Torres Gemelas de NY Instantes después de estrellarse el segundo avión, 11,9,01 Foto: Mark Phillips, AP
Detalle de la foto:
Aparece un rostro siniestro AP (agencia secular de noticias) asegura que esta no fue retocada |
El terror del 11 de septiembre, 2001
Padre Jordi Rivero
Vea con cuidado las dos fotos a la izquierda.
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El ataque contra las torres gemelas de NY no es solo un ataque contra los Estados Unidos sino contra la humanidad. Las torres gemelas eran un microcosmo del mundo, conocidas por la gran diversidad de nacionalidades que por allí transitaban. ¡80 países perdieron ciudadanos en el ataque! Murieron miembros de todas las principales religiones, incluso muchos musulmanes. También murieron en los atentados terroristas dos sacerdotes, uno asistiendo a los moribundos en las torres y otro como pasajero en uno de los aviones.
Nunca se puede justificar la matanza de inocentes. Es por eso que el terrorismo es intrínsicamente perverso, sea quien sea el que lo cometa. Juan Pablo II, conmovido, calificó los actos del terrorismo como "diabólicos".
El Terrorismo en la batalla espiritual
El terrorismo es parte de la batalla que el Papa ha descrito como una lucha entre la civilización del amor y la vida vs. la civilización del odio y la muerte. Cada vez que se desprecia la vida humana, sea quien sea el que la desprecie, se fomenta la civilización de la muerte. Cuando se respeta la vida humana se está fomentando la civilización de la vida.
Los signos de los tiempos
Debemos saber interpretar los signos de los tiempos. ¿Como interpretar un ataque terrorista de la magnitud del ocurrido el 11 de septiembre?. Como cristianos, tenemos obligación de interpretar los signos de los tiempos a la luz de Cristo y, en El, responder responsablemente.
Satanás sabe que le queda poco porque Cristo ya triunfó en la cruz. Por eso quiere hacer todo el daño que pueda antes de ser arrojado al infierno al final del tiempo. Nada causa mas daño que fomentar el odio.
En el vicario de Cristo encontramos la clave:
El 12 de septiembre, día después del acto terrorista, fue la primera vez en la historia de las audiencias semanales papales que este ha dedicado su catequesis no a un tema religioso sino enteramente al ataque terrorista. Estudiemos su mensaje:
CIUDAD DEL VATICANO, 12 septiembre 2001 ( www.ZENIT.org ).
- Dolor, pocas palabras y largos minutos de silencio... En sus 23 años de pontificado, Juan Pablo II nunca había presidido una audiencia general como la de este miércoles, en la que quiso recordar a los muertos y heridos de los atentados contra Nueva York y Washington del martes pasado.
Con voz conmocionada, el pontífice utilizó palabras durísimas ante los más de quince mil peregrinos: «Ayer fue un día oscuro en la historia de la humanidad, una terrible afrenta contra la dignidad del hombre».
El mismo pontífice pidió a los presentes que evitaran los aplausos. Se le veía perturbado y así lo confesó: «Nada más recibir la noticia, seguí con participación intensa el desarrollo de la situación, elevando al Señor mi intensa oración».
«¿Cómo pueden verificarse episodios de tan salvaje crueldad?», se preguntó.
«El corazón del hombre es un abismo del que emergen en ocasiones designios de inaudita ferocidad --respondió--, capaces en un momento de trastornar la vida serena y laboriosa de un pueblo».
«Pero la fe nos sale al paso en estos momentos en los que todo comentario parece inadecuado. La palabra de Cristo es la única que puede dar respuesta a los interrogantes que desasosiegan nuestro espíritu».
Por eso, continuó diciendo, «aunque la fuerza de las tinieblas parezca prevalecer, el creyente sabe que el mal y la muerte no tienen la última palabra. Aquí encuentra su fundamento la esperanza cristiana; aquí se alimenta, en este momento, nuestra confianza orante».
El Papa seguidamente llamó a la oración por las víctimas del atentado, por los heridos y por sus familiares y por los líderes del mundo.
«Por aquellos que lloran la pérdida violenta de parientes y amigos para que en esta hora de sufrimiento no se dejen poseer por el dolor, por la desesperación y la venganza, sino que más bien sigan manteniendo la fe en la victoria del bien sobre el mal, de la vida sobre la muerte, y se comprometan en la construcción de un mundo mejor».