ha estado cerca de mi como algo muy querido..., en cierto sentido forma una imagen de mi Pontificado." El 10 de marzo del 2000, se anunci� la fecha para la canonizaci�n despu�s de ser aceptado el segundo milagro obtenido por su intercesi�n. El milagro fue la curaci�n del Padre Pytel de una condici�n cong�nita del coraz�n, despu�s de las oraciones hechas por miembros de la congregaci�n de su parroquia el d�a del aniversario de la muerte de Santa Faustina, en Octubre 5 de 1995. La Secretaria de la Misericordia de Dios fue elevada a los altares por el Santo Padre el 30 de abril del a�o 2000, el Domingo de la Divina Misericordia. Es la primera santa que fue canonizada en el a�o jubilar 2000 y en el milenio. La biograf�a de Santa Faustina nos narra que el Se�or le recordaba frecuentemente Su deseo de que se estableciera la Fiesta de la Divina Misericordia. Ella ofreci� una novena por esta intenci�n y el 23 de marzo de 1937, martes de Semana Santa, el s�ptimo d�a de la novena Santa Faustina tuvo la siguiente visi�n: �De pronto la presencia de Dios me invadi� e inmediatamente me vi en Roma, en la capilla del Santo Padre y al mismo tiempo estaba en nuestra capilla...Yo tom� parte en la solemne celebraci�n, simult�neamente aqu� y en Roma...Vi al Se�or Jes�s en nuestra capilla, expuesto en el Sacramento de la Eucarist�a en el altar mayor. La capilla estaba adornada como para una fiesta, y ese d�a todo el que quisiera, pod�a entrar. La multitud era tan grande que la vista no pod�a alcanzarla toda. Todos estaban participando en las celebraciones con gran j�bilo, y muchos de ellos obtuvieron lo que deseaban. La misma celebraci�n tuvo lugar en Roma, en una hermosa Iglesia, y el Santo Padre, con todo el clero, estaban celebrando esta Fiesta, y entonces s�bitamente yo vi a San Pedro, que estaba de pie entre el altar y el Santo Padre...Entonces de repente vi como los dos rayos, como est�n pintados en la imagen, brotaron de la hostia y se extendieron sobre todo el mundo. Esto dur� s�lo un momento, pero pareci� como si hubiese durado todo el d�a, y nuestra capilla estuvo repleta todo el d�a, y todo el d�a abund� en j�bilo. Luego, vi en nuestro altar, al Se�or Jes�s vivo, tal como luce en la imagen. Luego, en un instante me encontr� de pie cerca de Jes�s, y me par� en el altar junto al Se�or Jes�s, y mi esp�ritu estuvo lleno de una felicidad tan grande...Jes�s se inclin� hacia m� y dijo con gran bondad, ��Cu�l es tu deseo Hija m�a� Y yo contest�, �Deseo que toda adoraci�n y gloria sean dadas a Tu Misericordia�. �Yo ya estoy recibiendo adoraci�n y gloria por la congregaci�n y la celebraci�n de esta Fiesta: �Qu� m�s deseas?� Entonces yo mir� a la inmensa multitud que adoraba la Divina Misericordia y le dije a Jes�s, �Jes�s, bendice a todos aquellos que est�n reunidos para darte gloria y venerar Tu infinita misericordia�. Jes�s hizo la se�al de la cruz con su mano y esta bendici�n fue reflejada en las almas como un rayo de luz� (1044-1049). Muchos ven esta visi�n en respecto a la canonizaci�n de Santa Faustina. Jes�s le mostraba a su ap�stol los frutos de su trabajo y sufrimientos. Al final de la Canonizaci�n de Santa Maria Faustina el Santo Padre declar� el segundo domingo de Pascua como el �Domingo de la Misericordia Divina�, estableciendo la Fiesta de la Divina Misericordia que Jes�s tanto ped�a a Santa Faustina. El Santo Padre dijo: �En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibir� el nombre de Domingo de la Divina Misericordia. Una invitaci�n perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los a�os venideros�. Y despu�s de su visita a Polonia en junio del 2002, �para hacer que los fieles vivan con intensa piedad esta celebraci�n, el mismo Sumo Pont�fice ha establecido que el citado domingo se enriquezca con la indulgencia plenaria para que los fieles reciban con m�s abundancia el don de la consolaci�n del Esp�ritu Santo, y cultiven as� una creciente caridad hacia Dios y hacia el pr�jimo, y, una vez obtenido de Dios el perd�n de sus pecados, ellos a su vez perdonen generosamente a sus hermanos.� Santa Faustina fue canonizada el 30 de abril del 2000, siendo la primera canonizaci�n del a�o jubilar. Homil�a del Papa en la canonizaci�n Del Diario de Santa Faustina En el momento en que el obispo me puso el anillo, Dios penetr� todo mi ser...Desde los votos perpetuos mi relaci�n con Dios se hizo mas estrecha que nunca. Siento que amo a Dios y siento tambi�n que El me ama. Mi alma, habiendo conocido a Dios, no sabr�a vivir sin El. -Diario 254 Oh Jes�s m�o, Tu sabes que desde los a�os mas tempranos deseaba ser una gran santa, es decir, deseaba amarte con un amor tan grande como ninguna alma Te am� hasta ahora -Diario 1372 Ni gracias, ni revelaciones, ni �xtasis, ni ning�n otro don concedido al alma la hace perfecta, sino la comuni�n interior de mi alma con Dios. Estos dones son solamente un adorno del alma, pero no constituyen ni la sustancia ni la perfecci�n. -Diario 1107 Oh Jes�s m�o, cada uno de Tus santos refleja en si una de Tus virtudes, yo deseo reflejar Tu Coraz�n compasivo y lleno de misericordia. Que Tu misericordia, oh Jes�s, quede impresa sobre mi coraz�n y mi alma como un sello y �ste ser� mi signo distintivo en esta vida y en la otra. -Diario 1242 �No Te olvidar�, pobre tierra! aunque siento que me sumergir� inmediatamente toda en Dios, como un oc�ano de felicidad, eso no me impedir� volver a la tierra y dar �nimo a las almas e invitarlas a confiar en la Divina Misericordia. Al contrario, esa inmersi�n en Dios me dar� unas posibilidades ilimitadas de obrar. -Diario 1582 CRONOLOG�A DE LA VIDA DE SANTA MAR�A FAUSTINA KOWALSKA 25 de agosto de 1905 - Sor Faustina nace en la aldea de Glogowiec (actualmente la provincia de Konin). Bibliograf�a: Santa Faustina; Diario. Michalenko, Hna.Sophia. Biograf�a de Sor Faustina. Libreria Espiritual. Quito, Ecuador. 1987. Kowalska, Sor M. Faustina. Diario: La Divina Misericordia en mi alma. Padres Marianos Stockbridge, Mass. 1996. La Devoci�n a La Misericordia Divina. Marian Helpers, Stockbridge, Mass. 1993.
Laudetur Jesus Christus. |