Numerosos milagros de la Virgen
En 1438 se escribi� un Libro de milagros atribuidos a la Virgen del Pilar, que contribuy� al fomento de la devoci�n hasta el punto de que, el rey Fernando el cat�lico dijo: "creemos que ninguno de los cat�licos de occidente ignora que en la ciudad de Zaragoza hay un templo de admirable devoci�n sagrada y antiqu�sima, dedicado a la Sta.y Pur�sima Virgen y Madre de Dios, Sta. Mar�a del Pilar, que resplandece con innumerables y continuos milagros".
El Gran milagro del Cojo de Calanda (1640) Se trata de un hombre a quien le amputaron una pierna. Un d�a a�os mas tarde, mientras so�aba que visitaba la bas�lica de la Virgen del Pilar, la pierna volvi� a su sitio. Era la misma pierna que hab�a perdido. Miles de personas fueron testigos y en la pared derecha de la bas�lica hay un cuadro recordando este milagro.
El Papa Clemente XII se�al� la fecha del 12 de octubre para la festividad particular de la Virgen del Pilar, pero ya desde siglos antes, en todas las iglesias de Espa�a y entre los pueblos sujetos al rey cat�lico , se celebraba la dicha de haber tenido a la Madre de Dios en su regi�n, cuando todav�a viv�a en carne mortal.
Tres rasgos peculiares que caracterizan a la Virgen del Pilar y la distinguen de las otras:
1- Se trata de una venida extraordinaria de la Virgen durante su vida mortal. A diferencia de las otras apariciones la Virgen viene cuando todav�a vive en Palestina: �Con ninguna naci�n hizo cosa semejante", cantar� con raz�n la liturgia del 2 de enero, fiesta de la Venida de la Virgen.
2- La Columna o Pilar que la misma Se�ora trajo para que, sobre �l se construyera la primera capilla que, de hecho, ser�a el primer Templo Mariano de toda la Cristiandad.
3- La vinculaci�n de la tradici�n pilarista con la tradici�n jacobea (del Santuario de Santiago de Compostela). Por ello, Zaragoza y Compostela, el Pilar y Santiago, han constituido dos ejes fundamentales, en torno a los cuales ha girado durante siglos la espiritualidad de la patria espa�ola.
Simbolismo del pilar
El pilar o columna: la idea de la solidez del edificio-iglesia con la de la firmeza de la columna-confianza en la protecci�n de Mar�a.
La columna es s�mbolo del conducto que une el cielo y la tierra, "manifestaci�n de la potencia de Dios en el hombre y la potencia del hombre bajo la influencia de Dios". Es soporte de los sagrado, soporte de la vida cotidiana. Mar�a, la puerta del cielo, la escala de Jacob, ha sido la mujer escogida por Dios para venir a nuestro mundo. En ella la tierra y el cielo se han unido en Jesucristo.
Las columnas garantizan la solidez del edificio, sea arquitect�nico o social. Quebrantarlas es amenazar el edificio entero. La columna es la primera piedra del templo, que se desarrolla a su alrededor; es el eje de la construcci�n que liga entre si los diferentes niveles. Mar�a es tambi�n la primera piedra de la Iglesia, el templo de Dios; en torno a ella, lo mismo que los ap�stoles reunidos el d�a de pentecost�s, va creciendo el pueblo de Dios; la fe y la esperanza de la Virgen alientan a los cristianos en su esfuerzo por edificar el reino de Dios.
Vemos en Ex 13, 21-22, que una columna de fuego por la noche acompa�aba al pueblo de Israel peregrino en el desierto, dirigiendo su itinerario.
En la Virgen del Pilar el pueblo ve simbolizada "la presencia de Dios, una presencia activa que, gu�a al pueblo de elegido a trav�s de las emboscadas de la ruta".
Liturgia Eucar�stica del Pilar:
Los textos utilizados son: en la primera lectura, 1 Cr�nicas 15, donde se recuerda a la Virgen simbolizada por el arca de la alianza, la presencia de Dios en medio de su pueblo, a trav�s de Mar�a, lo cual es gozo para la Iglesia. La segunda lectura (He 1, 12-14) y el evangelio (Lc. 11, 272-28) nos hablan tambi�n de la presencia de la Virgen en la iglesia y de las alabanzas que el pueblo le tributa. El prefacio celebra las maravillas que Dios ha realizado en Mar�a, "esperanza de los fieles y gozo de todo nuestro pueblo". Durante la oraci�n colecta se pide por intercesi�n de la Virgen "fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor", as� como en la oraci�n de las ofrendas, donde se muestra el deseo de "permanecer firmes en la fe".
Ant�fona de entrada: se piensa en la Virgen como "la columna que guiaba y sosten�a d�a y noche al pueblo en el desierto", y en el salmo responsorial se recuerda "el Se�or me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado".
En el aleluya: "afianz� mis pies sobre la roca y me puso en la boca una c�ntico nuevo".
Domina en la liturgia la idea de la presencia de Mar�a en la Iglesia y de la firmeza que su intercesi�n y su devoci�n procura al pueblo de Dios.
El d�a 12 de octubre de 1492, precisamente cuando las tres carabelas de Crist�bal Colon avistaban las desconocidas tierras de Am�rica, al otro lado del Atl�ntico, los devotos de la Virgen del Pilar cantaban alabanzas a la Madre de Dios en su santuario de Zaragoza, pues ese mismo d�a, conocido hoy como el D�a de la Raza, era ya el d�a de la Virgen del Pilar.
Continuaci�n: La bas�lica. Historia y fotos.
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B�SILICA DEL PILAR. Foto de la bas�lica con el r�o Ebro
SANTIAGO DE COMPOSTELA Tumba del Ap�stol que vio a la Virgen sobre el Pilar.
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