Conferencias Episcopales
Comentarios del Cardenal Ratzinger sobre la carta apost�lica "Apostolos Suos" sobre la naturaleza teol�gica y jur�dica de las conferencias episcopales. 23 julio 98. Extracto tomado de Zenit.
-"La Verdad no se decide por la mayor�a"
-"Las conferencias episcopales con sus organismo auxiliares existen para ayudar a los obispos, no para sustituirles".
-"con la publicaci�n de la carta el Santo Padre pretende responder a la segunda asamblea extraordinaria del S�nodo de los Obispos de 1985 en la que se pidi� precisar la naturaleza teol�gica y jur�dica de las conferencias episcopales, en especial su autoridad doctrinal, dejando claro que en su modo de proceder han de servir a la unidad de la Iglesia, en el respeto de las responsabilidades inalienables de cada obispo para con la Iglesia universal y su Iglesia particular".
-"las conferencias episcopales se han consolidado a partir y gracias al Concilio Vaticano II hace ya m�s de treinta a�os".
Por lo que se refiere a las l�neas doctrinales, el cardenal Ratzinger declar� que "las Conferencias Episcopales no alteran la relaci�n de cada uno de los obispos con las respectivas Iglesias particulares y con el colegio episcopal. No son un sujeto colegial del gobierno de las Iglesias particulares ni la instancia intermedia entre los diferentes obispos y todo el colegio episcopal". O con palabras m�s claras: "Las conferencias episcopales con sus organismos auxiliares existen para ayudar a los obispos, no para sustituirles". Por tanto, el purpurado b�varo dedujo que "las conferencias episcopales no son realidades sustitutivas o paralelas del ministerio del cada obispo, no constituyen de por s� una instancia doctrinal vinculante y superior a la autoridad de cada obispo".
Novedades
Ratzinger pas� despu�s a ilustrar la aut�ntica novedad contenida en la carta apost�lica en forma de "motu proprio" del obispo de roma. "Cuando las declaraciones doctrinales emanadas por una conferencia son aprobadas un�nimemente por los obispos, pueden ser publicadas en nombre de la conferencia misma y los fieles est�n obligados a adherir con religioso asentimiento de �nimo a ese magisterio aut�ntico de los propios obispos, que debe estar siempre en comuni�n con el magisterio del jefe del colegio episcopal, el romano pont�fice –explic� el prefecto de la Congregaci�n para la Doctrina de la Fe–. Sin embargo, cuando no se da esta unanimidad, la simple mayor�a cualificada de los obispos de una conferencia no puede publicar la declaraci�n como magisterio aut�ntico de la misma, y por tanto, no vincula la adhesi�n de todos los fieles del territorio. Para que as� sea, se requiere que dicho documento aprobado con la simple mayor�a cualificada obtenga el reconocimiento ("recognitio") de la Sede Apost�lica".
El documento del Papa evita de este modo situaciones que podr�an ser muy inc�modas para un obispo, que se ver�a obligado a aplicar y profesar orientaciones que no comparte dictadas por la conferencia episcopal. "Desde el punto de vista teol�gico, la conferencia es una estructura de mediaci�n entre cada obispo y el colegio episcopal 'con Pedro y bajo Pedro' ('cum Petro et sub Petro') –continu� aclarando el cardenal–. El obispo est� ligado al colegio en virtud de su ordenaci�n y no a trav�s de la conferencia episcopal".
Discusi�n
Ante las objeciones de quienes consideran que el requisito de la unanimidad en el trabajo de las conferencias episcopales podr�a convertirse en un l�mite a la libertad y a la creatividad de las conferencias episcopales, el cardenal Ratzinger explic� que "el respeto de las minor�as forma parte de la tradici�n del aut�ntico humanismo. Con frecuencia, las mayor�as dan voz a grupos de poder y no representan a las minor�as que, sin embargo, son muy importantes, especialmente en el caso de las conferencias episcopales. Queremos recordar el hecho de que en numerosas ocasiones a lo largo de la historia los grandes esp�ritus han llevado adelante la llama de la verdad y del progreso contra corrientes dominantes y que precisamente la voz del individuo tiene su propio peso. Aqu� no estamos hablando de problemas pr�cticos disciplinares sobre los que tiene que decidir una mayor�a; hablamos de problemas de doctrina, es decir, de la verdad, y humanamente hablando el principio de la mayor�a termina all� donde comienza el problema de la verdad. Sobre la verdad no se decide por mayor�a, sino con inteligencia y sabidur�a".
Se pidi� a los prelados que presentaron el texto a la opini�n p�blica que ilustraran con alg�n ejemplo los casos en los que las conferencias episcopales se ven llamadas a realizar intervenciones en cuestiones doctrinales. Monse�or Tarcisio Bertone, secretario de la Congregaci�n para la Doctrina de la Fe, explic� que "los casos sobre los que hoy d�a se pronuncian doctrinalmente las conferencias episcopales se refieren sobre todo al campo de la moral. Basta pensar en la bio�tica. Este es el �mbito en el que hoy se pide la intervenci�n doctrinal de la conferencia episcopal de las Iglesias locales y de la Congregaci�n para la Doctrina de la Fe".
Laudetur Jesus Christus.
Et Maria Mater ejus. Amen
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