Habla Juan Pablo II sobre La Salette: "En este lugar, María, la madre siempre amorosa, mostró su dolor por el mal moral causado por la humanidad. Sus lágrimas nos ayudan a entender la gravedad del pecado y del rechazo a Dios, mientras que manifiestan al mismo tiempo la apasionante fidelidad que su Hijo mantiene para con cada persona, aunque su amor redentivo está marcado con las heridas de la traición y abandono de los hombres. 
 La Virgen nos lleva al gozo de la reconciliación con su Hijo y a la hermandad
Continuación de la peregrinación a La Salette
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