Templanza
Es una Virtud Cardinal y cuando el el Espíritu Santo lo perfecciona es un Fruto del Espíritu Santo.
Ver también: Pecados capitales y virtudes contrarias
Hace que frenemos las pasiones bajas. Moderación en el comer y en el beber. Vence al pecado capital de gula.
Del Catecismo
1809 La templanza es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad. La persona moderada orienta hacia el bien sus apetitos sensibles, guarda una sana discreción y no se deja arrastrar para seguir la pasión de su corazón (Si 5,2; cf 37, 27-31). La templanza es a menudo alabada en el Antiguo Testamento: No vayas detrás de tus pasiones, tus deseos refrena (Si 18, 30). En el Nuevo Testamento es llamada moderación o sobriedad. Debemos vivir con moderación, justicia y piedad en el siglo presente (Tt 2, 12). >>
Vivir bien no es otra cosa que amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todo el obrar. Quien no obedece más que a El (lo cual pertenece a la justicia), quien vela para discernir todas las cosas por miedo a dejarse sorprender por la astucia y la mentira (lo cual pertenece a la prudencia), le entrega un amor entero (por la templanza), que ninguna desgracia puede derribar (lo cual pertenece a la fortaleza). (S. Agustín, mor. eccl. 1, 25, 46).
2290. La virtud de la templanza conduce a evitar toda clase de exceso, el abuso de la comida, del alcohol, del tabaco y de las medicinas. Quienes en estado de embriaguez, o por afición inmoderada de velocidad, ponen en peligro la seguridad de los demás y la suya propia en las carreteras, en el mar o en el aire, se hacen gravemente culpables.
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