William Bouguerau, 1825-1905

 

MUERTE
Editor: Padre Jordi Rivero

En esta página:
La Muerte | Respeto a los muertos | Olor de santidad | no me consuelo |
Testimonio: experiencia después de la muerte | Encuentro con Cristo
-Sta. Faustina

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El misterio de la muerte -Vat II
Orar por los muertos: ¿Cuanto tiempo?


english2.tif (4104 bytes) Books:
-Experiencing Bereavement, by H. Alexander. Pauline Books and Media. 
-Grief, by Lorene Hanley Duquin OSV




... yo les traeré a mi monte santo y les alegraré en mi Casa de oración -
Is 56,7

Si en Cristo la vida humana es un paso “de este mundo al Padre”, la hora de la muerte es el momento en el que este paso tiene lugar de manera concreta y definitiva... No hay que tener miedo de la muerte del cuerpo, pues es un sueño del que nos despertaremos un día... La auténtica muerte, de la que hay que tener miedo, es la del alma, llamada por el Apocalipsis “segunda muerte”. Quien muere en pecado mortal, sin arrepentimiento, cerrado en el orgulloso rechazo del amor de Dios, se autoexcluye del reino de la vida». -Benedicto XVI, 5 Noviembre, 2006

Los cementerios nos recuerdan que la muerte cristiana forma parte del camino de asimilación a Dios y que desaparecerá cuando Dios será todo en todos. Si bien la separación de los afectos terrenales es ciertamente dolorosa, no debemos tener miedo de ella, porque cuando está acompañada por la oración de sufragio de la Iglesia, no puede quebrar los profundos lazos que nos unen en Cristo" -Benedicto XVI, 1 XI 2010

Santa Gianna: "¡Su supieras que diferente se juzgan las cosas a la hora de la muerte!... Que vanas parecen ciertas cosas a las que les dábamos tanta importancia en el mundo"

Cuando ha muerto un ser querido parece que también ha muerto una parte de nuestro propio ser. Sin embargo, al morir, también los que quedamos en la tierra por un tiempo comenzamos una nueva etapa con Jesús. Si le permitimos, el nos sostiene y llena de su amor mas allá de lo que hubiéramos imaginado. En vez de encerrarnos en nuestro dolor, este puede ser una vía para entregarnos a Jesús y entrar en un nuevo discipulado. Que el tiempo que nos quede en este mundo sea todo para El.

Piensen en la inmortalidad "Que todos y cada uno de los nuestros piensen más en la inmortalidad que en la muerte y se ofrezcan al Señor con fe plena y fortaleza de ánimo, con más alegría que temor por el martirio que se avecina, sabiendo que los soldados de Dios y Cristo no son destruidos, sino coronados". -San Cipriano.


El Respeto a los Muertos
Según el Catecismo de la Iglesia Católica

2299 A los moribundos se han de prestar todas las atenciones necesarias para ayudarles a vivir sus últimos momentos en la dignidad y la paz. Deben ser ayudados por la oración de sus parientes, los cuales cuidarán que los enfermos reciban a tiempo los sacramentos que preparan para el encuentro con el Dios vivo.

2300 Los cuerpos de los difuntos deben ser tratados con respeto y caridad en la fe y la esperanza de la resurrección. Enterrar a los muertos es una obra de misericordia corporal, que honra a los hijos de Dios, templos del Espíritu Santo.

2301 La autopsia de los cadáveres es moralmente admisible cuando hay razones de orden legal o de investigación científica. El don gratuito de órganos después de la muerte es legítimo y puede ser meritorio. La Iglesia permite la incineración cuando con ella no se cuestiona la fe en la resurrección del cuerpo.


"Olor de santidad"
Se dice de los que han muerto con fama de santidad. El origen de la frase está vinculado al hecho de que algunos santos exuden fragancia de perfume en vez de olor a corrupción.


DE NUESTRO CORREO

Después de la muerte de mi padre no me consuelo. No entiendo por que Dios se lo llevó. ¿Como puedo encontrar la paz?

Respuesta:
Siento mucho el dolor que estas pasando. Acabo de orar por ti y tu padre.
Es normal que sientas dolor porque amas mucho a tu padre.
Estate segura: DIOS LO AMA AUN MAS QUE TU. LO AMA INFINITAMENTE. JESUS MURIO POR EL Y POR TODOS EN LA CRUZ. Entonces, en medio de tu dolor: CONFIA EN JESUS. NO HAY QUE ENTENDERLO TODO. CONFIALO EN LAS MANOS DE DIOS.

Al mismo tiempo, acércate a Jesús. El también te ama a ti infinitamente. El quiere llenar el vacío de tu corazón con su amor. Déjale. No le resistas. El de veras te invita a una nueva etapa en tu vida en la que su presencia en ti se manifieste cada vez mas. Pon tu atención en conocer, amar y servir al Señor. Intégrate en la Iglesia. Verás como encuentras la paz y la felicidad, aunque no se te quite de pronto el dolor.

En el cuadro de arriba, derecha hay un enlace de Internet para tí. 

En los corazones de Jesús y María,
Padre Jordi Rivero



¿Los niños se convierten en ángeles en el cielo?

No. Los niños no se convierten en angelitos. Los ángeles y los seres humanos son ambos criaturas de Dios pero de diferentes naturalezas. Tampoco los ángeles se convierten en personas, aunque si vemos en la Biblia que pueden tomar apariencia humana en algunos casos en que son enviados por Dios con un mensaje importante.

Es cierto que personas con buenas intenciones suelen tratar de consolar a alguien que se le ha muerto un familiar, especialmente un niño, diciendo frases como estas: “Ahora es un ángel en el cielo”. Pero la verdad es que el alma de una persona fallecida, ya sea mayor o joven, no asume una naturaleza angelical sino que sigue siendo humana. Esto no nos debe entristecer ya que Jesús asumió la naturaleza humana y la elevó por encima de todos los ángeles y toda criatura. 

Ya Aristóteles hablaba de la unión indisoluble del elemento material (cuerpo) y el elemento espiritual (el alma).

Según el catecismo de la Iglesia Católica, el cuerpo del hombre “es precisamente cuerpo humano porque está animado por el alma espiritual” (364). La revelación cristiana confirma que después de la muerte el alma se separa del cuerpo pero ambos volverán a unirse el día de la resurrección. El cuerpo de Cristo resucitado era muy diferente al cuerpo mortal. Su cuerpo resucitado (cuerpo glorioso) no sufría de las limitaciones del cuerpo mortal, pero no obstante era su cuerpo humano. 


 


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Laudetur Jesus Christus.
Et Maria Mater ejus. Amen