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Lecturas de la liturgia de las horas, cuarto viernes de cuaresma

enero 13, 2025


TIEMPO DE CUARESMA
Lecturas de la liturgia de las horas

Cuarto Viernes de Cuaresma

PRIMERA LECTURA
Del libro de los Números 14, 1-25
Murmuración del pueblo e intercesión de Moisés

SEGUNDA LECTURA
De las Cartas pascuales de San Atanasio, Obispo
(Carta 5, 1-2:  PG 26, 1379-1380)

La celebración de la Pascua junta en una misma fe
a los que se encuentran corporalmente separados

Vemos hermanos míos, cómo vamos pasando de una fiesta a otra, de una solemnidad a otra.  Ahora ha llegado aquel tiempo en que todo vuelve a comenzar, a saber, el anuncio de la Pascua venerable, en la que el Señor fue inmolado.  Nosotros nos alimentamos, como de un manjar de vida, y deleitamos siempre nuestra alma con la sangre preciosa de Cristo, como de una fuente; y, con todo, siempre estamos sedientos de esa sangre, siempre sentimos un ardiente deseo de recibirla.  Pero nuestro Salvador, está siempre a disposición de los sedientos y, por su benignidad, atrae a la celebración del gran día a los que tienen sus entrañas sedientas, según aquellas palabras suyas:  El que tenga sed, que venga a mí y que beba.

No sólo podemos siempre acercarnos a saciar nuestra sed, sino que además, siempre que lo pedimos, se nos concede acceso al Salvador.  El fruto espiritual de esta fiesta no queda limitado a un tiempo determinado, ni conoce el ocaso su radiante esplendor, sino que está siempre a punto para iluminar las mentes que así lo desean.  Goza de una virtualidad in-interrumpida para con aquellos cuya mente está iluminada y que día y noche están atentos al libro sagrado, como aquel hombre a quien el salmo proclama dichoso, cuando dice:  Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. Ahora bien, el mismo Dios, amados hermanos, que la principio instituyó para nosotros esta fiesta, nos ha concedido poderla celebrar cada año; y el que entregó a su Hijo a la muerte por nuestra salvación nos otorga, por el mismo motivo, la celebración anual de esta santa solemnidad.  Esta fiesta nos sostiene en medio de las miserias de este mundo; y ahora es cuando Dios nos comunica la alegría de la salvación, que irradia de esta fiesta, ya que en todas partes nos reúne espiritualmente a todos en una sola asamblea, haciendo que podamos orar y dar gracias todos juntos, como es de ley en esta fiesta.  Éste es el prodigio de su bondad:  que Él reúne para celebrarla a los que están lejos y junta en una misma fe a los que se encuentran corporalmente separados.

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Amor meus crucifixus est

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