Las oraciones por los muertos, al igual que todas nuestras oraciones, se dirigen a Dios, que es eterno y por tanto no está limitado por el tiempo. Para Dios no hay presente ni futuro. Por tanto, las oraciones que le dirigimos a Dios no tienen límites de tiempo.
Las oraciones por un ser querido fallecido son también oraciones de acción de gracias, alabando a Dios por su bondad y misericordia hacia esa persona, y por todo el bien hecho a través de ella durante su vida en la tierra.
Por estas razones, hacemos bien en no olvidar a nuestros seres queridos difuntos y continuar orando por ellos y por nosotros con la esperanza de reunirnos felizmente en el cielo.
La mejor oración es ofrecer por ellos la Santa Misa.