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enero 13, 2025

El misterio de Cristo en nosotros y en la Iglesia
San Juan Eudes
Tratado sobre el reino de Jes煤s. Parte 3, 4

Debemos continuar y completar en nosotros los estados y misterios de la vida de Cristo, y suplicarle con frecuencia que los consume v complete en nosotros y en toda su Iglesia.

Porque los misterios de Jes煤s no han llegado todav铆a a su total perfecci贸n y plenitud. Han llegado, ciertamente, a su perfecci贸n y plenitud en la persona de Jes煤s, pero no en nosotros, que somos sus miembros, ni en su Iglesia, que es su cuerpo m铆stico. El Hijo de Dios quiere comunicar y extender en cierto modo y continuar sus misterios en nosotros y en toda su Iglesia, ya sea mediante las gracias que ha determinado otorgarnos, ya mediante los efectos que quiere producir en nosotros a trav茅s de estos misterios. En este sentido, quiere completarlos en nosotros.

Por esto, san Pablo dice que Cristo halla su plenitud en la Iglesia y que todos nosotros contribuimos a su edificaci贸n y a la medida de Cristo en su plenitud, es decir, a aquella edad m铆stica que 茅l tiene en su cuerpo m铆stico, y que no llegar谩 a su plenitud hasta el d铆a del juicio. El mismo ap贸stol dice, en otro lugar, que 茅l completa en su carne los dolores de Cristo.

De este modo, el Hijo de Dios ha determinado consumar y completar en nosotros todos los estados y misterios de su vida. Quiere llevar a t茅rmino en nosotros los misterios de su encarnaci贸n, de su nacimiento, de su vida oculta, form谩ndose en nosotros y volviendo a nacer en nuestras almas por los santos sacramentos del bautismo y de la sagrada eucarist铆a, y haciendo que llevemos una vida espiritual e interior, escondida con 茅l en Dios.

Quiere completar en nosotros el misterio de su pasi贸n, muerte y resurrecci贸n, haciendo que suframos, muramos y resucitemos con 茅l y en 茅l. Finalmente, completar谩 en nosotros su estado de vida gloriosa e inmortal, cuando haga que vivamos, con 茅l y en 茅l, una vida gloriosa y eterna en el cielo. Del mismo modo, quiere consumar y completar los dem谩s estados y misterios de su vida en nosotros y en su Iglesia, haciendo que nosotros los compartamos y participemos de ellos, y que en nosotros sean continuados y prolongados.

Seg煤n esto, los misterios de Cristo no estar谩n completos hasta el final de aquel tiempo que 茅l ha destinado para la plena realizaci贸n de sus misterios en nosotros y en la Iglesia, es decir, hasta el fin del mundo.




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